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jueves, 25 abril, 2024
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Entre Benjamín, Fátima y el Santo Niño

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Por: JUAN ANTONIO VALTIERRA RUVALCABA •

Lisboa, Portugal. Desde esta parte del planeta las cosas se ven distintas. Es cierta la globalización de las comunicaciones, sin embargo preguntas como dónde están Mexico y Zacatecas, dista mucho de la inmediatez de las redes sociales que masifican sucesos como el avionazo o derribo de la aeronave de Malasia y hasta el caso del albergue de Mamá Rosa de Michoacán que puso en su primera plana El País de España.

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Cada quien su realidad. Cada país y cada continente sus problemas particulares. Muchos de estos países están sumidos en una grave y profunda crisis económica. Los precios de artículos básicos elevados y el tener que trabajar mucho para poder comer y vivir.

Y digo cada cada quien con sus problemas porque a los portugueses y españoles qué rayos le va o le viene cómo vamos los mexicanos. Pero eso sí, saben de la esclavitud en que estaban niños,  jóvenes y hasta adultos en un albergue de una señora de la tercera edad en Michoacán. Los amigos de los medios dirán que la nota es la nota y tienen razón.

Alfredo Zitarrosa, cantautor latinoamericano, decía que llegará el día en que los países no tengamos barreras idomáticas, de idioma, pues. Que todos tendríamos un lenguaje interplanetario. Para entendernos. Y si, así si cambiaría la cosa. Y así nos dolería la realidad de todos los continentes africano, Asia y Oceanía y los otros. Sentiríamos como decía Ernesto Guevara de la Serna, cualquier injusticia cometida contra cualquiera en cualquier parte del mundo como una cualidad de un revolucionario.

Salir del país y despotricar contra de él es facilísimo y trasnochado. Hacerlo desde el mismo lugar es cosa valiosa y tendrá que ser respetado ese punto de vista cualquiera que sea.

Fundado en uno de los procesos liberales más rancios, nuestro México despierta a pasos lentos para ser lo que quiere ser.

Intentaré una crítica desde este lugar porque de verdad que meterse con los centavos públicos sí que enciende hasta el más calmado.

He leído en los espacios electrónicos acerca de la forma de vivir del alcalde de mi tierra, Fresnillo. Le di vueltas y vueltas para tocar el tema. De verdad es un tipo que me cayó bien desde que supe que dejaba su anterior partido y mudaba de arsenal ideológico.

Me conmovió y me estrujó que haya confesado de manera valiente su homosexualidad pocos días antes o después de asumir la presidencia municipal. Me dije: éste está cabrón y creo que gobernará bien y lo hará mejor que otros. La razón no era su preferencia, sino porque el juró que no se serviría de los demás, del pueblo, pues. Se nota sincero y honesto.

Es más dije todavía más: ya es hora de que le vaya bien a Fresnillo.

Estar lejos del terruño es encabronante saber lo que tiene para vivir la máxima autoridad como contraste a los que no tienen agua y los servicios básicos en El Mineral.

Recuerdo cuando Monreal andaba en campaña para gobernador. Ahí en el casino ganadero fui a ver qué jais con él. Escuché una frase que me jaloneo, porque cuando vendía periódicos y cargaba canastas en los mercados veía sucias las calles del centro de Fresnillo y me parecía -mi imaginación de ocho años- que era normal esa situación, pero no. Ricardo dijo que ese aspecto de la patria chica tendría que cambiar y zas que cambia. Acierto que yo, como otros, reconocen mucho más allá de estilos de ser y modos de ejercer el poder.

Entiendo que puede ser un golpeteo mediático y político previo a 2015, año eminentemente político para la entidad a nivel elección federal. Hay relevo de legisladores a San Lázaro e inicio de la carrera por la silla de Zacatecas.

Pero las preguntas básicas de qué pasó con lo renovado que sería el nuevo gobierno  no tienen respuestas inmediatas a la sociedad.

En fin, no se vale. O se ponen las pilas o la gente pensaría en cambiarlos en 2016 cuando se renovarán diputaciones locales, presidencias municipales y la gubernatura.

Pero cambiando diametralmente de cuestiones, déjeme contarle que muchos de los viajes para el viejo continente son por motivos religiosos. Nada de extraño, pues muchas de las cosas que somos, sin dejar de lado el sincretismo vivido por los originarios de estas tierras, de acá llegaron y fueron impuestas a sangre y fuego por los conquistadores.

Grupos de señoras en su mayoría de la tercera edad y menores de edad poblaron el interior del Airbus de Iberia de México a España. La mayoría mexicanos llegamos primero a Madrid y de ahí, sin abandonar la base aérea nos movimos para conectarnos hacia Portugal y desarrollar un itinerario previamente escogido por unos de mis hijos.

Deje contarle que el viernes  visitamos el complejo del santuario de la Virgen de Fátima. Ahí nos enteramos que ella se apareció a tres pastorcillos el 13 de mayo de 1917. Ellos eran Lucía de Jesús de 10 años y su primos Francisco y Jacinta Marto, de 9 y 7 años, respectivamente, cuando cuidaban su rebaño en Cova da Iría.

Alrededor del mediodía, después de haber rezado el Rosario, como habitualmente hacían, mientras se entretenían en construir una pequeña casa de piedras sueltas, en el mismo local donde hoy se encuentra situada la basílica, de repente vieron una luz brillante; pensando que era un relámpago decidieron marcharse, pero un poquito más abajo otro relámpago iluminó el espacio y vieron encima de una pequeña encina, donde se encuentra ahora la Capilla de las apariciones, una “señora más brillante que el sol”; de sus manos pendía un rosario blanco.

La señora dijo a los tres pastorcitos que era necesario rezar mucho y los invitó a volver a Cova da Iría durante otros cinco meses consecutivos, en los días 13 a la misma hora. Los niños así lo hicieron y en los días 13 de junio, julio, septiembre y octubre, la señora volvió a aparecérceles en Cova da Iría.

Así las cosas por acá, pero que con tono respetuoso diría que independientemente de las zonas de apariciones y milagros, se me ocurre deberíamos rezarle a la señora de Fátima y a nuestra deidad minera: el Santo Niño de Atocha para que nos hagan el favor de castigar a Benjamín Medrano por andar haciendo esas cosas con la gente que lo eligió y oyó que cumpliría y haría cumplir las constituciones (la General de la República y la del estado de Zacatecas).

En las manos de Fátima y del Niño de Atocha encomendamos parte del futuro. O como terrenales podríamos hacer algo para enmendar el tropezón del alcalde. ■

 

(*) [email protected]

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