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martes, 16 abril, 2024
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Petróleo: despojo, incertidumbre y milagros improbables

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Por: RAYMUNDO CÁRDENAS VARGAS •

La dependencia de los energéticos fósiles en el mundo aún es enorme, más de 80 por ciento del consumo de energía es de estas fuentes. Lo cual significa que las fuentes alternas representan poco peso en el mercado de energéticos. Un precio alto del petróleo estimula los procesos de transición energética, y por ello, la reducción del precio trae como consecuencia la disminución de dicho estímulo. Eso es una mala noticia para la salud del planeta. Sin embargo, por otro lado, el planeta también agradece el precio bajo del petróleo porque eso prácticamente elimina la extracción por vía de fractura hidráulica, método de extracción de alta contaminación, pero que por su costo alto, se inhibe cuando tiene bajo precio. Pues bien, el movimiento del precio del hidrocarburo no sólo impacta en el medio ambiente, sino también en las transacciones económicas de inversión extranjera en el territorio. Recordemos que la era Cantarell de México ha pasado, es decir, el tiempo de petróleo limpio y barato que oscilaba entre 4 y 9 dólares por costo de barril. Ahora el nuevo petróleo cada vez es más caro. Y si el precio se mantiene bajo, no hay estímulo para invertir. Ahora que México ha perdido la propiedad pública del energético, todo el debate se reduce a estos considerandos de marcado, y no hay posibilidad ya de consideraciones de política que a la nación convengan.

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Ahora México tiene una economía mucho más diversificada, pero eso debería reflejarse en la diversificación de las fuentes de captación fiscal; sin embargo no es así. Seguimos dependiendo de los ingresos petroleros. Veamos la paradoja: dependencia fiscal de los ingresos públicos junto a desnacionalización de los mismos. El país se deshace de algo que constituye seguridad nacional. La paradoja se resuelve no con las complejas teorías del caso, sino con un dato crudo: despojo.

El año que entra será especialmente difícil porque el escenario del precio del petróleo seguirá a la baja. Así lo ha decidido Arabia Saudita, que está dispuesto a continuar generando sobreproducción en el mercado (ya cercana a la formidable cifra de 1.2 millones de barriles diarios de más), a acabar con sus competidores y posicionar sus prioridades. Lo cual significa que México tendrá un pobre ingreso en las arcas públicas. Y si ya el Gobierno Federal anunció que no elevará los impuestos al capital, significa una cosa: nos recargarán al pueblo el alto costo del despojo. Es decir, doble depredación: el despojo del petróleo, y el costo fiscal de dicho despojo sobre el pueblo. ¿También eso lo resolverán con más policías y antimotines? No sabemos qué va a ocurrir en el 2016, pues llaman al presupuesto cero y con ello, nada sabemos que va a ocurrir. ¿Qué queda por delante? ¿Una petición a Judas Tadeo? ¿Y esperar un milagro improbable para esta nación en la desesperanza?

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