■ Especialista llama a la reflexión sobre el negocio ilegal considerado como el más lucrativo
■ Se debe dar una mayor atención a niños y jóvenes, sectores sensibles al fenómeno, señala
Cerca de 2.5 millones de seres humanos son captados anualmente para trata de personas. El fenómeno según la OCDE produce 32 millones de dólares en mismo periodo, siendo después del narcotráfico, el negocio ilegal más lucrativo. En este contexto, México es considerado un país tanto de destino, tránsito y trata de personas, ofreció como lectura ilustrativa y breve a la que se denomina la esclavitud del siglo 21, Juan Manuel Meixuerio, visitador adjunto de la Dirección General del Programa contra la Trata de Personas de la 5 Visitaduría General.
El especialista estuvo en Zacatecas para participar con una conferencia acerca del tema, en el contexto de la Campaña Nacional contra la Violencia en el Sector Educativo, misma en que confluyeron localmente la Comisión de Derechos Humanos del Estado de Zacatecas (CDHEZ) y la Secretaría de Educación de Zacatecas (Seduzac)
Ante un auditorio de apenas 50 docentes reunidos en la sala Eulalia Guzmán de la Seduzac, el especialista instó a la reflexión acerca de la cercanía del fenómeno de la trata de personas en la vida cotidiana de cualquiera.
Como un ejercicio que evidencia la manera en que se ha “naturalizado” el problema de la violación de los derechos humanos, mismo que abre camino a la trata de personas, instó a los docentes a un momento de relajación utilizando para ello un famoso y difundido tema: “Za, za, za –Mesa que más aplauda-”.
“¿Qué dice la canción? “, preguntó a los maestros. Del análisis a la mención de la frase “za, za, za, yakuza, yakuza, le mando, le mando, le mando la niña”, comentó, que justo es la famosa mafia japonesa una de las que se dedican al tráfico de personas para su explotación sexual, y lo expresado con “y los ingenieros, y los licenciados, y los arquitectos…” enumera a los clientes del comercio sexual. Esta canción dijo, seguro la han escuchado o puesto “hasta en los bautizos de sus hijos”.
El también consultor externo en temas de justicia penal juvenil y derechos humanos de la niñez del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) en su oficina en México, inició su serie de reflexiones con una práctica actual y cercana, la descripción del fenómeno del phubbing.
El vocablo procede, mencionó, de dos anglicismos snubbing –despreciar- y phone –teléfono- y fue acuñado en los Estados Unidos para describir lo que ocurre cuando reunidas un grupo de personas, en lugar de atenderse y conversar mutualmente, cada cual se dedica a revisar, escribir, chatear o googlear en su teléfono sin hacer caso de quien se tiene a un lado.
Esto que pareciera no tan grave, es en realidad una forma de expresar desprecio, de ignorar y por tanto desavalorizar el contacto personal. “Estamos generando una sociedad depresiva porque el primer paso que evidencia esta enfermedad es el aislamiento”, advirtió a los maestros.
Catalogó el fenómeno como una forma de violencia a la que son especialmente sensibles los niños y jóvenes, quienes también se han incorporado a este tipo de prácticas. Esto fue señalado para abrir camino a la reflexión de la desatención de este sector poblacional, al que se está ignorando también por parte de quienes toman las decisiones en materia de políticas públicas, nadie les escucha, subrayó.
El asunto de la violencia, manifiesta en la violación de los 30 derechos humanos hoy reconocidos a nivel mundial como fundamentales para una vida plena, tiene detrás a sociedades más individualistas, que aíslan y convierten en objetos a las personas.
La construcción social de estereotipos que se anteponen a la valoración de los seres humanos como personas las ha convertido también en mercancías, en nuevos esclavos. “La desvalorización de la persona es fomentar la violencia” de esto deriva también el denominado acoso escolar, expuso.
