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viernes, 19 abril, 2024
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Zacatecas vive una reestructuración que puede ser irreversible: Arturo Burnes

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Por: MARTÍN CATALÁN LERMA • Araceli Rodarte •

■ Existe una amenaza de daño permanente debido a la megaminería, advierte académico

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■ El reto es maximizar los efectos positivos de las fuerzas productivas y minimizar daños

Arturo Burnes Ortiz, docente investigador de la Unidad Académica de Economía de la Universidad Autónoma de Zacatecas (UAZ), informó que desde el siglo 16 Zacatecas ha participado decididamente con su excedente argentífero en la construcción de un nuevo orden económico mundial. En la actualidad, el estado “se encuentra en su última reestructuración que puede ser irreversible” por el daño permanente que está provocando la megaminería.

Sin embargo, expuso que hay otra postura que señala la existencia de una correlación de fuerzas que permitiría el acuerdo entre sujetos y agentes sociales fundamentales, y a partir de ello plantear un nuevo modelo del cual también es expresión la megaminería.

“El reto es cómo maximizar los efectos positivos que tiene el desarrollo de las fuerzas productivas de este nuevo estadio del sistema capitalista mundial y cómo minimizar los efectos negativos de ella, cómo salir lo mejor librados posible de este proceso”, expresó.

Manifestó entonces que la lección histórica es fundamental y desde ese punto de vista, Zacatecas ha transitado por tres reestructuraciones profundas, todas ellas irreversibles, al igual que la actual.

La primera ocurrió en el periodo del despotismo ilustrado, promovido por los Borbones, quienes “quisieron recuperar su imperio con una nueva política mercantilista”. En ese momento Zacatecas era la segunda ciudad más importante del subcontinente y la región más importante productora de plata, de forma que el estado estuvo presente en esa reestructuración.

La segunda se presentó durante el Porfiriato, cuando, “armados con los elementos de la Segunda Revolución Industrial y la modernización porfirista, que no desapareció del todo con la Revolución Mexicana, Zacatecas apareció en el escenario como parte de la modernización reestructuradora”, comentó Burnes Ortiz.

La tercera reestructuración se dio a partir de la década de los 80 del siglo pasado, cuando se promovió la desregulación del Estado, con lo cual las grandes empresas transnacionales tuvieron acceso a los recursos mineros.

“La Ley Minera actual es lesiva, anticonstitucional, y los diputados priístas zacatecanos nos quisieron vender la idea de cambiar esa ley, pero sin cambiar el artículo sexto. Simplemente se puso una adición en la que se aumenta el impuesto a 5 por ciento”, lo que demuestra que un problema tan complejo como lo es la megaminería se limitó a definir el impuesto.

Según afirmó, la idea de que la humanidad debe servirse de la minería y los recursos naturales, es una relación unilateral, prepotente y agresiva. Por tal motivo, cualquier intento de plantear una alternativa en ese rubro, debe sugerir una visión crítica en relación a la teoría económica convencional.

El problema es que la Economía Ambiental se basa en la teoría económica neoclásica que pone precio a los recursos naturales en el mercado para después implementar medidas de regulación para la remediación, tal como lo hace la Procuraduría Federal de Protección Ambiental (Profepa). Ello explica por qué Gobierno Federal no procede contra las megamineras cuando se demuestra que ocasionaron daños permanentes y definitivos al medio ambiente, concluyó Burnes Ortiz.

Comentó que hay una diferencia radical entre el complejo extractivo colonial y la megaminería contemporánea                , según se muestra en la historia social y económica de Zacatecas, y según algunos autores, hasta 1900 el estado había producido mil millones de pesos, cuyo valor era igual que el dólar.

En la actualidad, una sola empresa del Grupo Frisco, Tayahua, propiedad de Carlos Slim, produjo en un año ganancias de 700 millones de pesos, y aunque el contexto es distinto, el monto es muy similar.

Se refirió también a un estudio del Banco de México sobre la minería que explica cuánta fue la producción de oro y plata durante toda la Colonia, en comparación con la producción de la primera década de las megamineras en Zacatecas. El resultado fue que en los tres siglos coloniales, se extrajeron 190 toneladas de oro y 33 mil de plata. En 10 años, la primera década del siglo 21, se extrajeron 420 toneladas de oro y 56 mil de plata.

El especialista recordó que la ciudad de Zacatecas, que es Patrimonio Cultural de la Humanidad, se edificó como producto del auge de la minería que en ese momento se basaba en el método de beneficio por amalgama.

“Este método y complejo extractivo que duró hasta el Porfiriato tuvo efectos de enlace intersectoriales e interregionales. Hoy, en cambio, la Goldcorp, en Peñasquito, tiene su propio aeropuerto privado para llevase las barras de oro y plata para procesarlas primero en Estados Unidos y luego en la matriz, en Vancouver, Canadá, segando así los efectos de enlace. Ahí tenemos una gran diferencia con el complejo extractivo colonial”, indicó Burnes Ortiz.

Detrás de esos detalles, dijo que hay muchas circunstancias, de forma que las diversas investigaciones que hay sobre Zacatecas, aunque tienen relación con el complejo extractivo colonial, muestran el imaginario social y las expresiones de imaginación creadora en los diversos momentos históricos.

No obstante, hay una contradicción en el modelo megaminero en Zacatecas, pues si bien en los primeros 10 años del siglo 21 ha superado la producción de oro y plata durante la Colonia, ello no se corresponde con la atención por la investigación social regional al nuevo motor de acumulación.

En ese sentido, manifestó la necesidad de concretar cómo se plantea la actuación de la ley del valor y la formación de una sobreganancia no solamente a nivel local, sino internacional, porque en México, a raíz de la Revolución Mexicana, el Estado se convirtió en un “terrateniente sui generis”, encargado de resguardar la soberanía cobre el recurso natural, mientras que con la Ley Minera de 1992 y el Tratado de Libre Comercio, en conjunto con el modelo económico neoliberal, “pasamos a poner en bandeja de plata ese recurso natural a nivel regional”.

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