Rosa y los problemas con la magia
Había una vez una niña llamada Rosa, una de las mejores magas de la ciudad y muy probablemente el país. Ella era bonita, simpática y, lo más importante, era amigable.
Ella iba a una escuela de magia en la ciudad de Zacatecas; era un hermoso pueblo llamado Tacualeche. Ella practicaba, enseñaba y aprendía sus trucos. Su hermano, Ignacio, al igual que ella, era uno de los mejores magos y estudiaban juntos, practicaban y experimentaban para lograr nuevos trucos.
Al día siguiente, su maestra Hilda eligió a tres niños para un show dedicado a los nuevos estudiantes. Ella tenía que escoger a los mejores magos de su clase, e hizo una lista con los tres niños afortunados. La lista decía: Los tres niños afortunados serán: Ignacio, Rosa y Galia.
-«Wow»!, dijo Rosa. «No puedo creer que me hayan elegido. Y estaré con mi prima Galia”.
-«Pues créelo”, dijo Ignacio.
Era una oportunidad maravillosa para los tres y los tres estaban muy entusiasmados.
Galia, la prima de Rosa, era una de las mejores magas y también una de las mejores primas de Rosa.
– «Tendremos que practicar demasiado», dijo Galia.
Al próximo día, empezaron a practicar en la casa de Rosa y de Ignacio, y los trucos que estaban practicando eran:
- Hacer desaparecer y reaparecer a Dragón, su perro mitad perro y mitad dragón.
- Convertir a Galia en un dragón y después regresarla a su figura natural.
- Convertir a Ignacio en una manzana y después, al igual que Galia, regresarlo a su figura natural.
Después de tres días completos de sólo practicar esos tres difíciles trucos, llegó su hora de salir al escenario.
El primer truco salió de maravilla, al igual que el segundo, pero hubo algunos problemas en el tercer hechizo. Por accidente, Galia confundió las palabras del hechizo en el cual iban a convertir a Ignacio en una manzana, pero en vez de eso, lo convirtieron en un conejo.
Todo fue un problema, ya que no tenían un hechizo capaz de regresar a Ignacio a la normalidad.
Al día siguiente, cuando Rosa regresó de la escuela de magia, le preguntó a Ignacio: ¿Has recordado algún hechizo capaz de regresarte a la normalidad? E Ignacio movió la cabeza horizontalmente, lo cual significaba NO.
Al día siguiente, saliendo de la escuela de magia, Rosa preguntó a su maestra Hilda: ¿Maestra, usted puede ir conmigo a mi casa para verificar si usted tiene un hechizo capaz de regresar a Ignacio a la normalidad?
-Lamentablemente, no, Rosa, pero no te preocupes, encontraremos una forma.
El día siguiente fue algo raro después de la escuela, ya que observó que lgnacio estaba intentando escribir en el papel donde tenían los pasos de cada uno de los hechizos, y cuando se acercó, decía: -«Encontré una lámpara mágica en el patio trasero, y por lo que creo, hay un genio dentro». Rosa, rápidamente, preguntó: ¿Donde? E lgnacio empezó a correr hacia el patio trasero a señalarle donde estaba la lámpara, mientras que Rosa lo iba siguiendo. Llegando al patio, Rosa vio la lámpara mágica y agitó tres segundos, con la esperanza de que un genio saliera de allí adentro. De repente, salió un genio y Rosa preguntó: ¿Quién eres tú? Y él dijo: “Yo soy el genio de la Lámpara Mágica, Mauricio, y yo les concederé solamente tres deseos”. Y Rosa, rápidamente, dijo: «Yo sólo necesito un deseo, ¡que mi hermano regrese a la normalidad!” E, inmediatamente, él le concedió su deseo y les hizo esta pregunta: ¿Aprendieron su lección?
Y Rosa contestó, un poco apenada: «Sí. No importa cuánto tiempo tengamos que estudiar cada uno de los hechizos, ya que lo más importante es nuestra seguridad».
Inmediatamente, Mauricio desapareció, con una gran sonrisa.
Y todos vivieron FELICES PARA SIEMPRE!!!
Autora: Julieta Alejandra Caballero Ruiz
Edad: 10 años
Escuela en el estado de Zacatecas: Primaria Eulalia Guzmán Barrón
Guadalupe, Zacatecas (actualmente reside en Puerto Palomas, Chihuahua)
