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jueves, 18 abril, 2024
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Captura de El Chapo, una anécdota si no se combate estructura económica del cártel

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Por: ALMA RÍOS •

■ Ana Lilia Pérez: capo mexicano fue calificado por EU como “el enemigo público número uno”

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Joaquín Guzmán Loera, El Chapo Guzmán, fue calificado por los Estados Unidos, recuerda a un año de su captura la periodista de investigación Ana Lilia Pérez, como “el enemigo público número uno”, ubicado al nivel de Osama Bin Laden.

Su aprehensión el 22 de febrero de 2014, fue expuesta como un logro político de Enrique Peña Nieto. La sociedad mexicana tenía la idea, promovida por el gobierno, refiere, de que luego de su encarcelamiento frenaría el tráfico de drogas, se debilitaría el cártel de Sinaloa y bajaría el nivel de violencia en el país.

Nada de esto ha ocurrido, y aun, como lo ha demostrado la reciente liberación de Rafael Caro Quintero y Sandra Ávila Beltrán, capos cuyas capturas en su momento fueron celebradas como grandes logros de la justicia mexicana, nada asegura que Joaquín Guzmán Loera permanezca en prisión.

“Quizá en algunos años dependiendo de su grupo de abogados o de la negligencia que pueda haber por parte de la autoridad, también podamos verlo en libertad”, advierte.

Aunque preso en el penal de máxima seguridad del Altiplano, mediante un grupo numeroso de asesores legales, Guzmán Loera ha promovido amparos contra las acusaciones que se le imputan a fin de protegerse y proteger a familiares y socios que enfrentan cargos por narcotráfico en el vecino país y para evitar su extradición por parte de las autoridades estadounidenses.

“Si no es así, si se queda en cárceles mexicanas…bueno, tampoco tenemos la garantía de que Joaquín Guzmán Loera pueda purgar una sentencia en cárceles mexicanas”, apunta.

Por lo pronto, el Cártel de Sinaloa sigue gozando de cabal salud, incluso, está considerado por las autoridades europeas “como una de las principales amenazas a nivel mundial”, dice.

Los entramados de tráfico y corrupción de la organización criminal se extienden no sólo en México sino hacia Centroamérica, Sudamérica, Europa, África y Asia, precisa.

“El Cártel de Sinaloa es en la actualidad la organización criminal más poderosa del mundo”, afirma la autora de Mares de cocaína, reciente libro en que devela la red de tráfico interoceánico que ocupa entre el 70 a 80 por ciento del total.

Uno de los principales coordinadores del cártel sinaloense en este momento es Ismael El Mayo Zambada, quien lo encabeza desde la detención de Guzmán Loera.

“Pero no es sólo El Mayo Zambada, en el mundo del narcotráfico si un traficante es detenido, ya está listo quién va ocupar su lugar. Esa es la manera en que han sobrevivido los cárteles mexicanos”.

Es también así como han conseguido las organizaciones criminales, según datos proporcionados por la propia Procuraduría General de la República y citados por la periodista, mantener, aun luego de iniciada una guerra contra el narcotráfico desde el sexenio de Felipe Calderón, “exactamente los mismos cárteles que operaban hace 10 años”, con el agravante de que han generado ramificaciones.

“En la actualidad 47 células y organizaciones del narcotráfico están operando en México, mucho más que las que había antes de la llamada guerra contra las drogas”, precisa.

Mientras no se combatan las estructuras económicas del Cártel de Sinaloa, se incauten sus bienes y las cuentas bancarias mediante las cuales lava dinero, coincide Ana Lilia Pérez con Edgardo Buscaglia, especialista en asuntos de seguridad y narcotráfico, quien ha insistido en este tema como ineludible para generar un auténtico combate al crimen organizado en el país, “la captura de Joaquín Guzmán Loera quedará simplemente como una anécdota”.

Luego de transcurrido un año de la captura de Joaquín Guzmán Loera, la tres veces distinguida con el Premio Nacional de Periodismo por el Club de Periodistas de México (2008, 2009 y 2010), afirma que el origen de la solución al crecimiento del trasiego de droga hoy dominado “por los cuatro puntos cardinales” en el mundo por los cárteles mexicanos, se encontrará dentro del propio gobierno y la propia sociedad.

“Cuando se hace trabajo para decirle no a la impunidad, no a la corrupción y no al consumo de drogas”.

En este último caso, apunta, es tiempo que “los países consumidores también asuman su responsabilidad en la violencia que vivimos en México”.

Como uno de los productos de su investigación en Mares de cocaína, Ana Lilia Pérez destaca el que al exponer el entramado de complicidades generadas por los cárteles mexicanos con autoridades de otros países, se quita a México el estigma de ser el país de la corrupción.

No obstante, agrega, “entramos en una desesperanza y vemos cómo los criminales mexicanos han alcanzado más poder, cómo tienen mejores armas, más dinero, cómo parecen rebasar algún intento por frenárseles…”.

Contra el desánimo que pudiera provocar esta lectura, la también autora de El cártel negro, asegura existen vías y casos de golpes reales al crimen organizado, pero insiste, tienen que ver “con un gobierno confiable, con estructuras policíacas confiables, que no se dejen corromper por los cárteles” y asevera, “siempre hay maneras”.

En un concierto nacional donde aparecen escándalos de corrupción un día sí y otro también, desde todos los niveles de gobierno, la periodista no pierde de vista que la mexicana, “ha sido o hemos sido una sociedad muy tolerante a la corrupción y muchas veces partícipes de la misma”.

La corrupción subraya, “no solamente está en las ‘casas blancas’, está, si permitimos o no, las prácticas que nos parecen menores, como el dejarnos extorsionar o el sobornar a la autoridad de más bajo nivel, desde el policía de crucero, desde esos pequeños actos de nuestra vida cotidiana donde esta práctica ya la vemos como algo natural”.

Afirma, la sociedad mexicana todavía no toma conciencia del daño que estas prácticas le han provocado y asimismo, que el hacer justicia por propia mano “no ha tenido buenos resultados”.

Lo necesario es exigir al gobierno la rendición de cuentas y para ello ve como oportunidad la próxima elección. Aun cuando señala, la clase política no está a la altura de las necesidades de la sociedad mexicana, expone a la vía electoral como un ejercicio de conciencia y una oportunidad.

“Es de las pocas ocasiones que la gente puede decir sí o no a tal o cual partido o decir, no tienes derecho a mi voto o aquí está mi voto”.

Agrega a esta necesidad de un voto razonado que pasa por el hecho de entender que no puede cambiarse por una despensa, y en la misma lógica de exigir rendición de cuentas a quienes han gobernado y gobiernan el país, “el que la gente consuma periodismo serio, porque con información precisa puede rebatir las cifras o los datos oficiales. Puede obtener información consistente de la situación que vive el país, que además la padecemos todos”.

Este 22 de febrero Mares de cocaína tuvo su presentación con comentarios de Julio Hernández López y José Reveles, en la 36 Feria Internacional del Libro de Palacio de Minera organizada por la UNAM. En Zacatecas el pasado jueves fue puesto a disposición del público en el contexto de Los Foros de Libertad organizados por esta casa editora.

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