3.4 C
Zacatecas
jueves, 28 marzo, 2024
spot_img

El Canto del Fénix

Más Leídas

- Publicidad -

Por: SIMITRIO QUEZADA • Araceli Rodarte • Admin •

El recién casado escribe a su padre (parte 3 de 3)

- Publicidad -

¿Repetiré la historia? No sé, Padre: ya le escribí que guardo miedo. En el periódico convocaron a un concurso; si tengo valor puede que mucha gente lea todo esto y entonces quedará pública mi inquietud, mi temor y nuestra historia. Esta carta no exalta las virtudes de usted ni se pinta de rosa, ni quiere hacer que usted llore o que alguien más lo haga. La verdad es que le escribo apretándome todo porque es tentador escribir pensando en otros; en que tal vez otros que no sean usted ni yo vean estas letras y digan “ay qué bueno”, “ay qué cursi” o “ay qué feo”. No quiero que se trate de eso sino de escribirle a usted mis verdades y lo que he pensado de usted y pegarle mi llamada de auxilio y decirle “Padre, no sé si estoy listo”. Tengo poco tiempo casado, aún no encargo familia, no sé cuándo vaya a hacerlo. En mi camino se presentan veredas: puedo continuar el legado y mostrarme siempre estricto para garantizar hijos rectos, o bien ser cordial con ellos y dejar que me tuteen y me cuestionen y no me hagan caso, y correr el riesgo de que, por buscar yo su complacencia, sean ellos muy malcriados.

Como usted, no tengo yo la fórmula para ser el mejor papá. Para colmo yo soy muy sensible y no sé ocultar eso y ésa es una gran desventaja para seguir la receta que usted aplicó en mi crianza. Aún no llegan y ya quiero que mis hijos siempre me amen, que me vean como un gran bastión y se apoyen en mí y crezcan con mis consejos. Pero en el filo de mis treinta años ni siquiera puedo asegurar que soy completamente maduro. Vuelvo a lo mismo: ¿Qué tanto me he acercado al hombre fuertote? A fin de cuentas ¿en qué lo ayudé a usted, Padre? ¿Cómo podré ahora ayudar a mis hijos?

Me queda mucho camino para recorrer. En estos días he estado viendo lo del préstamo para una casita, que si Infonavit no cobra caro, que qué hacer si ya no me renovaran contrato en la Universidad Politécnica… Gracias a usted, mi situación es muy distinta a la que usted tuvo que vivir. En un libro leí que toda una generación está parada sobre los hombros de gigantes que los antecedieron. Yo le aplico a usted esa frase. Si a los quince años llegué a sentirme con mejor formación que la que usted había tenido es porque usted me la ha procurado. Si usted no se hubiera esforzado en los tianguis, en estos momentos yo sería el tianguista y estaría quebrándome más la cabeza para tener lo suficiente para dar a mis hijos. Si usted no se desgastara tanto, ahora yo estaría más desgastado, sin una carrera y una formación como persona. Heredé de usted no sólo un apellido, sino también sus creencias y valores y su amor por el trabajo. Pero no soy tan trabajador como usted; incluso puedo escribir que ya hubiera muerto viviendo todo aquello que usted ha enfrentado.

Creo que sí estaba preparado para ser esposo, pero no es lo mismo ser esposo que papá. Tengo dos meses sin verlo y en este tiempo he reflexionado mucho sobre quién he sido yo y quién ha sido usted en mi vida. Y he encontrado que ni usted ni yo hemos sido perfectos, y a estas alturas creo que usted no se molestará si le digo que no es el papá perfecto. Pero por eso mismo lo admiro, porque siempre lo he visto con sudor y defectos. Sé que, así como nunca llegué a ser el hijo musculoso y fuertote que le ayudara con el peso de los fierros pesados, tampoco seré el papá del siglo y ni modo. Me conformo con poco: la próxima vez hágame saber con su mirada que ha leído estas líneas. Como abuelo, haga entender a mis hijos que yo también estoy aprendiendo a vivir. Sobre todo, y a pesar de mí, écheme la mano cuando pueda. Ahora más que nunca, con mi deseo de arrullar pronto a un hijo, necesitaré adentrarme en el camino que, bien o mal, ha estado usted recorriendo.

 

[email protected]

- Publicidad -

Noticias Recomendadas

Últimas Noticias

- Publicidad -
- Publicidad -