La Rectoría parece impotente ante la amenaza del líder del Stuaz de paralizar la Universidad si ésta no accede a otorgarle la conducción de la Coordinación de Personal, conocida como Recursos Humanos. Es de extrema gravedad que una institución educativa de la magnitud del UAZ esté condicionada por una sola persona de esta manera. Lo que ocurre es que dicho líder tiene un control autoritario de tal magnitud que mueve al sindicato a su libre voluntad: él decide si hay paros o se levantan, o cuáles trabajadores se promueven o cuáles salen expulsados.
Las amenazas sobre la base trabajadora en la seguridad en el empleo o sobre la pertenencia al sindicato (que es el que contrata) provocan que las libertades más elementales de libre expresión o manifestación estén vedadas en el Stuaz. En una palabra, en el sindicato de trabajadores de la UAZ se violan sistemáticamente los derechos humanos más esenciales. Pues bien, esta situación hace posible que el señor Rodríguez Espino tenga una gran capacidad de presión para arrinconar a la institución hasta que se le cumplan sus ambiciones políticas. Ahora quiere las plazas de los técnicos académicos sin proponer algún diálogo con el otro sindicato, el de personal académico, y para ello desea tener en sus manos la coordinación de personal. ¿Por qué la Rectoría cede ante las presiones del Stuaz?
Sin embargo, al parecer un buen número de profesores organizados en el Spauaz y numerosos líderes estudiantiles han manifestado su voluntad de desconocer los paros políticos del líder del Stuaz, y con ello, no permitir que se interrumpan las actividades académicas en la universidad. Emplazando al Stuaz a limitarse a parar únicamente las actividades administrativas, que son las de su ámbito. Lo cual significa un posible conflicto interno en la UAZ. El Rector debería ventilar esta situación en la máxima autoridad de la institución (Consejo Universitario) para que éste tome medidas efectivas y así evitar dos cosas: la manipulación política ilegítima de la Máxima Casa de Estudios, y el conflicto intestino.
La pregunta es qué tanto desde ciertas posiciones de la administración central, como la Secretaría General y la Secretaría Académica se alienta el chantaje del Stuaz con fines electorales. Recordemos que la carrera por la Rectoría ya arrancó, y los actores ya están jugando. Justo por ello, vale la pena insistir en llamar al Consejo Universitario para que tome cartas en el asunto, y evitar que el choque entre sindicatos invada de incertidumbre la conducción de la UAZ. En suma, el Rector debe poner a disposición de la máxima autoridad el puesto de Recursos Humanos, y de esta manera evitar más guerrillas intestinas. Lo que ahora necesitamos los zacatecanos es una Universidad trabajando en labores académicas y recuperando el tiempo que se invirtió en la pasada huelga. Si no hay prudencia por parte de la Rectoría y cede el puesto en cuestión al líder del Stuaz, habrá desatado una batalla que no terminará hasta la próxima elección de Rector.
