Ha comenzado la campaña electoral, nuevamente se empieza a ver el sobresalto político y las discusiones, los chapulineos y el pago de favores, aburrido, repetitivo y falso simulacro de libertad y democracia. Otra vez los y las mismas toman las candidaturas, otra vez el compadre o la esposa de no sé qué pudiente se postula para “ahora sí” hacer un cambio en este país que vive cansado de tanta impunidad, tanta corrupción, tanto nepotismo que al parecer no tiene fin.
Nosotr@s, esta generación que ha visto pasar el levantamiento armado de un grupo indígena, las muertes provocadas por el Estado y/o el crimen organizado, paramilitares, grupos de choque, esquiroles y tantos etcéteras: Acteal, Ayotzinapa, San Fernando, Colosio, Allende, ABC, San Quintín, entre muchos otros. Cínicos fraudes electorales, televisoras que manejan la política y políticos que manejan los medios de comunicación, una inútil y sanguinaria guerra contra el narco, un país con más de 60 millones de pobres y completamente vendido a los designios extranjeros, con una sobreexplotación de recursos y una sobreproducción de dañinos deshechos.
NOSOTR@S YA NO LES CREEMOS, no le creemos ni al PRI con su mal gobierno, ni al PAN con su falsa moral, ni al PRD fingiendo de manera cínica ser izquierda; no le creemos a ningún partido y no porque estén mal las personas que lo forman –que muchas veces lo están- sino porque ese sistema está completamente podrido, va de salida. Las nuevas necesidades de la sociedad civil ya no caben en el sistema electoral y de partidos, necesitamos crear algo distinto.
Sin embargo, esto no es tarea sencilla pues venimos de una historia de gobiernos e instituciones paternalistas que no han dejado desarrollar sus capacidades organizativas a las personas: nos han enseñado sólo a obedecer y esperar que un agente externo solucione los problemas de la comunidad.
Como ciudadanos y ciudadanas que hemos intentado generar participación popular en las cuestiones políticas, nos hemos dado cuenta que la mayor parte de las instituciones tanto de gobierno como de oposición, siguen intereses previamente establecidos y no promueven la creación libre de soluciones o ideas para el desarrollo comunitario: los unos siguen las imposiciones del gobernante en turno, dejándolo creer que es soberano en el estado; los otros atienden a políticos de antaño que aún con buenas intenciones, no han logrado mirar realmente hacia abajo y siguen obsesionados con obtener el poder.
Ante esto surge la pregunta inevitable: ¿qué hacer ante este desolador panorama político? Tampoco contamos con la solución absoluta o alguna panacea, pero creemos, como desde hace años, que un buen comienzo para la vida verdaderamente democrática es el diálogo entre los que estén interesados en intentar una nueva forma de hacer las cosas comunes.
¿Cómo?
Una Asamblea Popular, no como organización vertical con intereses preestablecidos sino como un movimiento de todas esas personas que estamos hartos de las mismas prácticas electorales; esta herramienta de consenso y participación no es nada nuevo, se desarrolla cotidianamente en países de Europa, Estados Unidos y Latinoamérica, además se practica desde hace años en muchos estados del sur de México y es una práctica arraigada en poblaciones regidas por usos y costumbres con el fin de dialogar y encontrar soluciones comunes a las demandas y necesidades de la población, organizándose de manera autónoma, libre y fuera de intereses de instituciones o partidos políticos.
La Asamblea Popular es un espacio de discusión, diálogo, propuesta y acción para la inclusión de la población en las decisiones públicas y en la política misma; busca ser una herramienta de contrapeso hacia las mentiras de las campañas políticas y sus candidat@s, de gobiernos y gobernantes ineptos.
La Asamblea Popular es una iniciativa de hombres y mujeres libres que cansados de la política corrupta y la ficticia preocupación de los gobiernos y partidos por el bien común, deciden organizarse para procurar una herramienta y atender los problemas comunes de las y los zacatecanos generando un espacio de discusión abierta donde de manera crítica se propongan soluciones y se ejerza presión hacia los gobiernos, partidos políticos y candidatos.
Ayotzinapa vive y ha generado las ganas de lucha y organización de la sociedad civil ante la incompetencia de las “autoridades”, así, invitamos a todos y todas las zacatecanas que deseen intentar una nueva forma de hacer política sin poses ni mentiras, sólo el justo deseo de generar una comunidad organizada y las ganas de luchar por una realidad más justa.
Votar o no votar es lo de menos, nada cambia si votas o no, lo importante para crear un cambio en esta podrida política es la organización popular, darnos cuenta que no necesitamos de ningún partido ni algún mesías, sino el diálogo, el compromiso, la iniciativa y las ganas de luchar por una realidad más justa y democrática. ■
