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martes, 23 abril, 2024
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Mirna Maldonado

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Por: Mirna Maldonado •

Partido: Morena

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La corrupción ha sido definida como: “comportamiento político desviado” (falta de ética política); “conducta política contraria a las normas jurídicas” (falta de ética jurídica y política); y “usurpación privada de lo que corresponde al dominio público”. Stephen D. Morris, sostenía que “Se le ha definido como el uso ilegitimo del poder público para el beneficio privado”.

Los países de todo el mundo ven a la corrupción como un problema social muy grande: hacen cumbres, foros, organizan programas, etc., todo esto con el fin de arrancar de raíz con este problema.

La corrupción es un fenómeno social que ataca a cualquier rubro y a cualquier clase social, se presenta por la intención malsana de enriquecerse a costa de las demás personas. Es un problema que afecta gravemente la legitimidad de la democracia, distorsiona el sistema económico y constituye un factor de desintegración social.

Se pueden señalar al menos tres tipos de causas que posibilitan la aparición de la corrupción y que se dan en mayor o en menor medida:

La falta de una clara delimitación entre lo público y lo privado.

La inexistencia de un ordenamiento jurídico inadecuado a la realidad nacional; y

La inoperancia practica de las instituciones públicas (contralorías, fiscalías, auditorias, etc.) Juntas o por separado.

Las condiciones culturales permiten la extensión de las prácticas corruptas, la probabilidad que se produzcan y el grado de tolerancia social con que pueden contar. Son tres condiciones culturales básicas:

-La existencia de una amplia tolerancia social hacia el goce de privilegios privados; permite que prevalezca una moralidad de lucro privado sobre  la moralidad cívica.

-La existencia de una cultura de la ilegalidad generalizada o reducida a grupos sociales que saben que “La Ley no cuenta para ellos” (la mafia del poder), fomenta la corrupción y la tolerancia social  hacia ella.

-La persistencia de formas de organización y sistemas normativos tradicionales, enfrentados a un orden estatal moderno y dinámico, suele provocar contradicciones que encuentran salida a través de la corrupción.

Existen diversas tipologías de la corrupción: extorsión, soborno, peculado, colusiones, fraude, tráfico de influencias, falta de ética, y de última generación -acuñada por ciertos partidos políticos y funcionarios de primer nivel- el ya famoso “conflicto de intereses”.

Como efecto de este hecho, hemos padecido:

-La consolidación de elites y burocracias políticas y económicas (la oligarquía).

-La erosión en la credibilidad y legitimidad de los gobiernos. (Opaca el crecimiento del país y limita el crecimiento e inversión).

-La reproducción de la concepción patrimonialista del poder.

-La reducción de ingresos fiscales y el impedimento de que los escasos recursos públicos coadyuven al desarrollo y bienestar social.

-Lo permisivo en la aprobación y operación de leyes, programas y políticas sin sustento o legitimidad popular, (sin consulta, sin plebiscito).

Consecuentemente, esto revitaliza la cultura de la corrupción y su proliferación.

México ocupa la –poca honrosa- posición 65 a nivel mundial en la tabla de transparencia internacional. Para muestra un botón:

La Procuraduría General de la Republica (PGR) abandonó el esfuerzo de la Auditoria Superior de la Federación (ASF) por combatir la corrupción, ya que en su “Informe General de la Auditoria Superior a la Cuenta Publica 2013”, señala que, desde 1988 tiene pendientes por lo menos 421 denuncias penales en contra de funcionarios o entidades federales por desviación de recursos, contratos y obras irregulares, pagos indebidos, triangulación de dinero y negativa de reintegrar recursos no devengados.

Así pues en Morena, asumimos que la corrupción más que una causa, puede ser considerada también como síntoma de una enfermedad mucho mayor: la pérdida de valores”. Nuestra conciencia da la pauta a nuestro actuar, y a su vez ésta se basa en nuestra moral y ética. Sabemos que cada miembro de una sociedad ayuda o afecta a la misma, es por eso que para lograr un cambio se debe luchar por un bien común. La búsqueda del beneficio individual trae éxito a algunos pero fracasos a muchos otros.

Propondremos en la Legislatura lo siguiente:

1.- Que se reivindique el sistema de Valores.

2.- Se evite el sistema clientelar.

3.- Se combata el corporativismo.

4.- Que los poderes ejecutivo y judicial, cumplan el estado de derecho.

5.- Se fomente la participación ciudadana en actividades de control y evaluación de la gestión pública.

Porque los candidatos de Morena, debemos predicar con el ejemplo; en la transparencia y la honestidad.

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