Nueva York, domingo 21 de septiembre, 2014. Hoy se llevará a cabo, la que muy probablemente será, la mayor marcha en la historia, en protesta contra la inacción de los gobiernos en torno al cambio climático, en la misma, no habrá oradores… “ya que de lo que se trata es de reunir al movimiento”, con una numeralia impresionante, 300 universidades, 50 estados representados, etc , etc. Al mismo tiempo, a escala global, más de 1.500 marchas similares están comprometidas en 130 países.
Ese mismo fin de semana, integrantes del clero de todo el mundo, analizarán, en el Seminario Teológico de la Unión, cuestiones morales del calentamiento global. Al día siguiente ( lunes 22) se plantea la convergencia de diversos grupos, muchos , en 2011, estuvieron en “Ocuppy Wall Street”, en 50 ciudades de E.U. Pero, ahora con el objetivo de “inundar Wall Street” (“Flood Wall Street”), su propuesta es: “Inundemos, bloqueemos, ocupemos y cerremos las instituciones que están lucrando con la crisis climática”, quienes asistan, lo hacen asumiendo “el riesgo a ser arrestados”. Habrá oradores, como la escritora y activista canadiense Naomi Klein, quien denuncia que…. “no tenemos lideres preocupados por el cambio climático reunidos en la ONU, es que la ONU, solo ha logrado reunir fracasos […] como el Primer Ministro de mi país, Steven Harper, que es un delincuente climático tan grande que ha decidido saltearse todo el proceso y solamente aparecer en las cenas después de la conferencia”.
El día siguiente, martes 23, se reúnen en la ONU, gobernantes de todo el mundo. Es evidente, para muchos de nosotros, luego de las cumbres sobre el cambio climático, que dejar la decisión en sus manos, sería aceptar la “transición al colapso”.
Para que no sea una protesta global más, la diferencia podría estar en la directa articulación con los procesos de radicalización democrática…“desde abajo”, única fuente para realizar lo que Amy Godman nos plantea, que, efectivamente, sea… “una semana por el clima, que podría cambiarlo todo”
En la medida en que, se realiza dentro -ya- del nuevo ciclo de luchas, en la estela abierta por los movimientos de los “indignados”, entre otros, donde la cuestión central es, la de la radicalización democrática, (que no coincide ya con la democracia liberal), es interesante plantear las siguientes preguntas (entre otras):
¿Cómo podría proyectarse, el planteamiento de “justicia climática”; con la fuerza suficiente, para vencer los poderes fácticos –instituidos o no- que se oponen “criminalmente” a implementar las soluciones que han sido propuestas por la comunidad científica y los movimientos ecologistas?
Es fundamental entender, que no se trata de que no sepamos cómo enfrentar el cambio climático, sino de que el sabotaje y bloqueo contra las políticas planteadas por ecologistas y científicos, surgen de la cúspide del poder de un capitalismo destructivo e irreformable, pero, también (las cosas son siempre más complejas), se trata de una actitud irresponsable asumida por una parte importante de la humanidad, adicta al consumismo, las energías fósiles, etc.
¿Cómo se podría lograr al interior de esa “galaxia social en movimiento”, considerando sus diversas escalas, articular un nuevo tipo de relación entre ciencia y política, que logre (r)evolucionar, tanto la protesta global puntual, como la creación de una nueva institucionalidad, sostenible en el tiempo, estratégicamente eficaz, ágil y flexible, para lograr mitigar el cambio climático (estabilizar alrededor de 450 ppm, considerando que la última medición, muestra -ya-, la preocupante cifra de 401 ppm.)?
¿Cómo conseguir que triunfe la perspectiva de la radicalización democrática, evitando, así, que estas crisis ecológicas, sirvan para imponer una “solución”, de manera vertical y autoritaria, desde arriba, considerando únicamente los intereses de las élites globales?
¿Nuestra“inacción ciudadana” no equivale –acaso- a escribir a ese nieto. “Te dejó un mundo catastrófico. Arréglatelas como puedas”?
El “cortocircuito” del cambio climático, debe ser unacicate para crear un imaginario -cosmopolítico, que incluya a Zacatecas…en el amor del tiempo.
Sin olvidar –para nada- lo que Amy Godman escribe: “El cambio climático lo cambia todo. Y por un breve período de tiempo, la naturaleza de ese cambio aún está en nuestras manos”. ■
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