Uno de cada tres trabajadores en el mundo es migrante, y México es el país que más migrantes expulsa del mundo, mientras que Zacatecas es el estado con la mayor proporción migratoria del país. La expulsión de los mexicanos significa que el territorio pierde la mejor potencia de creación de riqueza al destruir su tejido productivo. Si comparamos lo que entra al país por concepto de remesas y lo que México invierte en la formación de esa fuerza de trabajo, resulta una proporción de 1 a 2: en realidad transferimos a Estado Unidos recursos y potencia productiva, contribuyendo al 33 por ciento del PIB norteamericano que producen los migrantes. El ritmo de crecimiento de la migración es dramático, en 1970 eran 800 mil migrantes, y ahora rebasan los 12 millones. ¿Y las políticas para contener la expulsión de las personas y con ellas, la potencia productiva? En ningún lado: la mediocridad gubernamental en la planeación del desarrollo es infinita. Sabemos que la causa central de la migración es la diferencia salarial entre los países expulsores y los receptores: 3.28 (de México) contra 25 dólares (en Estados Unidos), es mucha diferencia. Mientras existan las brutales asimetrías salariales entre los países del norte y sur, la migración no se va a detener, aunque construyan muros. Como el propio modelo económico reproduce dichas asimetrías salariales, mientras no exista otra forma de conducir la economía, los países pobres seguirán expulsando su mano de obra para enriquecer las economías del norte. La contención de la migración sólo funcionará con reformas económicas que ofrezcan oportunidades.
Y no solamente es la migración internacional la que debe preocuparnos a los zacatecanos, sino la migración interna, la movilidad de jornaleros agrícolas es enorme, y muchos de ellos son niños que no gozan de los derechos elementales como la educación, ya que 86 por ciento de los niños jornaleros producto de migración interna no tiene acceso a la escuela. ¿Y las políticas del Estado para este gravísimo problema? ¡En ningún lado! La migración de paso en México también es una complicación humanitaria enorme, pues cruzan por el país más de 400 mil centroamericanos, que encuentran el infierno en su paso, no sólo por la agresión del crimen organizado, sino de las propias autoridades mexicanas. Así las cosas, la migración funciona como un macro-indicador de cómo marchan los gobiernos en el impulso de las estructuras económicas justas, el respeto a los derechos humanos y en la promoción de los derechos sociales. Y en todo, el gobierno de México está reprobado, pues tenemos los peores resultados de todo el continente en la última década. Y en Zacatecas, las cosas no pueden estar peor: nulo crecimiento económico, empleo de mala calidad, campo abandonado y educación deficiente. Un escenario catastrófico que se agravará con los próximos recortes presupuestales de la Federación. Y, además, la actitud del Gobierno del Estado respecto al Centro de Movilidad Humana que se propone para Zacatecas, de obstáculo y contención, por ello no podemos esperar que la situación mejore en el corto plazo.
