La mayor parte de la población mundial está formada por familias campesinas; incluso en un mundo altamente tecnificado la gente come alimentos producidos por los agricultores. La agricultura no es solamente una actividad económica, sino que constituye el sustento vital de todas las personas; la seguridad de la población depende de manera integral del bienestar de los campesinos, así como de la agricultura y para proteger la vida humana, es de vital importancia respetar, proteger y hacer cumplir los derechos internacionales de los campesinos.
Mis anteriores aseveraciones descalifican las vertidas por el zacatecano diputado federal Tomás Torres Mercado del PVEM, cuando afirma: “que en la Ley de Hidrocarburos se mantiene sin cambio el derecho legítimo a la propiedad de núcleos ejidales o de particulares”, y continúa diciendo: “hacemos nuestra la Constitución respetando instrumentos internacionales que reconocen y garantizan los derechos (de los campesinos) de gozar y disfrutar de las tierras y a la protección judicial (de éstos)”.
Lic. Torres Mercado; no le mienta a nuestros campesinos; la Ley de Hidrocarburos recientemente aprobada, SÍ violenta la Declaración Internacional de los Derechos de los Campesinos, aprobada por unanimidad por el Comité Consultivo de los Derechos Humanos de las Naciones Unidas, toda vez que ésta, a través de su artículo Octavo Transitorio “no respeta el Instrumento Internacional sobre los Derechos de los campesinos, como tampoco reconoce ni garantiza sus derechos de gozar y disfrutar de sus tierras”, como lo establece el Tratado Internacional a través de su artículo 4° “Derecho a la tierra y al territorio”, y su párrafo 5° que habla de la “seguridad de la tenencia y a no ser desalojados de sus tierras”
Con respecto a su última aseveración: “protección judicial”, me permito felicitarlo (aunque se lo hayan “soplado”), en razón de que el artículo 13° del citado Tratado Internacional contempla en su párrafo primero lo siguiente: “Los campesinos tienen derecho a recursos efectivos en caso de que sean violados sus derechos. Tienen derecho a un sistema judicial justo y a tener acceso efectivo y no discriminatorio a los Tribunales y contar con ayuda legal”, en el caso de que éstos no hubiesen llegado a ningún arreglo con los inversionistas extranjeros o nacionales, sobre la venta, renta u ocupación temporal de sus tierras y con ello evadir la expropiación de sus tierras, como lo contempla la multicitada Ley a través del artículo siguiente:
Artículo Octavo Transitorio de la Ley de Hidrocarburos: “Si por un lado los asignatarios, contratistas y permisionarios, y por la otra los propietarios o poseedores de las tierras, bienes y derechos que pudieran resultar afectados por las actividades de los primeros, no lograran convenirse en la venta, renta u ocupación temporal de dichas tierras, y en razón de considerar de utilidad pública las actividades y proyectos que se buscan desarrollar conforme a dicha Ley en tales propiedades y los beneficios que conllevarían para el interés público, la Secretaría de Energía podrá dar inicio al procedimiento de expropiación”, situación que no contempla en ninguna de sus partes el Tratado Internacional sobre los Derechos de los Campesinos.
La referida Ley, de conformidad con lo antes expuesto, representa una amenaza latente para la supervivencia de los mexicanos al disminuir con ello la producción agrícola en México, situación que no han entendido ni nuestro presidente Enrique Peña Nieto, como tampoco nuestros legisladores, en razón de que ésta trastoca el régimen de la propiedad social, situación que ha provocado, con justa razón, que el dirigente de la Central Campesina Cardenista (CCC) Max Correa advirtiera: “No vamos a permitir que nuestras tierras se conviertan en campos petroleros; antes se van a convertir en campos de batalla”; ¡Eso, se los aseguro!
Campesinos de México; la reacción del dirigente campesino Max Correa la interpretamos en el sentido de que el Caudillo del Sur Emiliano Zapata no ha muerto; que Zapata vive en el corazón de todos ustedes y como él, están dispuestos a dar su vida por proteger sus tierras, como en su momento lo hizo este gran Caudillo mexicano.
C. Presidente de México Enrique Peña Nieto; los mexicanos bien nacidos exigimos a usted, así como a la borregada que tiene a su disposición en el Congreso de la Unión, como en los Congresos estatales e incluso a los partidos políticos que se inclinan ante usted, que entiendan esta advertencia de nuestros campesinos, la que puede convertirse en una realidad de lucha fratricida, en el caso de que no se dé marcha atrás a la violación de los derechos Internacionales de éstos con respecto a la tenencia de sus tierras, razón por la cual le exigimos una Consulta Popular, en virtud de que la Soberanía de una nación radica en el pueblo.
Sr. Presidente; de ninguna manera deseamos que corra en nuestro suelo patrio la sangre de nuestros hermanos, como ocurrió con la Revolución de 1910, la que surgió no tanto para defender el “Sufragio Efectivo, No Reelección”, sino para que a nuestros campesinos se les dotara de un pedazo de tierra para poderla sembrar y con ello poder subsistir; C. Presidente; ¡usted está jugando con fuego y se puede quemar! ■
