- Historia y poder
Un ropaje nuevo, un estruendo de cañones, la aspiración de crecer y de partir, más allá de las minas, el orgullo de haber crecido sin la ayuda de extraños, eso es Fresnillo, el espectáculo de una ciudad que se ama a sí misma y nos depara siempre la noticia, el alboroto, el mucho orgullo, la página roja, también la fecha memorable.
Considerada como el territorio que alberga las minas de plata de mayor producción en el mundo entero, nunca fue ajena a los alborotos de las frenéticas luchas entre los amenazantes pueblos indígenas que iban para apostarse en sus territorios del río y el fresno, las abundantes cañadas en las montañas y sus naciones de pinos y árboles frutales, es hoy el lugar más emblemático de la nación por venerar al Santo Niño de Atocha, considerado como el patrono de los mineros y a la vez, fuente de milagros y de peticiones de muchas partes del país que acuden ante su portentosa imagen en pos de recibir o la gracia o el consuelo, la bendición y la buena nueva.
Fresnillo: atrás quedaron las muchas batallas en que el pueblo entero se unió a sus revoluciones y en orden intentó una y otra vez restablecer el estado de derecho en las épocas del caos y las hambrunas, justicia propia que la hizo renacer fuera de los aburridos discursos oficiales que exaltaban su semblante de sufrimiento y de su valor para enfrentar la dura circunstancia, la sala del crimen, la deslealtad, el acoso, la vil transa y el desorden en toda la extensión desconocida.
Más vale que se portara bien: con una presencia humana de por lo menos 13 mil años, con pinturas rupestres que asombraron a propios y extraños, a su llegada los españoles llevaban centenas de esclavos negros e indígenas que limpiaban los caminos y hacían los trabajos más rudos y el tiempo le dio de todo: la abundancia, los hombres célebres, las mujeres singulares y muy bellas, la fama en el mundo entero.
Impresionantes los resultados:el famoso cerro de Proaño le dio al país las más altas cifras de la riqueza a partir de la plata y el oro, acudieron gente de muchos lugares del mundo y fue célebre el señor Fagoaga como el hombre más rico del nuevo mundo, a través de visiones inquisitoriales en el maltrato a los peones mineros pero también rectificando en el camino presto a ayudarlos, lo que ocasionó a una mejor producción de minerales que hasta la fecha sigue impactando por la gran cantidad de toneladas de la plata que adornan y comercian al mundo.
Nombre del desconcierto: no se escribe lo que ya está en los viejos renglones y que jamás dieron la pauta para entender la esencia ruda o noble del fresnillense, ante todo, sus manos toscas le proveyeron también innumerables otras por demás artísticas de niveles mundiales como el músico Ponce o el pintor Goitia y tantos otros que ahora mismo troquelan sus valores asombrando con premios, enseñanzas, cátedra y humanismo, o sea, lo incorruptible que hace expresiones de indudable valor tangible y popular: es un pueblo lleno de talentos que comparten y se acompañan con huelgas, protestas, enunciados y propuestas.
Lo más sencillo es lo más bonito y el pueblo de Fresnillo es hoy la zona más querida de los zacatecanos, ya por sus números que le otorgan riqueza al estado o por sus leyendas, castigos, canciones y retos: enorme su calendario de fechas religiosas que unen al pueblo a manifestar sus sentimientos y proclamas que cese la extorsión, el hambre, que vuelva la tranquilidad y los poemas, las pinturas y los jolgorios muy fiesteros de un pueblo que no olvida su crianza, menos su memoria y su sano juicio. ■