Fuera del más importante, capital pudiéramos llamarle, o séase el futbol, el tema de la semana fueron las telecomunicaciones. Por una parte las “reformas” que nos garantizan continuar recibiendo los peores servicios a las tarifas más altas del planeta; y de otra el escrutinio de los mensajes por el espionaje norteamericano, que según el Washington Post interviene los comunicados de nueve de cada diez usuarios en los Estados Unidos… y fuera de éstos también; espionaje que ociosamente por cierto ha incluido a los (poco) precisos Fecal y Pena Ajena, habida cuenta la anhelante disposición de tan acendrados guardianes de la soberanía nacional para, con cargo al presupuesto a su disposición, informar a los buenos vecinos incluso de sus prendas, perdón, sus pensamientos más íntimos.
Respecto a lo primero se nos anuncia con bombos y platillos la supresión de las tarifas de larga distancia de la misma manera que años atrás la baja del costo de la “canasta básica” por el descenso del precio de las estufas de petróleo, cuyo combustible había desaparecido ya del mercado, y la poquísimas que aún quedaban se vendían como chatarra. Respecto a lo segundo no deja de resultar estimulante que aunque sea para evitar alguno de nosotros atente contra la vida del morenazo de fuego, o, peor aun, del mismísimo Mickey Mouse, haya por lo menos quien nos escuche.
Pareciera ser que los mediados de julio son un tiempo oportuno para practicar una suerte de balance de medio año, y dilucidar quienes han sido los actores relevantes en la vida de nuestro vapuleado país. Un alud de nombres han sido divulgados por los medios electrónicos e impresos, machaconamente los de las estrellas del Canal de las Idem, señaladamente La Gaviota y su señor esposo, el gabinetazo del mismo, el jefazo Azcárraga y El Piojo Herrera. Fuera del establo televisivo el supervillano (en este caso sin exageración) Carlos Slim, La Tuta, Kiko Plancarte, Fausto y El Gerber Vallejo, Reyna, los prófugos del rancho El Girasol Duarte, El veracruzano y El Rey de la Basura, El Chapo Guzmán, El Mayo Zambada y El Azul Esparragoza; estadistas prácticamente todos ellos de los cuales han sido los últimos los menos lesivos para la vida de su país, quienes se han hecho inclusive cargo de las funciones elementales del Estado en algunas de las regiones más conflictivas, y cuya institución se perfila como la más seria y responsable del México contemporáneo.
De mención aparte y verdaderamente honorífica es merecedor don José Manuel Mireles, preso político en Hermosillo, Sonora. ■
