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jueves, 25 abril, 2024
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De qué educación estamos hablando

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Por: RAMIRO ESPINO DE LARA •

Germán Dehesa quien fuera periodista, escritor y locutor mexicano, nos legó su experiencia, no sé si educativa o instruccional, comentó que le estuvo infinitamente agradecido a su maestra de primer año de primaria dado que ella le enseñó a leer y escribir; no obstante, muchos años después se encuentra éste, una libreta de primer año de primaria, en ella había notas escritas por su maestra, la que le había enseñado a leer y escribir, “lo más curioso”…….dijo el periodista, que esas notas estaban plagadas de faltas de ortografía. Continúa………. “sin embargo, le sigo estando infinitamente agradecido a mi maestra dado que ella fue la que me enseñó a leer y escribir. Esto que sirva de preámbulo para entender a la educación como término polisémico en el que pueden tener cabida otros más –instrucción, enseñanza, guía, conducción, alienación, etc.-, en consecuencia, no sería conveniente ocupar este espacio para generar  discusiones sobre este término dado que no conducirían éstas a buen puerto”.

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De siempre, las instituciones “educativas”, también llamadas “escuelas” se han creado por decisión política, creo ni siquiera por una política educativa, pensaría incluso que en muchos de los casos, su creación ha obedecido a caprichos y ocurrencias. Don Pablo Latapí Sarré aseveró que lo peor no es que la creación de dichas instituciones sean por decisiones políticas, sino que el Estado sigua siendo rector de la educación en vez de ser solo promotor de la misma. Ahora me interrogo, ¿de qué educación estamos hablando?, la describiré ésta desde dos ámbitos: a) desde un marco normativo y b) desde concebirla como una actividad social y humana.

 

Marco normativo

A principios del año 2013, la reforma al artículo tercero constitucional aprobada por acuerdos políticos, generó toda una serie de movilizaciones y manifestaciones magisteriales, a la fecha creo esta reforma es letra muerta dado que, quienes se encargaron de impulsarla, han caído en contrariedades e incluso contradicciones; en un inicio se dijo que esta reforma sería educativa, posteriormente se aclaro que sería parcialmente educativa dado que también tendría repercusiones laborales. Lo que esperaríamos es que con esta reforma dejen de imperar criterios políticos y sindicales y predominen los pedagógicos, de eficiencia, eficacia y pertinencia educativa; así como el que se promueva enfáticamente la gestión escolar;  el gobierno desea paulatinamente arrebatarle el sistema educativo al sindicato, creo que eso sería lo más sano siempre y cuando dicho arrebato no conlleve una posesión gubernamental y no se subordine lo académico a lo político y sindical, quienes deben posicionarse del sistema educativo, es la base magisterial.

Para que las reformas que se han implementado al sistema educativo no sean una ilusión, desilusión o incluso letra muerta,  se requiere que las leyes reglamentarias no muestren ambigüedad en su contenido, interpretación y ejecución, que los docentes sean los artífices de la transformación que se espera genere esta iniciativa, y, lo que es mejor, que se les proporcione el apoyo necesario para que se actualicen de manera adecuada y puedan dar respuesta satisfactorias ante la inminencia de las evaluaciones de su desempeño y ante la necesidad que se tiene de ejercer una práctica profesional de mayor impacto.

 

La educación como actividad social y humana

Los modelos curriculares actuales centran su misión y visión en una educación para la vida, educación en la que prioritariamente debe verse fortalecida la dimensión humana de quienes conforman una comunicad educativa, partiendo de ello, todo lo demás se dará por añadidura; en los discursos oficiales, en estos términos se da a conocer. Cierto es que en nuestro sistema social, a los maestros se les ha tipificado de muchas maneras –flojos, rebeldes, delincuentes, revoltosos, apáticos, etc.-; esto por supuesto es consecuencia del nivel de descomposición social que estamos viviendo y que también debemos analizar sobre si esta falla es sólo del sistema educativo, lo que es cierto es que éste –el sistema educativo-, no ha sabido abordar de manera adecuada las problemáticas que la sociedad enfrenta.

El principal problema que estamos viviendo hoy día en nuestra sociedad es la falta de valores éticos, mismos en los que en cierta medida el sistema educativo se ha olvidado de promoverlos de manera fehaciente desde hace poco más de 40 años; esto debe ser motivo de preocupación y generación de alternativas para superar este estado de cosas. Aunado a ello, el docente necesita ejercer su profesión desde una perspectiva social dado que solo así se hará consciente de las problemáticas que enfrenta y las tomará como reto para encontrarles solución.

Por último, ante este conflicto social y educativo que estamos viviendo, se hace necesario compartir responsabilidades, aceptar y cumplir los roles y las funciones pertinentes, para el caso particular, mencionaré los retos de ser maestro hoy día, mismos que los traduciré a competencias:

Impulsa el progreso y rendimiento de los estudiantes tomando en cuenta las necesidades individuales de cada uno.

Contribuye al desarrollo de competencias que favorezcan el aprendizaje autónomo y el trabajo en equipo.

Se mantiene actualizado en el uso de la tecnología y hace uso pedagógico de los recursos innovadores.

Evalúa y mejora los planes de promoción de aprendizajes y la propia práctica docente.

Vincula la información que provee con la práctica.

Promueve el análisis; no sólo la memorización de datos.

Basa la enseñanza en la investigación.

Estimado lector, juzgue el contenido del presente escrito, usted mismo respóndase acerca de qué educación estamos hablando. ■

 

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