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martes, 16 abril, 2024
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Tortas japonesas

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Por: HERÓN EDUARDO DOMÍNGUEZ •

No es definitivamente la actual situación favorable al sano ejercicio de la investigación periodística, y no me refiero a la tendencia de algunos informadores, reacios al espontáneo y desinteresado aplauso a los góberes preciosos, por sentimentalmente relacionarse con lumpenproletarios homicidas; sino a lo cómodo que resulta hoy día a los reporteros hacerse con “la nota”: basta hojear un boletín de la Sedena, referente al último “enfrentamiento” entre los humanitarios uniformados y los mortíferos criminales, con el resultado de varias docenas de bajas mortales en el bando de los facinerosos, y algún un militar con heridas que tardan menos de quince días en sanar en el de los defensores del Estado de Derecho; o bien practicar la pesca en aguas profundas de ese mar de historias llamado Estado de México y así publicar información que de la vuelta al mundo, active alarmas en las organizaciones por los derechos humanos, anime sesiones en los parlamentos, impacte las bolsas de valores y genere abultados ingresos a centenares de utilísimos cabilderos.

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Dicho lo anterior habrá que reconocer si bien existe el riesgo de que tal situación melle el filo indagatorio de los informadores no se avizora la misma efímera o modificable en el futuro inmediato, o siquiera en el mediato; por lo que la única amenaza, para los poltrones reporteros, es que sus revelaciones resulten monótonas, e incluso predecibles.

***

Para el beneplácito de unos cuantos egoístas comerciantes, amenazados apenas por una quiebra inminente, cual balde de agua helada en los ámbitos más conspicuos relacionados con las vidas terrena y ultraterrena de nuestro piadoso estado cayó la noticia de que las obras de peatonalización de la Avenida Hidalgo quedaban canceladas; las constructoras de adjudicación directa o “ganadoras” de concursos, y así mismo los cobradores del diezmo y hasta el quinto real quedarían entre los primeros damnificados; y nuestro mitrado padre espiritual, quien se aprestaba ya a la presentación de las facturas correspondientes a declarar “urgentes” las obras canceladas, entre los segundos. Empero San Jerónimo de Estridón asienta, en el prólogo de su Vulgata, un esperanzado aforismo: Sea por Dios y venga más.■

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