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viernes, 19 abril, 2024
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Palestina

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Por: DANIEL SALAZAR M. • Araceli Rodarte •

Al envío de esta colaboración, suman ya cuatro días de la más reciente operación militar que Israel esta llevando a cabo en contra de Palestina. La aviación israelí está bombardeando “objetivos” provocando decenas de muertos y cientos de heridos entre los que, como siempre, destacan las víctimas inocentes. Además del uso de misiles, el gobierno israelí está amenazando con intensificar su ofensiva autorizando la movilización de 40 mil reservistas para una posible operación terrestre.

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La nación africana de Argelia ha hecho ya un urgente llamado a romper el silencio de la comunidad internacional. Jordania, Turquía, Ecuador y Venezuela son, por su parte, las primeras naciones que se pronuncian condenando esta escalada de violencia y reclamando el cese de la agresión sobre Gaza.

María Landi en su brillante artículo Palestina No es una guerra, es una masacre. Otra vez Gaza, señala que esta nueva ofensiva no es más que otro ensayo de prepotencia impune de Israel sobre el pueblo palestino: “Gaza es, entre otros horrores, el campo de ​​‘testeo​’de la industria militar y de seguridad israelí, esa que se promociona diciendo que “los productos están probados en el terreno” (el terreno es la carne del pueblo palestino). Esa industria que las empresas israelíes​ le venden a todos nuestros países, es la misma ​que entrena a nuestras policías, militares y servicios de inteligencia…”

Landi plantea que el secuestro y asesinato de los tres jóvenes judíos (que ningún grupo palestino reivindicó, y que algunos incluso sospechan que podría ser una operación encubierta), solo ha sido la excusa que Israel aprovechó para lanzar durante tres semanas una operación de castigo sobre el pueblo palestino, primero con la operación “Guardián de mi hermano” y ahora con la operación “Borde protector”.

El mundo tiene que saber que Gaza está totalmente bloqueada por Israel desde hace casi 8 años por tierra, agua y aire. Que no tiene escudos antimisiles ni refugios, ni una sola vía de salida. Que un millón 600 mil personas (muchos menores de edad) están atrapadas sin escapatoria posible, a merced de los bombardeos israelíes en una franja estrecha de 45 por 15 km, sin agua potable, sin electricidad ni materiales médicos para que los hospitales y las ambulancias atiendan a las personas heridas. Que este 9 de julio sumó 53 víctimas mortales y 460 heridos.

Contrario a lo que nos quieren hacer creer tanto la prensa israelita como la prensa ​occidental, lo que sucede en la Franja de Gaza no es una guerra ni un intercambio de fuego cruzado. Es, en realidad, como cita María Landi en su artículo, “una masacre perpetuada por el cuarto ejército más poderoso del mundo sobre la zona más densamente poblada del mundo y sobre un pueblo que no tiene ni tuvo nunca ejército ni aviación ni armada, y que desde hace casi 70 años resiste (mayoritariamente por medios no violentos), al régimen de ocupación militar y colonización racista más brutal y prolongado del siglo 20 y el único que perdura en el siglo 21 con la impunidad y la legitimidad ​que le otorga el mundo ‘civilizado’…”

Contra todas las resoluciones del Derecho Internacional, se sigue repitiendo –dice Landi– la narrativa sionista de que “Israel tiene derecho a defenderse”. El ladrón, usurpador y ocupante de la propiedad ajena se presenta como víctima y afirma su derecho a defenderse de la natural y justificada reacción de los robados, colonizados y oprimidos​ desde hace cuatro o cinco generaciones, a los que convierte en victimarios”.

Habrá que mirar entonces esta crisis en perspectiva y no caer en la trampa de discutir el “quién disparó primero?”; tener presente las palabras que Frank Barat -coordinador del Tribunal Russell ha registrado sobre Palestina-: “Israel declaró la guerra al pueblo palestino en 1947/1948, cuando limpió étnicamente la mayor parte de su patria. Esto tiene que quedar claro y ser repetido constantemente en estos momentos en que los analistas tratan de responder la pregunta: “¿Quién empezó?”. Mientras Israel continúe con sus políticas de ocupación, colonización, limpieza étnica y castigo colectivo, no tiene nada de lo que quejarse. Las y los palestinos van a resistir por todos los medios posibles, y tienen derecho a hacerlo.” ​De hecho, ​vale la pena recordar que la Resolución 3101 de la Asamblea General de la ONU ​(de diciembre de 1973) afirma el derecho de los pueblos bajo dominación colonial y extranjera, y bajo regímenes racistas, a luchar por su autodeterminación. Palestina se defiende como puede, y no solo tiene el derecho, tiene también el deber de hacerlo…” ■

 

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