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sábado, 20 abril, 2024
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El 0.1 por ciento de la población mundial controla el gran capital y las trasnacionales

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Por: ALMA RÍOS • Araceli Rodarte • Admin •

■ Su poder genera altas tasas de desempleo, deterioro de salarios, entre otros: Arturo Huerta

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■ El coordinador del Posgrado en Economía de la UNAM presentó su libro en Zacatecas

El 0.1 por ciento de la población mundial controla el gran capital y las empresas trasnacionales asociadas a él. Su poder implica la réplica por todo el mundo de escenarios con altas tasas de desempleo, drásticas contracciones económicas, deterioro de salarios y del nivel de vida de las poblaciones, altos endeudamientos, venta de los activos y pérdida de soberanía nacional, poca competitividad y dependencia de las inversiones extranjeras, entre otros fenómenos.

¿Dónde está el otro 99.9 por ciento de la población?, pregunta Arturo Huerta González. La respuesta parece ya encontrarse dónde el coordinador del Posgrado en Economía de la Universidad Nacional Autónoma de México cree que debe estar, y que asegura, se hará presente cada vez más: en las calles.

Recuerda que el llamado crack del 29, derivó justo en la presencia “ya sea protestando o delinquiendo” de la gente en las calles, su actividad  y activismo presionó a Franklin Delano Roosevelt a implementar “la eutanasia del capital financiero”. Esto es, subordinar sus ganancias a fin que el gobierno tuviera la capacidad para generar condiciones de empleo.

Roosevelt, refiere, “tuvo que decir no al patrón oro para tener control de la moneda, poderla emitir y financiarse con ella para satisfacer las demandas nacionales”.

Aun cuando la inconformidad  ya se expresa en la vía pública, sea mediante la manifestación de 50 mil estudiantes del Instituto Politécnico Nacional o la convocatoria que ha generado el caso de los normalistas de Ayotzinapa, menciona,  todavía no se modifica la correlación de fuerzas para subordinar al capital financiero a favor del productivo.

Trae a colación para hablar de este proceso el componente ideológico: “El problema es político, es de lucha de clases”.

El mismo 0.1 por ciento de la población que tiene bajo su control al capital financiero, ejerce el dominio de los medios de comunicación y financia las campañas políticas a favor de partidos que defienden sus intereses en Estados Unidos, Europa…en México.

“Vemos cómo fluyen los recursos hacia ciertos candidatos, ciertos partidos políticos para que lleguen al Congreso y legislen para el gran capital”, así se expresa la compra de votos de senadores, de diputados, dice.

Arturo Huerta González presentó ayer invitado por el Partido del Trabajo en Zacatecas, su más reciente libro que se suma a 16 ediciones dedicadas a diferentes aspectos de la problemática económica nacional e internacional: Unión monetaria y crisis de la zona euro.

Ya en su segunda edición, el volumen fue recientemente puesto a la consideración de la comunidad académica de la Universidad Autónoma de Madrid.

En él plantea la necesidad de que los gobiernos europeos vuelvan a su moneda anterior “para que puedan financiarse con ella, puedan incrementar el gasto público, generen condiciones de empleo”. Sin embargo, observó, “ninguno estuvo de acuerdo” con sus planteamientos.

Los académicos españoles están aceptando en su mayoría una integración mayor en la Unión Europea. Esperan, sacrificando más soberanía, que “Alemania los rescate”. “Sí les dije, las ayudas no son gratis. Las ayudas vienen condicionadas a que les des cosas a cambio más de lo que ya le han dado”.

Huerta González sostiene la necesidad de que los países mantengan el control sobre sus monedas. “Igual que el caso nuestro, nadie cuestiona la autoridad del banco central, el gobierno perdió el monopolio de la moneda al darle autonomía. De ahí que no tengamos política monetaria, fiscal ni cambiaria a favor del crecimiento”.

Ésa es la razón, señala, de que el país no haya crecido más allá de 2.2 por ciento anual en promedio de 1982 a la fecha.

No obstante la aparición de las expresiones en España y Grecia de Podemos y la denominada izquierda radical Syriza, que cuestionan la presencia de sus países en la zona euro, los análisis de los funcionarios que están dentro del Comité Económico y Social Europeo dicen que la misma Unión Europea “está más fuerte que nunca, que ha traído beneficios económicos, políticos y sociales”.

Esto precisa, aunque los datos no lo reflejen. “Ya son muchos años de contracción económica de la zona euro. De 2008 a la fecha ha registrado una caída de 15 por ciento en su actividad económica” y para el caso concreto de Grecia la cifra se encuentra en 25 por ciento.

En la Europa actual la única victoriosa es Alemania. “Finalmente el sueño alemán de apropiarse del resto de Europa se está cumpliendo”, uno que no logró ni mediante la Primera ni la Segunda guerras mundiales, acotó.

“Entonces vamos a que la capital (de Europa) sea Alemania, que trace los rumbos y los demás sean estados conferederados”.

En la Europa de los indignados y el 15-M, comenta “ya no se están observando las grandes manifestaciones que estuvieron presentes en 2010”. Vuelve a señalar que durante su estancia en la Universidad Autónoma de Madrid la semana pasada, notó la tendencia por una mayor integración, “están aceptando las condiciones que está imponiendo”.

“Justo Alemania ha dicho: yo estoy dispuesta a ayudar más si paso a controlar las secretarías de Hacienda de los países, si yo determino hacia donde se va el gasto público”.

Todo esto evidencia, dice Arturo Huerta, “que las políticas económicas no son neutras, responden a intereses de clase. El euro surgió como necesidad del sector financiero alemán y lo estamos viendo, es el ganón. Tanto su capital industrial como financiero. Y los demás son perdedores”.

Para México la historia se repite con su relación con los EU. “Por más reformas estructurales, por más venta del país,  por más inversión extranjera, (los inversionistas) no van a solucionar los problemas que los nacionales hemos sido incapaces de resolver”.

Lo que buscan las trasnacionales es apropiarse de la riqueza del país y con ello, recrudecerán la desigualdad del ingreso, lo que generará menor crecimiento de demanda de productos y por tanto una contracción de la economía.

El panorama no es desalentador, precisa, es real. “Como alguien dijo, un pesimista es un economista bien informado. Entonces lo que hay que hacer es crear niveles de concientización: que estamos en una grave problemática, que no se va a salir de ella si no se cambia la política económica que la ha generado”.

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