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jueves, 28 marzo, 2024
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El jazz es un género noble y generoso, afirma en Acentos el saxofonista Diego Maroto

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Por: ALMA RÍOS •

■ Señala estar en desacuerdo con que se le ubique para un sector elitista o snob

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“El jazz no es un género de atracción masiva”, dice Diego Maroto. No obstante el saxofonista lo cataloga como “noble y amistoso”, de tal manera que aunque implique “un poco más de tu imaginación y de tu mente” tiene buena recepción entre los públicos no familiarizados con él.

En desacuerdo con que se ubique al jazz como una música para un sector elitista o snob, Maroto, participante del 8 Festival Internacional de Jazz y Blues 2015 que se desarrolla en el Museo Manuel Felguérez, y quien fue invitado a Acentos, programa de La Jornada Zacatecas TV, precisa que esta música no es complaciente y “que te hace trabajar la maquinaria.”

En su caso, comentó a Carlos Navarrete, conductor del programa y jefe de Información de La Jornada Zacatecas, sus primeros referentes de esta música los encontró en un rincón de la discoteca paterna, en materiales de Louis Amstrong y Frank Sinatra.

Diego Maroto creció rodeado de música clásica y folclórica de diversos países, cuando escuchó jazz, el género “lo atrapó”, dice, luego de tatarear y chasquear con los dedos Mackie Messer, que entre otros han interpretado justo Amstrong y Sinatra.

“Yo creo que no se necesita ser un erudito en el tema para que eso ya te diga algo y genere cosas en tu cabeza, en tu imaginación”.

El músico nacido en la Ciudad de México en 1968, quien se inició tocando el saxofón en clases privadas con Larry Rousell y Alfonso Martínez, relató que luego de tocar las melodías que encontrara en la discoteca familiar poco a poco fue acercándose a “cosas más complejas”, de John Coltrane, Bill Evans o Miles Davies.

En respuesta a la observación de Carlos Navarrete de la poca difusión del jazz en estaciones de radio comerciales y las posibilidades del acercamiento al género para un público más amplio, Diego Maroto opinó que esta música “está a la mano de cualquiera que la quiera conseguir”.

No se le asocia a géneros como la cumbia, del que dijo no cuestiona su calidad de tal manera que “pueda estar en ese chip, ese aparado que lanzan al espacio para que la gente vea que es lo que pasa aquí en la Tierra en términos de buena música”, pero el jazz puede ser accesible a quien lo busque.

No obstante afirma que el género “no es como para que esté en todos los lugares”, esto en cuanto a su difusión pública, agregó, existen clubes de jazz prácticamente en todo el mundo, que pueden ser más o menos numerosos según sea el arraigo de esta música en los lugares.

“Tienes que buscar ese time out, la sección de jazz, siempre está allí. Sí tienes que tener cierto interés”.

Al proponer al jazz como un género “escondido” que tiene que buscarse, Carlos Navarrete trajo a colación la anécdota personal de Diego Maroto y la discoteca paterna para señalar no obstante, que el jazz es una música que luego de embeberse en ella “puede ser que te atraiga tanto que ya te pierdas”.

Al comentario asintió el saxofonista que fuera parte del taller de la Escuela Superior de Música con Francisco Téllez.

“Sí mira, de hecho nunca ha sucedido… Miles Davies puede haber sido una excepción pero ni siquiera pudo haber llegado a tener el alcance, por ejemplo, de la última gira de ACDC. El jazz se maneja en otro plano, en otro contexto, no es un género de atracción masiva de gente como tampoco lo es la música clásica”.

Aquí dijo sin asociarlo con el esnobismo o un sector elitista “implica nada más poner un poco más de tu imaginación y de tu mente. Incita a la gente a pensar, a pensar, no es música complaciente… es música que te hace trabajar la maquinaria”.

Acerca del diálogo del jazz con otras artes, propuesto como tema por Navarrete, y que ejemplificó con el cine de Woody Allen, la literatura de la Generación Beat estadounidense o las obras de Julio Cortázar, el músico agregó por su parte, no se puede concebir la propia vida sin la música, “sin jazz, sin rock, sin todos los géneros con los que he crecido”.

Así, comentó los casos de Francisco Téllez, su mentor y fundador de la Escuela Superior de Música, quien grabó un disco dedicado a los cuadros que Miles Davies pintó en una etapa creativa dedicada a la plástica, o el caso del desaparecido Eugenio Toussaint, que en su disco Los pintores compuso piezas para Pablo Picasso, Joan Miró, Roy Lichtenstein o Vincent Van Gogh. “Y sí, ves los cuadros, ves el puntillismo, ves el cubismo, ves todas estas cosas…”

“¿Qué será esto, a lo mejor es la libertad misma del jazz que puede conjugarse prácticamente con cualquier lenguaje con cualquier código artístico, esta libertad de la que nace que tenga esa cualidad para poder combinarse?”, propuso la pregunta el conductor.

“Sí mira, vienen de la mano, yo siento, todas las manifestaciones artísticas. No hay manera de que no se retroalimenten entre ellas mismas…en los colores. Yo oigo cosas en la poesía, oigo y veo películas también más allá de lo que representa la narrativa misma”.

Diego Maroto propuso como otro ejemplo el caso del músico brasileño Hermeto Pascoal, “quien musicalizó un discurso de un presidente…lo orquestó porque tenía precisamente esta forma de hablar con muchas inflexiones en la voz”, agregó emulándolo al modo del Bebop.

Respecto al estado de salud del jazz en México, también propuesto como tema en Acentos, el saxofononista opinó se encuentra “en muy buen momento”.

Constantemente visitan músicos de otros países los festivales que se realizan en el país. Mencionó el caso del ciclo que se desarrolla por lo menos una vez al mes, en la Sala Roberto Cantoral y al que acuden gentes de la Lincoln Center Jazz Orchestra y otros exponentes del género desde Manhattan o europeos.

El comentario de los artistas extranjeros es “que es muy interesante la escena del jazz en México”. Aunque hay pocos lugares especializados, tales como el Zinco Jazz Club o Parker & Lenox, los cuales se ubican en el Distrito Federal, existen otros no especializados pero abiertos a todo tipo de propuestas “extravagantes”.

La escena del jazz en México “está mejor que nunca”, con muchos lugares para tocarlo y estudios de grabación dedicados a su reproducción.

En la conversación se citó a 1959 como un año cima en la historia del jazz, en el que aparecieron álbumes como Kind of blue, de Miles Davies o The shape of jazz to come, de Ornette Colleman, y obras alusivas como el cuento, El Perseguidor, de Julio Cortázar, dijo Carlos Navarrete.

Para este y otros géneros musicales como el rock, se ha sentenciado en algún momento “su muerte”, y hay quien situado la del jazz justo en 1959, refirió en alusión al documental Cry Baby, para preguntar cuál es la ruta que sigue este género hoy día.

Dijo Diego Maroto dijo en respuesta, “están pasando cosas muy interesantes” respecto a las posibilidades que ofrece la fusión, pues actualmente existen muchos géneros alternativos.

Pero el jazz se mantiene también de su propia tradición. Ese es el lenguaje y legado que han dejado entre otros, Charlie Parker, John Coltrane, Miles Davies, afirmó.

“El jazz se mueve y se adapta a todo”. Luego de un tiempo de poca demanda del género en los propios Estados Unidos comentó, salió hacia Europa mediante exponentes como Chate Baker, Charlie Parker, Miles Davies, Lester Young o Dexter Gordon, para luego volver con aires renovados, entre otras formas con las propuestas de fusión del propio Davies.

Como una última aportación a la charla, Diego Maroto expuso como uno de sus músicos imprescindibles a Sonny Rollins, un saxofonista que lo marcó desde sus inicios.

“Sigue resonando en mi cabeza y en mi ser ese saxofonista como compositor y como intérprete (…) Hay un disco por ahí que se llama Saxofón Colossus. Cada composición, cada nota que toca en cada solo de esos…que no te voy a decir que me aprendí el disco completo pero casi, es una obra maestra”.

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