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jueves, 28 marzo, 2024
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Presentan en el Encuentro Internacional de Escritores La vida de hotel, de Javier Montes

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Por: ALMA RÍOS •

La vida en determinados momentos cansa, no todos lo aceptamos, pero es por eso que los seres humanos inventamos el juego, porque en sus variantes, ya sean para niños o adultos, el juego se basa en el principio de entretener, inicio así la presentación a La vida de hotel (Anagrama, 2012) del escritor y ensayista Javier Montes (Madrid, 1976), el también autor literario, Roberto Galaviz.

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El ancla detrás de la novela “es la fantasía de tomarse vacaciones de la propia vida, que todos tenemos, y que con gusto hay días que desapareceríamos (…) ¡Y que nos busquen!…”, completó la idea Montes, en la charla literaria realizada ayer por la tarde-noche en el Encuentro Internacional de Escritores que se desarrolla en el 29 Festival Cultural Zacatecas 2015.

La advertencia contra esta fantasía, que Galaviz trajo a colación inscrita en Corre, conejo de John Updike, es el salir de casa pretextando ir a comprar cigarrillos a la tienda para jamás volver,  y que le valió, por precisa, “ganarse un jamón”, el premio que en España se da a los críticos acertados otorgado por Javier Montes en esta ocasión, pues justo ese es el tema de La vida de hotel.

Aquí el autor citó su propio referente de este universal, del “thriller metafísico” Wakefield de Nathaniel Hawthorne, “la historia de un hombre que por gastar una broma a su mujer se instala por una noche en una pensión enfrente de la casa, y al haberse salido de la trama de su vida ya no consigue volver…”

Lo que dice Hawthorne al final está en la génesis de la novela presentada ayer: “hay que tener mucho cuidado con salirse del carril, con pasar a la vida paralela porque luego puede ser muy difícil volver”.

En la obra de Javier Montes el protagonista es un hombre que se dedica a hacer reseñas de hoteles, vida que ha vuelto un ritual.

Un día, entra por error en la habitación contigua para presenciar una escena erótica que Galaviz describió así: “un joven nervioso, apurado, semidesnudo; una mujer también joven, atractiva y después enfurecida; un hombre de mayor edad, y para rematar, una mujer elegante de unos 40 años que mide con exactitud milimétrica sus pensamientos, sus palabras, y sus miradas…”.

La escena le perturbará de tal manera, que romperá su rutina hasta enfrascarse en “una búsqueda desquiciada” que habrá de continuar de hotel, en hotel.

Aquí también Montes añadió, todas mis novelas son de amor, amor que descifra como una herida o la necesidad de completar un círculo, pero en esta búsqueda de completarse, “la idea es que es más interesante el recorrido que el fin”.

Cuando se está en un hotel, también dijo el autor, se puede soñar por un momento que has desparecido, ser una persona que no eres en realidad, ser un fantasma, pero reiteró: “es tentador quedarse (…) pero también es peligroso porque puede ser que ya no consigas volver a tu casa”.

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