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jueves, 28 marzo, 2024
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Gobiernos deberán invertir en música y cultura para solucionar problemas: Eduardo Rodríguez

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Por: RAFAEL DE SANTIAGO •

■ Se daría a los jóvenes una opción de desarrollo personal y profesional, señala el guitarrista

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Para el joven guitarrista Eduardo Rodríguez, los problemas de economía y desarrollo social que padece México podrían solucionarse si los gobiernos invirtieran en arte y cultura para dar a los jóvenes opciones de desarrollo personal y profesional.

A sus 30 años, y siendo ya un concertista internacional, el talentoso zacatecano reconoce que el hacer una carrera profesional en la música es difícil, sobre todo en un país como México, que invierte poco en el arte y el desarrollo artístico.

Aunque existen prioridades para invertir el recurso público en temas como servicios, seguridad, entre otros, dice que estos problemas podrían solucionarse con la inversión a la educación y a la cultura, no sólo a la disciplina de la música, sino en literatura, teatro, artes plásticas, y algunas más.

Opina que con ello se podrían dar opciones a los jóvenes y evitar el problema de inseguridad, el cual se ha dado a conocer en Europa. Relata que en Austria conoció a los integrantes de la Caravana de los 43 de Ayotzinapa, integrada por familiares y sobrevivientes de ese trágico hecho y quienes ofrecieron una rueda de prensa en aquel país.

“Si la gente tuviera oportunidades de desarrollo y de estudio, no se tendrían esos problemas; ahora que he vivido en Europa y platico los problemas que tenemos en México, no me creen, no creen que sea posible que 43 estudiantes desaparezcan y que esté involucrado el gobierno. Yo sólo estoy en pro de que se haga el bien y la música ayuda, y con ello aporto algo”, dice Eduardo.

Comparte que después de que los integrantes de la caravana ofrecieran una rueda de prensa en Austria, tocó canciones de rock en español y la convivencia se convirtió en una noche bohemia. Sin embargo, lamentó que los mexicanos tengan que pasar por un inmenso dolor al tener familiares desaparecidos.

Señala que en México también se tiene el estigma que dedicarse a las artes no garantiza tener un buen salario. En su caso, recuerda que académicamente siempre obtuvo buenas calificaciones; su familia esperaba que se convirtiera en médico o en licenciado en leyes, pero la pasión y el amor por la música lo impulsaron a seguir descubriendo el mundo de la música. Sus primeros contactos con esta disciplina fueron a la edad de 4 años, cuando su padre le regaló un teclado; recuerda que el instrumento tenía un botón que al oprimirlo interpretaba una melodía, y él sólo simulaba tocarlo.

Posteriormente, en la secundaria, la cual cursó en el municipio de Jerez, en la clase de disciplina artística se le propuso estudiar flauta o guitarra, pero en ese tiempo no tenía este último instrumento. Dice que quería tocar guitarra, y en tiempos libres un docente de educación física le enseñó a tocarla.

En bachillerato una amiga le ofreció acompañarla a un grupo juvenil católico, cuyos integrantes tocaban la guitarra durante las misas, lo cual lo motivó y adquirió su guitarra, aprendiendo a tocar temas religiosos.

En el grupo tocaba en misas con otros jóvenes, y en ocasiones llevaban serenatas a las novias de los integrantes del grupo y esto le implicó un reto, pues tenía que aprender a tocar requintos de tríos como Los Panchos.

Observó que había compañeros que tocaban de forma profesional, quienes le recomendaron que estudiara la Licenciatura en Música, lo cual logró incorporándose a la Escuela de Música de la Universidad Autónoma de Zacatecas (UAZ) en el año 2002.

Estudió tres años y en 2005 logró ser aceptado en la Escuela Nacional de Música de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), donde obtuvo su Licenciatura en Guitarra y donde conoció a grandes músicos del país y de Latinoamérica.

Ahí comenzó a tocar con un trío de guitarras, lo que inició para cumplir con una materia, y de ahí comenzó una carrera durante la cual lograron participar en concursos nacionales, consiguiendo menciones honoríficas y ganando concursos de música de cámara.

El proyecto se formalizó y se obtuvo el apoyo del Fondo Nacional para la Cultura y las Artes para grabar un disco, el cual se llamó Música de América en el que compositores mexicanos contribuyeron y se incluía el Huapango, de José Pablo Moncayo, en versión a 3 guitarras.

Después se tuvo la oportunidad de presentar el material discográfico en escenarios del país, en Europa y Latinoamérica, siendo invitados al Festival Internacional de Música Universitaria (FIMU), en Francia, siendo invitados posteriormente a tocar en Alemania, Suiza y otros lugares.

También se presentaron en Colombia durante el Festival de Literatura organizado por el Fondo de Cultura Económica, en el Centro Cultural Gabriel García Márquez, siendo convocados a tocar en Venezuela y Ecuador por las embajadas de México en estos países.

Sin embargo buscaba continuar con su carrera de solista y en 2009 recibió una beca de Gobierno de Zacatecas para la realización del proyecto  Profanación del Silencio, y en 2013 le fue concedida una segunda beca por el proyecto El Esqueleto de la Música.

En junio del año pasado planeó un viaje de mochilazo a Europa. Visitaría Alemania y Austria, y tenía previsto hacer 4 audiciones en diferentes universidades de música para hacer su maestría, para lo cual estuvo investigando dónde podría hacerlo.

La primera opción para presentar su audición fue en la Universität Mozarteum de Salzburgo, y en el primer examen fue aceptado; actualmente Eduardo Rodríguez es alumno de la guitarrista canadiense Laura Young.

El viaje, planeado para que fuera de un mes, se convirtió en un viaje de una semana, pues regresó por su documentación para poder inscribirse a la escuela. “Siento que la música siempre ha estado en mí; para mí la música fue una especie de catarsis, de dejar salir lo que sentía y pensaba y se convirtió en un reto intelectual y físico también el acercarme a un instrumento y exprimir todas sus posibilidades”, dice el músico.

El guitarrista comparte que una anécdota que tuvo al llegar a Alemania: al estar esperando el tren en el aeropuerto de ese país, sacó su instrumento para practicar y en ese momento una señora se acercó para regalarle unos euros.

Instantes después, dos policías se le acercaron diciéndole que no podía trabajar ahí, confundiéndolo con un músico ambulante que tocaba para pedir dinero, y al ver que no les entendía en inglés, le explicaron la situación.

Eduardo tuvo que sacar sus documentos y la prueba de que ingresaría a la escuela de música, y señalar que sólo estaba practicando mientras esperaba el tren, por lo que lo dejaron en paz y le permitieron seguir tocando.

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