La misión “Borde protector” israelí contra la población civil palestina en Gaza, suma ya 800 víctimas mortales y más de 5 mil heridos; un niño muere cada hora mientras que 100 mil personas buscan refugio. El conflicto no tiene salida militar por lo que la Nación Palestina requiere urgentemente de una solución política…
Los días transcurren y por ninguna parte emergen sospechas de cese al fuego. Para la resistencia palestina, la solución del conflicto pasa necesariamente por el levantamiento del asedio militar israelí, la apertura del paso fronterizo de Rafah (única conexión de Gaza con el mundo) y por el fin del bloqueo económico que asfixia a la Franja desde 2007. Por su parte la Fuerza de Defensa de Israel (IDF) –que desde el 7 de julio había anunciado una escalada sobre Gaza con 1.500 militares– ha cumplido su amenaza. La infantería ha llevado a cabo más de 2.400 redadas militares -lo que implica una invasión y ocupación de la Franja- destruyendo hogares, instituciones cívicas, centros médicos, oficinas de medios de comunicación, escuelas, y universidades.
La más reciente furia nacionalista, se desató desde que fueron secuestrados (y más tarde encontrados muertos) tres adolescentes israelíes. En respuesta, seis israelíes secuestraron a un adolescente palestino y lo quemaron vivo, sin importar que no tuviera nada que ver en el asunto. El “ojo por ojo” bíblico parece entonces inspirar las reacciones del “pueblo elegido”. Cierto es que mientras Israel lamenta la muerte de los tres adolescentes, la población civil palestina recibe el castigo colectivo de Israel: ocupación militar, encarcelamientos, bombardeos, torturas, asesinatos y segregación. Las víctimas son vistas como los agresores mientras que el terrorismo del opresor es explicado como acto permitido. Al secuestro de los tres colonos israelíes le llaman terrorismo y al asesinato de 1.518 niños palestinos –sin contar los más recientes—le llaman defensa o “medidas de seguridad”.
En un artículo llamado Nuestro miserable Estado judío, Gideon Levy escribió: Los jóvenes del Estado judío están atacando palestinos en las calles de Jerusalén, igual como la juventud gentil atacaba a judíos en las calles de Europa. Los israelíes del Estado judío están usando medios de comunicaciones para demostrar odio y el deseo de venganza, sin precedentes… estos son los niños de la generación nacionalista y racista…”
En otra nota, el New York Times relata cómo decenas de israelíes se reúnen en una colina a mirar los bombardeos sobre Gaza, comiendo palomitas y rompiendo en vítores con cada explosión. Por si faltaran elementos, un video en las redes “explica” que los israelíes no tienen ninguna responsabilidad y que la solución está en destruir la ciudad de Gaza, borrarla del suelo…
Efectivamente, el sueño sionista siempre ha sido eliminar Palestina y, mientras eso sucede, la política de Estado de Israel es la de mantener a los palestinos sumidos en el terror evitando la rebelión generalizada.
El secretario general de la ONU -Ban Ki-moon- hasta ahora solo ha hecho débiles llamados a frenar las hostilidades e iniciar el diálogo entre las partes. Pero las armas de Israel han dado en el blanco de una escuela de la Organización de Naciones Unidas que alberga a refugiados de la ofensiva de Tel Aviv en tanto que otros refugios están siendo igualmente acometidos. La ONU, alejada del concierto de las naciones, se muestra impasible frente al genocidio del pueblo palestino y la comunidad internacional falla una vez más en su obligación de proteger a los civiles. Tratando de que las cosas “no se salgan de control”, el secretario de Estado estadunidense John Kerry prometió 47 millones de dólares en “ayuda humanitaria” para los civiles palestinos. Este plan de colaboración, contrasta con el respaldo militar que Washington aprobó para Israel durante 2014 –unos 3 mil 100 millones de dólares y para 2015, al menos 4 mil 400 millones, incluidos 300 millones para financiar la adquisición de misiles–.
En Israel, hombres y mujeres están obligados a hacer servicio militar. Son “programados” todos ellos para destruir la infraestructura de Hamas, el movimiento de resistencia palestino y organización político-militar que asumió el poder en Gaza tras ganar las elecciones parlamentarias en 2006. Sólo así se explica que Israel, cuente con 53 mil uniformados y 65 mil reservistas en espera de nuevas órdenes.
El líder de Hamas en Gaza –Ismail Haniyeh—sostiene que los palestinos residentes en la Franja sólo aceptarán un alto el fuego que venga acompañado por el fin del bloqueo militar y económico sobre Gaza ya que no permite el libre tránsito de personas hacia Israel o el extranjero, ni el uso de aviones comerciales o de cualquier otro tipo, que restringe igualmente las actividades de pesca en la costa mediterránea: “Gaza decidió terminar el bloqueo con su sangre y coraje. No podemos volver a la muerte silenciosa que significa este injusto bloqueo. Es hora de abrir los pasos fronterizos (controlados permanentemente por el ejército israelí) para que la gente de Gaza pueda vivir con dignidad”. ■
¡Alto al genocidio en Gaza! ¡Viva Palestina!
