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jueves, 18 abril, 2024
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El maestro como profesional reflexivo

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Por: RAMIRO ESPINO DE LARA •

Fernando Savater en su obra El valor de educar dice que con verdadero pesimismo un maestro puede hablar mal de la educación, que a cambio de ello se necesita el optimismo para hablar bien de ella, incluso para estudiarla, continua diciendo que los maestros pesimistas podrán ser muy buenos domadores pero no así buenos maestros. Lamentablemente, agrega el autor, nos encontramos en una sociedad que responsabiliza al sistema educativo de los males que ésta padece, en consecuencia, le endilgan la responsabilidad a dicho sistema para que sea quien corrija estos males; ¿será que estamos hablando de una sociedad que es muy exigente pero que se encuentra desorientada?

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Es innegable que ante tal escenario se hace necesario generar condiciones para que nuestro sistema educativo se transforme, creo, una de las vías más adecuadas es que los docentes incursionen en procesos de análisis, crítica y propuesta; que incursionen en una práctica contextualizada, una práctica que no sea consecuencia de la aplicación de teorías, incluso que sea en contraposición a ellas………. Que sea una praxis educativa. Para Donald A. Schön (1930-1997), la praxis docente se caracteriza por la complejidad, la incertidumbre, la inestabilidad, la singularidad y el conflicto de valores.

Continúa Schön, la profesión docente debe entenderse como una actividad reflexiva y artística en la que, en todo caso, se incluyen algunas aplicaciones técnicas. La práctica reflexiva debe fortalecerse en el ámbito educativo con la intención de dar respuesta a las inquietudes de los docentes que deseen profesionalizarse, la reflexión del docente necesariamente debe conducirlo a entender que la teoría por sí sola no redime al sistema educativo, más bien es la habilidad que tenga para manejar la complejidad y resolver problemas prácticos en el aula.

La reflexión del docente puede manifestarse como una forma de conocimiento, un conocimiento que lo conduce al análisis y a la acción, esto quiere decir que el conocimiento teórico es sólo un instrumento para la reflexión, en consecuencia, la teoría debe serle significativa al docente dado que ello permitiría construir nuevos conocimientos y no solo reproducir los postulados teóricos. Es pues, el pensamiento práctico quien sustenta la reflexión del docente, éste se puede manifestar mediante tres fases: conocimiento en la acción, reflexión en y durante la acción, reflexión sobre la acción y sobre la reflexión en la acción.

 

Conocimiento en la acción

Es el componente inteligente o mental el que orienta toda actividad humana, éste se manifiesta como el saber hacer, es la acumulación de conocimientos que se vinculan a la percepción, la acción o juicio del docente. El conocimiento en la acción no es otra cosa que el dominio teórico al que coloquialmente se le llama el saber del libro, mismo que se conjuga con el saber-en-la-acción y que procede de la práctica profesional. Cuando cotidianamente el docente se dispone a cumplir con su responsabilidad como tal, este cuenta con un bagaje de conocimientos que le permiten enfrentar los desafíos de la propia práctica docente, estos conocimientos son teóricos, prácticos, experimentales y vivenciales.

 

Reflexión en y durante la acción

Los docentes que reflexionan su práctica profesional por lo general incursionan en un proceso denominado “metaconocimiento en la acción”, esto quiere decir que el conocimiento aplicado tal cual en la acción debe ser cuestionado dado que la reflexión se encuentra ausente, en consecuencia, este tipo de reflexión tiene carácter crítico, provocado por una situación inesperada o no prevista y que conduce a buscar estrategias de acción diferentes a las tradicionalmente utilizadas.

El docente que realmente desee reflexionar en y durante la acción, necesita experimentar en el lugar donde ejerce su profesión, esto lo hará reflexionar mientras se está produciendo en la acción; este proceso aunque muestra ciertas limitaciones y dificultades, resultas ser extraordinariamente rico en la formación del docente. En lo particular, me es grato convivir con docentes que reflexionan su práctica profesional dado que, con su discurso y conocimientos se sumergen en el complejo mundo del aula para comprenderla de forma crítica, docentes que afectiva y cognitivamente cuestionan sus propias creencias generando alternativas y participando activamente en la transformación del contexto donde profesionalmente se fortalecen.

 

Reflexión sobre la acción y sobre la reflexión en la acción

Una vez que el docente experimenta toda una serie de procesos, la reflexión la constituye en componente esencial del proceso de aprendizaje permanente, de esta manera, el conocimiento aparece como un instrumento de evaluación, análisis, reconocimiento y reconstrucción de las intervenciones pasadas; se trata pues, de un conocimiento de tercer orden que analiza los dos anteriores en relación con la situación y su contexto. Este tipo de conocimiento es imprescindible en el proceso de formación permanente del profesor, un profesor que construye conocimiento desde su contexto y su práctica, un profesor que diagnostica situaciones problemáticas para luego abordarlas desde perspectivas estratégico-metodológicas vía intervención de su práctica docente propia.

En conclusión, el profesor reflexivo necesariamente requiere mediar con sus conocimientos, su práctica profesional, su contexto y con los sujetos con quienes interactúa, de esta manera se garantizaría una formación permanente de manera tal que la profesionalización del docente tomará otra ruta, dejando de lado o en otro nivel, la tradicionalmente establecida en las instituciones educativas como lo son los cursos mal llamados de capacitación. ■

 

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