Los estudiantes vinieron a darle fuerza al movimiento de huelga del Spauaz. Sin embargo, la intervención de los alumnos no es incondicional: a cambio han planteado cinco puntos que conforman su propia agenda. De manera que la exigencia sindical en alianza con los alumnos, se convierte en un amplio movimiento en defensa de la universidad pública. Y para que esto ocurra, debe asegurarse la gratuidad en la educación superior, con lo cual se pone en el centro el tema de las elevadas cuotas ilegales que se cobran en las diversas unidades académicas que, además, operan en total opacidad. La defensa de la universidad pública no se reduce a bajas cuotas, sino que debe crearse una universidad a la que puedan acceder más alumnos, que amplíe su matrícula al menos para cubrir 60 por ciento de la demanda social potencial (lo doble de la actual cobertura).
La propuesta de la Rectoría en el sentido de detener 10 años el crecimiento de la institución es altamente lesiva al pueblo de Zacatecas; por el contrario, la lucha de los estudiantes impulsa el crecimiento continuo de la educación superior. Sin embargo, estos dos rasgos siguen siendo insuficientes y, por ello, los jóvenes zacatecanos hacen uso de la inteligencia y proponen una reforma integral universitaria para asegurar que la educación mejore su calidad y se oriente en el impacto directo al desarrollo del territorio. En un evento de transformación institucional se deberá responder, ¿qué requiere hoy la UAZ para convertirse en el dinamizador de los procesos de desarrollo humano en la entidad? La pregunta se dirige a la oferta educativa, a las estructuras académico-administrativas, a las formas de enlazarse y comprometerse con la realidad social. Requerirán un evento de reforma donde los actores sociales estén involucrados dándole forma a su universidad, porque debemos entender que la UAZ no es sólo de los universitarios, sino de la sociedad en su conjunto. Y la fuerza estudiantil está orientada en esa dirección. También han manifestado sus exigencias de transparencia. Este punto de su agenda implica necesariamente desburocratizar a la institución. Ahora mismo la universidad padece de una enfermedad: está invadida de una burocracia parásita que absorbe muchos de sus recursos e impide el desenvolvimiento natural de la misma. Deberán reducir al mínimo a la burocracia y bajar sustancialmente sus ingresos. Por último, los estudiantes tienen claro que la universidad pública no funciona como tal si carece de presupuestos y financiamiento suficiente. Por ello, se exige el aumento de los subsidios estatal y federal.
Como podemos observar la agenda de los estudiantes universitarios señala una ruta de renovación. Y lo hacen con la frescura de los jóvenes que no tienen los móviles de los intereses inmediatos de los trabajadores condicionados por relaciones laborales, lo hacen con más libertad. Hay un punto que no está en la agenda de los alumnos: la reivindicación irrestricta de los derechos humanos en la universidad, los cuales son violentados especialmente en el ámbito del otro sindicato, el de trabajadores administrativos. Donde no hay libertad de expresión, se vive con miedo perpetuo y se maniobra continuamente contra la institución. En suma, es la fuerza estudiantil una fuente de esperanza que llena de vitalidad el camino hacia un nuevo horizonte de la universidad pública en esta tierra colorada.
