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viernes, 19 abril, 2024
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La docencia aporta su granito de arena para mejorar el país: Blanca Cardona

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Por: RAFAEL DE SANTIAGO •

■ El trabajo del maestro es similar al de un padre de familia, afirma profesora con 40 años de servicio

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■ “Me gusta platicar con mis alumnos de las cosas que pueden dañarles y no les convienen”, afirma

Para la docente de educación primaria, Blanca Irene Cardona Núñez, quien ha ejercido esta profesión desde hace más de 40 años, la labor del maestro es similar a la de un padre de familia, pues considera que la responsabilidad de un docente en un salón de clases es formar buenos ciudadanos, además de reforzar los valores, ya que actualmente existen problemas sociales que deben ser solucionados con la educación.

“Nosotros aportamos con un granito de arena para mejorar el país”, dice Blanca, quien actualmente tiene a su cargo un grupo de cuarto grado en la primaria María Soledad Fernández, en el municipio de Zacatecas, donde trabaja desde hace más de 22 años.

Opina que si los padres de familia no ponen atención a las actividades de sus hijos, éstos pueden ser presa fácil de grupos del crimen organizado, por lo que considera que la labor de los maestros es orientarlos y reforzar el tema de valores como el respeto en las aulas.

“Me gusta platicar con mis alumnos sobre las cosas que pueden hacerles daño y que no les convienen, y sobre todo que estudien para que hagan a un lado la ignorancia;  les digo hasta llorando que la vida es para vivirla felices. Sólo así serán buenos ciudadanos, porque el país requiere de todos nosotros para cambiar la situación actual, los motivo diciéndoles que uno de ellos puede ser presidente o gobernador, pero siempre y cuando actúen con honestidad”, dice la maestra.

Confiesa que al principio no tenía pensado estudiar la carrera de docente, pues desde que cursaba su educación primaria destacó por ser una buena jugadora de basquetbol, lo que la llevó a ser seleccionada estatal, compitiendo con equipos internacionales, como la Fuerza Aérea de Nicaragua.

Para poder seguir jugando necesitaba escoger una carrera que le diera tiempo de entrenar y poder estudiar, por lo que eligió la carrera de maestra, cursando sus estudios en la Escuela Normal Manuel Ávila Camacho.

La maestra reconoce que al principio no le emocionaba tanto la carrera en la parte académica. Sin embargo, cuando comenzó a hacer sus prácticas le gustó la interacción con los niños, y dice orgullosa que ha tenido una relación de amistad con sus alumnos, “aunque los que siempre se recuerdan son los tremendos y los inteligentes”, dice Irene.

Su primer trabajo fue haciendo su servicio social en la localidad La Campechana, en el municipio de Villa de Cos, donde vivió un año. De esta etapa tiene buenos recuerdos; ahí aprendió a montar a caballo, tiro al blanco y, sobre todo, le gustó el ambiente del campo.

Al concluir su servicio regresó a la capital, trabajando como comisionada en la escuela primaria Benito Juárez,   donde estuvo durante 9 años dando clase al grupo de primer grado, obteniendo buenos resultados con sus alumnos.

Recuerda que en esa época  se dio la reforma educativa del 72, en la que se incluía el método global de análisis estructural, el cual, explica, no hacía reflexionar al menor, pero tenía ventajas en el sistema de lecto-escritura.

Comenta que las actuales reformas educativas vienen a mejorar la situación actual de la educación en México, pues exigen la profesionalización del docente en todos los aspectos y educa de forma integral a los alumnos, explotando su potencial.

Cuando laboraba en esa escuela se dio un intercambio de directores y fue cambiada a la escuela Valentín Gómez Farías, donde duró un par de años, para posteriormente cambiarse a la Escuela Soledad Fernández. “Tuve la oportunidad de conocer a la maestra Chole, quien aunque era estricta, conmigo tuvo buen trato; de ella aprendí que esta profesión exige responsabilidad”, recuerda la mentora.

Durante los años de docencia ha notado que cada generación es distinta, pues cada año observa que los alumnos son diferentes. Lamenta que actualmente los niños hayan cambiado los juegos tradicionales por la tecnología, pues alumnos de primaria ya utilizan teléfonos celulares, computadora y juegos de video.

“Antes, con decirle una palabra a un alumno se calmaba; ahora no. Ahora debemos mantenerlos atentos para captar su atención. Es diferente cada generación porque nosotros aprendíamos de memoria, pero ahora ellos reflexionan la información, y aunque la tecnología es buena, también es un distractor y en los niños se debe supervisar su uso”, dice la profesora.

Por otro lado, recomienda a las nuevas generaciones de docentes que se comprometan con su profesión y a que den todo su esfuerzo, pues de su labor depende que los niños se desenvuelvan en educación secundaria, preparatoria y profesional.

“Hace poco me encontré con Fabián, un ex alumno que ahora juega basquetbol y que estudia clínica deportiva en Monterrey, me dio gusto saludarlo y saber que como maestra se deja una semilla en cada alumno”.

Añade que: “No seré la mejor, pero he puesto mi granito de arena para sacar a los niños adelante, y soy feliz siendo maestra, pero hay que dejar el lugar a los jóvenes que vienen; aunque seguiré activa cuando me jubile, me gusta el baile y también en estos años he coordinado bailables, además de que actualmente ingrese a la política”.

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