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jueves, 28 marzo, 2024
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Del trabajo informal y la precarización, al cambio de ruta en Zacatecas

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Por: RICARDO BERMEO •

El problema del empleo en Zacatecas, de acuerdo con un estudio del Dr. Miguel Esparza Flores, es parte de la dinámica económica y del comportamiento del mercado laboral a nivel estatal (y nacional). Entre sus rasgos principales, presenta el de la heterogeneidad (o, fragmentación), y el de la expansión de la ocupación informal. Ambas tendencias estructurales se encuentran aún más acentuadas, debido al impacto -negativo- de la crisis sistémica global, resultado de la mundialización efectiva del capitalismo, y de la imposición del neoliberalismo, lo que se traduce en México, en un bajo crecimiento económico, y en recesiones periódicas, producto de la debilidad y dependencia –estructurales- del aparato productivo mexicano -y zacatecano-, panorama sobre el que – a su vez- ejercen complejas retroacciones, encadenándonos así a una economía, cuyo rol monstruoso debe -políticamente- ser combatido.

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Basta recordar la reciente crisis global de 2008, provocada/gestionada desde un neoliberalismo militante -y criminal-, crisis qué según estimaciones en México, volverá a golpear nuestro país en 2016… ¿junto al enésimo austericidio ya anunciado?, desdiciendo de golpe, toda la demagógica burbuja mediática con que se nos vendió la moto de las reformas estructurales, entre ellas, la energética.

Debido a esta constelación de factores, la situación se traduce (en las tres escalas, nacional, estatal y municipal: aunque diferenciándolas según el caso concreto de que se trate cada vez) en las reducidas posibilidades de encontrar un empleo formal, junto al concomitante incremento del desempleo y la precarización.

La estrategia del gobierno estatal ha quedado como una política de desarrollo “ideal”, más declarativa que realizada efectivamente, mientras se consolida una “modernización perversa” en beneficio de unas -cada vez más- reducidas elites, quienes distorsionando la dinámica económica -y social- a través de las consabidas políticas neoliberales: desregulación, privatización, libre comercio, y junto con ellas, extractivismo, monopolización, mayor explotación de la mano de obra, migración, etc., generan una dinámica que intensifica la concentración por el lado del polo capitalista, donde una proporción reducida de trabajadores podrá incluirse al mercado formal. Mientras por el otro lado, se intensifica la exclusión, de las mayorías sociales que engrosarán el sector de subsistencia, por la vía de la persistente expansión de la ocupación informal (y de otras trayectorias paralegales).

En Zacatecas existe una debilidad estructural del sistema productivo, un sector primario (agropecuario y minería) con 20% de participación en el PIB estatal (Inegi, 2010), mientras que la manufactura participa con un reducido 13%. Esta desarticulación productiva se traduce en una demanda de trabajo asalariado insuficiente para satisfacer las necesidades de empleo (formal), lo que provoca mayor migración (con el efecto “remesas”), o en la generación de alternativas para subsistir, agricultura en tierras de temporal, y -especialmente- en la expansión de los servicios, donde predominan pequeñas unidades económicas, que eventualmente contratan a un reducido número de trabajadores en condiciones precarias.

Mientras que en la parte más relevante de las actividades propiamente capitalistas, las de mayor rentabilidad, la minería, y la ganadería extensiva (principales actividades del sector primario, en términos del PIB), el derrame económico interno es limitado, y la generación de empleos reducida.

Debido a esa especialización-desarticulación se dificulta -aún más- el desarrollo industrial (acentuando su unidimensional perfil “maquilador”), impidiendo la –concomitante- “terciarización madura” ligada a vectores propios de una “economía del conocimiento”, (aquí, la dinámica económica se encuentra dominada desde arriba, por la pesada presencia de las grandes cadenas comerciales que se concentran en espacios urbanos con capacidad de compra, y que –también- extraen el excedente fuera de la entidad). Al mismo tiempo, por el otro lado, se extiende un tejido de micro establecimientos familiares dedicados a la supervivencia, donde predomina la ocupación informal y la precarización.

Entre las políticas que deberían ser impulsadas para revertir esa situación negativa, mencionaré una, señalada por Esparza Flores: la retención del excedente económico. Agregaré que, en Zacatecas, un porcentaje muy alto de la liquidez  -del dinero circulante- se va de la entidad en muy pocos días, (parte del neoextractivismo y la financiarización); la imagen es la de una cubeta llena de agujeros, donde al llenarla de líquido, éste se tira por todos lados. Es preciso, pues, retener el excedente, y para eso, son importantes, entre otras medidas, consolidar las cadenas productivas y las cadenas de valor, enfatizando -especialmente- el valor social de las actividades económicas.

En suma, necesitamos explorar el uso de una gama de herramientas heterodoxas, que nos permitan darle la vuelta al modelo neoliberal con el que las elites -privilegiadas por el mismo-, han provocado el actual deterioro social. Debemos tejer plataformas donde los desfavorecidos puedan “hacer pie” para desplegar su creatividad social por el camino de la radicalización democrática efectiva.■

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