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viernes, 29 marzo, 2024
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En Zacatecas y el país la política cultural es mera simulación, asegura historiadora

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Por: ALMA RÍOS •

■ Unesco declaró a este rubro como el cuarto pilar del desarrollo, pero no se ve ni en el discurso

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■ “¿Cómo impactan recursos invertidos en artistas y gestores en la vida del ciudadano de a pie?”

En 2010 la Unesco declaró a la cultura como el cuarto pilar del desarrollo, proponiéndola para hacer sinergia, a la par de la economía, el medio ambiente y la equidad social. Pero esto, advierte María del Carmen Reyes García, “no se ve ni siquiera en el discurso”.

La traducción de esta manera de gestionar lo público, querría decir que todos los programas administrativos tendrían que estar planteados desde esos cuatro pilares y no proponerse “en sacos separados” como ocurre actualmente, de tal manera que la cultura no tiene nada que ver con la salud, la economía o la educación, apunta.

La historiadora y gestora cultural fue entrevistada por La Jornada Zacatecas para ofrecer un balance sobre la política en esta materia que se ha desarrollado en el estado los últimos 5 años de gobierno.

El tema, apuntó en principio, no puede separarse del contexto nacional, donde ya sea en el sistema de becas y estímulos, la gestión de espacios culturales, la organización de festivales o actividades artísticas, etcétera, lo que se tiene es “una política de simulación”.

Abundó al respecto, al precisar que las acciones de gobierno en materia de cultura no proceden de una  retroalimentación con la sociedad y tampoco tienen una medición de su impacto en ella que denote si producen una mejor educación, una menor violencia social o un mayor avance en la equidad de género o en el empleo, citó algunos ejemplos.

Ejemplificó también con el caso de la Universidad Autónoma de Zacatecas, de la que dijo, se está acreditando ante organismos pero no comprueba la pertinencia social de sus programas.

En este análisis, al igual que puede lanzarse la pregunta de si la docencia, la investigación o la vinculación que se realizan desde la UAZ tienen “injerencia en la sociedad”, puede interrogarse acerca de si el reciente Festival Internacional de Teatro de Calle llegó efectivamente a las colonias periféricas de la ciudad o los municipios, y qué modificación de cosas implicó esto.

Agregó al respecto, la pregunta concreta que debiera contestarse desde el ámbito gubernamental para sustentar si se ejecuta realmente una política pública en materia cultural es: “¿Cómo impactan los recursos que se invierten en los artistas, gestores o educadores en la vida del ciudadano de a pie?”

En tanto que esta interrogante no tiene hasta el momento una respuesta, propuso que la política cultural que se implementa en el país, y por tanto en el estado, “son como los llamados a misa”, se puede ir o no ir, pues no implica la búsqueda del Estado de llevarla a la población a través de sus diferentes dependencias, esto es, no existen acciones de transversalidad e interinstitucionalidad, además vinculadas con las iniciativas de la sociedad civil, ni indicadores que permitan justo, medir su impacto en otros aspectos de la vida social.

Observó como otro ejemplo, que luego de que Enrique Peña Nieto propusiera como una de las líneas del desarrollo del país al turismo cultural, aunque la atención se ha centrado en ello, se puede proponer otra pregunta para el caso de Zacatecas: “¿alguien se ha sentado a hablar de qué es eso?”.

Se está entendiendo, dijo, que el turismo cultural “es el que se hace en una ciudad patrimonio”. En este sentido no se tiene una mejor gestión de los espacios que evite su destrucción sino por el contrario se sobrecargan, como será el efecto de la reciente remodelación de Plaza de Armas.

“Tenemos ya una ciudad que se está convirtiendo en un aparador, más iluminada, con piedras más bonitas en la calle para que el turista se sienta cómodo, cuando a la par se olvida al ciudadano que vive en ella, el que paga sus impuestos aquí”.

La egresada de la Universidad de Girona, donde se especializó en Turismo cultural,  dijo que “una ciudad bien gestionada para sus habitantes terminará siendo una ciudad atractiva para los turistas”.

Y sobre la ausencia de interinstitucionalidad para abordar este tema, agregó que algo tan simple como el que la oficina de Turismo se relacione con la de Cultura, no ha sucedido. “Cada uno está tirando por su lado”, y ejerce y promueve sus proyectos de manera independiente.

Por otro lado, se entiende al éxito o el fracaso de la política cultural operativizada desde el Instituto Zacatecano de Cultura, con la medición de plazas llenas, buscando con ello un efecto inmediato, y no una planeación a largo plazo.

Plazas llenas, que acota, siempre lo estarán porque los espectáculos se ofrecen gratuitamente y a partir de recursos que han funcionado siempre.

“¿Qué es lo de los juegos artificiales? La fascinación que existe en el ser humano por mirar el cielo cuando brilla. Este recurso es aprovechado y explotado a todo lo que da, porque saben que vamos a voltear a verlo y se vuelve una situación de confort que se repite”.

Así se ha hecho durante sexenios, y el gobierno que llega lo repite otros seis, “siempre va a funcionar. Y es cuando el asunto se vuelve como ir a misa, si quieres vas porque te ofrecerán los mismo que el año pasado. Ya no hay esa interacción con la sociedad. Es como si estuvieran afirmando que la sociedad es la misma, que no cambia, cuando sabemos que cada día se transforman sus expectativas y necesidades. Pero nuestra cultura sigue siendo esa de los fuegos artificiales”.

De esta manera la también integrante de la Asociación de Historiadores Elías Amador, aseveró que  las instituciones perdieron la capacidad de interactuar con el ciudadano, “porque es muy difícil. Tendrían que andar haciendo encuestas y monitoreando. Es más fácil tomar una foto de una plaza llena”.

La reducción de los presupuestos para la Cultura, exhibe que tanto los gestores culturales gubernamentales como los autónomos, “no hemos logrado penetrar la corteza” de esta problemática para ofrecer a través de ella soluciones para el ciudadano común.

Si a la sociedad se le presentar la posibilidad de optar para que los recursos destinados a cultura se dirigieran a hospitales o para mitigar otras necesidades materiales, la básica del alimento, “yo estoy muy consciente de que la sociedad va a empezar a decir qué preferiría solucionar sus carencias en materia de salud o seguridad”.

Lo triste dice, es que no se haya logrado demostrar “que la cultura es necesaria”.  Estas problemáticas sociales, por ejemplo la violencia, se presentan como un círculo vicioso, pues resultan justo de la falta de transversalidad e interinstititucionalidad de las políticas públicas que impliquen a los cuatro pilares propuestos por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura. “Esta gente que se inserta en cuestiones de inseguridad, es porque su contexto no le fue propicio para desenvolverse en otra situación”.

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