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miércoles, 17 abril, 2024
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Antes era de valientes hacer dibujos sobre el gobierno, afirma el monero Alarcón

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Por: ALMA ALEJANDRA TAPIA •

■ En comparación con sexenios como el de Salinas, hoy en día se pueden hacer cartones más ácidos, dice

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■ Juan Alarcón Ayala estuvo en Zacatecas y participó en mesa redonda sobre Charlie Hebdo

A excepción de la censura a la periodista Carmen Aristegui y en comparación con sexenios como el de Carlos Salinas de Gortari, los caricaturistas hoy en día pueden hacer cartones más ácidos que antes y trabajar con mayor libertad, opinó Alarcón, monero del periódico El Financiero.

Juan Alarcón Ayala es caricaturista desde hace 20 años y estuvo ayer en Zacatecas para participar en una mesa redonda sobre el tema de Charlie Hebdo, la revista satírica francesa que en enero de este año tuvo un atentado a manos de extremistas musulmanes, que derivó en el asesinato de 12 personas.

Al respecto, el también escultor dijo que para los moneros fue un hecho desastroso; nunca imaginaron que la caricatura podría desatar pasiones a tal extremo.

En ese sentido, justo sobre el contexto mexicano, consideró que este país tiene una sociedad de doble moral porque acepta cierto tipo de chiste, pero luego le gana la parte religiosa o política y no siempre se aguantan de su propio humor, incluso muchas editoriales son quienes no están muy preparadas para ello.

Recordó que en el sexenio del priísta Carlos Salinas, no tan fácil le publicaban un cartón y los mismos editores se autocensuraban. “Fue una época muy difícil”, sin embargo, hoy en día todavía hay caricaturas que no fácilmente pueden ser publicadas, aunque no hay censura en los mismos niveles de hace años, porque consideró, la gran ventaja ahora es que el gobierno no lee los periódicos.

Además tienen la enorme opción de las redes sociales al grado que las caricaturas logran más alcance que el propio medio donde se publican. Antes era de valientes hacer dibujos sobre el gobierno, pero hoy se puede satirizar a Enrique Peña Nieto, gracias al amplio abanico de medios de difusión. Aseguró que en El Financiero “no ha tenido brocas” de censura, por el contrario, el reto es brincar la autocensura que algunos se dan.

Juan Alarcón agregó que la caricatura tiene menos espacios, pero porque los jóvenes ya no quieren ser caricaturistas, sino hacer cómics, por ende no se han abierto nuevos espacios.

 

Charlie Hebdo

Caso específico del atentado a Charlie Hebdo, Alarcón comentó que a partir de la sobre reacción espantosa de unos extremistas, todos los caricaturistas de alguna manera han temido por su trabajo, porque si bien en México no hay terroristas musulmanes, pero sí de otro tipo.

Aunque también está claro que lo sucedido a la revista francesa se trató de un hecho provocado por unos extremistas que pudieron ser de cualquier religión, de modo que los asesinatos no impiden darle a la cultura árabe-musulmana su reconocimiento, porque ella nada tiene que ver con lo ocurrido en el país galo.

Por el contrario, dijo que aquí y en todos lados los caricaturistas debaten y se pelean sobre el tema de los límites de la libertad de expresión, incluso entre los reporteros y editorialistas hay quienes no logran ponerse de acuerdo acerca de si hay un límite, sin embargo, en el discurso de Alarcón, éste llega en la caricatura cuando el chiste está bien armado.

Alarcón creyó por tanto que el humor debe tener implícito un mensaje y una ideología; no se puede hacer burla de un personaje sólo por su nariz grande o su enorme barriga, porque no hay un contexto y un porqué. En el humor gráfico importa mucho lo que se trata de decir al respecto, de modo que si logra decir el mensaje, ése será el límite. Es decir, el límite lo ponen los lectores.

Refirió que un caricaturista no siempre dibuja lo político, sino a la sociedad misma, líderes sindicales, religiosos, amas de casa y todos en general.

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