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viernes, 19 abril, 2024
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Francisco y Cuauhtémoc Esparza Sánchez, motivo de legítimo orgullo universitario

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Por: UZIEL GUTIÉRREZ DE LA ISLA* •

■ El Mirador de Heródoto

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En país, una institución, o una persona sin el conocimiento de su pasado es como un árbol sin raíces: débil y susceptible a que cualquier viento lo tumbe. En cambio, conocer nuestro origen es estar “bien plantados”, fortalecidos por todo lo vivido y consecuentemente dotados de herramientas y facultades para enfrentar los retos presentes y futuros.

En las últimas tres décadas el campo de la educación superior ha sido sometido a una revolución neoliberal, entre cuyos efectos destaca la reducción notable del financiamiento del mismo, y en general la desaceleración planeada de las instituciones públicas y la expansión desenfrenada del sector privado.

Es en este esquema en el cual es importante la defensa de la educación pública  donde se vuelve urgente y necesaria la presencia de la historia; si es preciso, traer de vuelta a la diosa griega Mnemosine… sí, aquella diosa de la Memoria para que habite en nuestra comunidad universitaria y nos recuerde que las universidades públicas son cruciales para el futuro de México. Aumentan la riqueza cultural y artística, crean ciencia al servicio de la población; desde la universidad pública las humanidades han tenido su asiento y ejercido influencia en el pensamiento social. No es posible proyectar profesionalmente y con sentido humano el porvenir del país, sin el auxilio de esta institución.

Entre los forjadores de la grandeza de la UAZ están Francisco y Cuauhtémoc Esparza Sánchez quienes cerraron su ciclo vital el 10 de abril de 2009 el primero, y el 30 de junio de 2013 el segundo.

 

Francisco

Enseñar y curar, esas palabras resumen su vida. Nació el 4 de junio de 1916 en la ciudad de Zacatecas. Se graduó de médico cirujano en la UNAM en 1941; regresó a su terruño para ejercer su profesión. Transformando la semilla de la aspiración en voluntad, trabajo y acción, hizo lo deseable posible. En el ámbito académico fue maestro fundador de las escuelas de Medicina y Odontología e impartió cátedras en Enfermería y Ciencias Químicas; en el campo profesional participó en la instauración del IMSS y del ISSSTE. Su presencia se transpira en la historia de dichas instituciones.

Formador de innumerables generaciones  de médicos, en la última etapa de su magisterio se le recuerda con cariño impartiendo el Seminario de Historia de la Medicina, campo en el que realizó aportaciones, valga mencionar el trabajo titulado “Antecedentes de los Aspectos Médicos Quirúrgicos en Zacatecas” que ya forma parte de la historia de la SSZ.

El reconocimiento a su obra no puede centrarse únicamente en el hecho de que lleven su nombre una calle y el Centro de Salud en Guadalupe, Zacatecas y el aula de la antigua escuela de Medicina y que ahora pertenece al ISSSTE; ni en la nominación del “Premio Dr. Francisco Esparza Sánchez” a la mejor investigación en Historia de Ciencias de la Salud, instituido en 2011 por la Red Mexicana de Historiadores de las Ciencias de la Salud, cuya continuidad quedó bajo la responsabilidad del Área de Ciencias de la Salud de la UAZ. Resaltar la vocación social que nunca lo abandonó no es pretender revivir episodios pasados, preservar su memoria significa proyectar la idea de una universidad humanista cercana al pueblo.

 

Cuauhtémoc

Un maestro de historiadores. La erudición, la humildad, la notoria modestia, fueron sus fieles compañeras. De su vida y obra en suma y compendio podríamos decir que nació el 8 de marzo de 1926. Cursó licenciatura y maestría en Historia en la UNAM, docente de varias escuelas en el campo de las ciencias sociales en la UAZ, De su densa obra, a manera de muestra se mencionan: Cinco cartas para un viajero; El Corrido Zacatecano; Zacatecas. Suelo metálico bajo las nopaleras, que tan bien definieron las coordenadas espirituales de Zacatecas. Todo un acicate para el futuro de la investigación y la puesta en valor de la historia.

Director de la Biblioteca Pública del Estado; fundador del Departamento de Investigaciones Históricas de la UAZ. Un auditorio en el Doctorado de Historia lleva su nombre.

No le faltaron en vida los merecidos galardones y el reconocimiento social por su producción historiográfica sobre Zacatecas y ejemplo como docente. Obtuvo: Primer lugar en los novenos Juegos Florales Ramón López Velarde en 1955; la medalla al mérito Histórico Capitán Alonso León, otorgado por la Sociedad de Estudios Histórico de Nuevo León, en 1981; las Palmas Académicas por la Academia Nacional de Historia y Geografía en 1975; el primer premio al mérito universitario “José Árbol y Bonilla”, en 2007; el último reconocimiento en vida por su trayectoria y como decano de la UAZ, lo recibió el Día del Maestro Universitario en mayo de 2013.

Francisco y Cuauhtémoc Esparza Sánchez dieron  cumplido testimonio de una larga vida intensamente consagrada al estudio, la investigación, la docencia. Su invaluable legado es ejemplo y estímulo para los universitarios de hoy.

Termino con la invocación de una consideración del gran historiador Elliot quien resume en una frase la justificación de su oficio: “Los ideales constituyen el capital de la historia, y se pierden cuando se rechaza o se olvida a la historia misma.”

Así se observa el mundo desde El Mirador de Heródoto. ■

 

*Cronista de la UAZ.

[email protected]

cró[email protected]  

 

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