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miércoles, 24 abril, 2024
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Fascismo y libertad de prensa

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Por: DANIEL SALAZAR M. •

La respuesta de La France al grupo terrorista que arremetió contra personal del semanario parisino Charlie Hebdo, no se hizo esperar. A escasos días del atentado, 3,7 millones de personas salieron a las calles en defensa de la libertad en lo que se considera la mayor manifestación de la historia en ese país.

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La llamada “marcha republicana” encabezada por el presidente Francois Holande y otros cincuenta líderes de Europa y del mundo, ha puesto en el centro de la atención mundial, la cuestión de la libertad de prensa y el repudio a los atentados islamistas en el que murieron 17 personas.

No faltará quien diga que no se veía algo parecido desde la liberación de Francia en la Segunda Guerra Mundial. Pero lo cierto es que la veloz respuesta de gobierno francés -llamando a la unidad nacional- y el súbdito arribo de políticos y jefes de Estado (la canciller federal alemana, Angela Merkel; el jefe del gobierno español, Mariano Rajoy; el premier británico David Cameron y hasta el mismo primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu…) –todos ellos trasgresores de la libertad— solo dejan ver el oportunismo político al montarse sobre la legítima reacción popular. (Dicho sea de paso, el gobierno de Enrique Peña también se sumó a la oportunista condena de los atentados en París).

Thierry Meyssan -autor del best-seller La Gran Impostura– estima que el gobierno francés ha orquestado una gran maniobra en momentos en que está buscando una nueva operación militar en Libia y debido a que La France –que tendrá elecciones próximamente— tiene refundido a Francois Holande en un tercer lugar de las expectativas de reelección. “Holande está usando el drama parisino como recurso electorero…”.

¿Tendrán la suficiente autoridad moral estos guardianes del orden como para elevar condenas contra el terrorismo toda vez que asesinan a miles con sus planes de austeridad o con sus aventuras militares en Afganistán, Irak, o Libia… en las que mueren miles de inocentes? Delacroix llamaría a este cuadro “la hipocresía guiando al pueblo”.

Viejo truco del “nacionalismo”. La coartada de la burguesía conservadora resulta, por el momento, algo compleja para la masa que, lo más “natural”, le ha parecido sumarse al coro de galos que reprocha el atentado de París. ¡Todos somos Charlie! grita enfurecida. Lo cierto es que un clima de xenofobia y racismo recorre La France, por lo que al gobierno le resulta relativamente “sencillo”, explicar los hechos como una operación terrorista de Al-Qaeda o de un grupo islamita radicado en Francia. ¡Eugène Delacroix, cuán lejos está La France de La Libertad guiando al pueblo!

Sin duda, este hecho ha provocado el recrudecimiento de posturas islamofóbicas en Francia y en otros países con lo que parece abrirse un nuevo período de chauvinismo. Empresas como la de la derechista familia Le Pen en Francia –que comercia del racismo y la islamofobia— y lo mismo otras corrientes fascistas del viejo continente, podrían verse favorecidas por la nueva situación y provocar sorpresa y reacomodo de fuerzas, en el marco de los procesos electorales que se avecinan.

Bajo el capitalismo, el fascismo nunca se  descarta. La pregunta es: ¿La Social Democracia europea colaborará para su regreso como lo hicieron en los años 20 y 30 del siglo pasado? Guillermo Almeyra comenta: “El ignorante y las almas cándidas colaboran para construir el inmundo fascismo de mañana, cuyo aliento se siente ya detrás del movimiento…”

Ya veremos, pero al cumplirse una semana del inicio de los atentados, la intervención militar en Medio Oriente se ha intensificado. El gobierno francés pretende culminar el viejo proyecto norteamericano de conquistar un “Medio Oriente ampliado”. Charlie Hebdo es por ahora el pretexto; el objetivo capital sigue siendo el petróleo.

El presidente francés anunció ya que el portaaviones nuclear Charles de Gaulle           –uno de los portaaviones más sofisticados y poderosos del mundo– realizará una misión en Irak “en el marco de la lucha contra el Estado Islámico”. “… Es una respuesta al terrorismo… trabajaremos con fuerzas de la coalición que nos darán todos los medios de una proyección en cualquier momento en caso de tensión suplementaria…”.

El atentado contra el semanario, deja también muchas dudas en cuanto acción terrorista. Según el periodista Tomas F. Ruiz,  por la forma en que operaron los extremistas, “pareciera ser que se trata de cuerpos de élite; de expertos más que de principiantes terroristas musulmanes”. Esto significa que, al tratarse de profesionales, las investigaciones debieran enfocarse no sólo a la captura de quienes ejecutaron la acción, sino a averiguar quién o quienes dieron la orden. “Resulta inaceptable –como prueba de la participación de Al Qaeda– la circunstancia de que uno de los terroristas dejara “olvidado” su DNI (documento de identidad) en el asiento trasero del coche…”

Con todo, lo ocurrido en Francia debe fortalecer en nosotros la causa del derecho a la democracia, a la libertad de expresión y a la libertad de prensa. Pero, sobre todo, debe hacernos reflexionar sobre el curso y las acciones de las grandes potencias, que no dudarán en instrumentar la barbarie para asegurar sus imperios. ■

 

www.prt.org.mx // [email protected]

 

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