■ El autor destaca como un referente indiscutible de la crónica, el ensayo y la crítica literaria
■ Se entregó la máxima presea a un “hombre altamente conocedor de las letras”: IZC
En evocación de “un Jerez flotante y fantasmal que no está más que en un montón de sílabas”, Guillermo Sheridan (Ciudad de México, 1950) se ubicó a sí mismo en este escenario al que aparejó a la actual ciudad de Jerez, como un “hijo pródigo” asombrado de que “el padre que lo recibe y abraza” es Ramón López Velarde.
El Premio Iberoamericano de Poesía Ramón López Velarde fue entregado ayer en el Teatro Hinojosa de Jerez de García Salinas, Zacatecas; al hombre que no sólo es “uno de los más rigurosos y apasionados lectores del poeta”, dijo María del Carmen Férez Kuri, sino agregó en cita a La Suave Patria, representa “una pluma heroica que ha sabido en todo momento estar a la altura del arte”.
La directora del Museo Casa del Poeta de la Ciudad de México, destacó a Sheridan como un referente indiscutible de la crónica, el ensayo y la crítica literaria contemporánea del país.
Agregó a la lectura de sus méritos, el trabajo como docente en las principales universidades de México, Estados Unidos, Francia y Reino Unido. Su presencia en medios como El Universal y Letras libres, así como la autoría de la novela El dedo de oro (1996), guiones, relatos cinematográficos, crónicas y ensayos, entre los que destacó el de la cinta Cabeza de Vaca (1994), y de éstos últimos sus publicaciones Cartas a Copilco (1994) Paralelos y meridianos (2010) y Viaje al centro de mi tierra (2011).
Guillermo Sheridan, se expuso, es también Premio Xavier Villaurrutia (1989), Premio Nacional de Periodismo Cultural Fernando Benítez (2011) y miembro de la Academia Mexicana de la Lengua (2013).
La distinción que le fue entregada ayer por el gobernador Miguel Alonso Reyes, refiere su labor como un autor fundamental “para entender y disfrutar” la obra del poeta nacido un 15 de junio de 1888 y muerto en la Ciudad de México el 19 del mismo mes de 1921, plasmada en Un corazón adicto: la vida de Ramón López Velarde, libro que tuvo su primera edición en 1989 y una segunda, a la que incorporó otros trabajos ensayísticos en 2002, agregó Férez Kuri.
La oradora destacó de entre la obra de Sheridan su escritura de los que denominó “los dos mayores poetas mexicanos del siglo 20”, Octavio Paz y el propio López Velarde.
Agregó como otro elemento que sustenta la distinción otorgada de manera unánime ayer por el jurado, el cargo honorario que cumple el escritor desde la fundación de la Casa del Poeta, que fuera la última morada del autor de Fuensanta, en la Ciudad de México, la presidencia del patronato que la sustenta.
El espacio abierto en complicidad con Hugo Hiriart alberga las bibliotecas personales de Salvador Novo y Efraín Huerta, y recrea el dormitorio del autor jerezano.
En su momento al habla, cuyas palabras dedicó a una niña encargada de tocar el bombo en la orquesta convocada para el evento y ubicada en la zona más alta del Teatro Hinojosa de Jerez, esto por encontrarse dijo, la más cercana a López Velarde, Guillermo Sheridan, recordó su visita hace más de 24 años al sitio, justo para preparar Un corazón adicto.
Con una voz grave, pausada y cuya modulación transitó por la filigrana poética del autor de El Retorno Maléfico, compartió los versos que hablan del dolor de encontrar destruido el lugar que se ama y las imágenes que sustentan la añoranza de la memoria.
Ese Jerez, el ubicado en las últimas líneas del poema, expresó, “es al que yo quiero regresar siempre. Desde luego los tiempos, la evolución de la historia lo impide, pero la poesía que quizás sea una forma superior de la historia tendrá siempre esa puerta abierta para nosotros”.
En el evento realizado en el contexto las 17 Jornadas Lopezvelardeanas, estuvieron presentes, autoridades en representación de los tres poderes del estado.
Gustavo Salinas Iñiguez, director del Instituto Zacatecano de Cultura, dio voz al discurso oficial. Dijo de Ramón López Velarde fue un poeta que se adelantó a su tiempo, e identificándose con la revolución maderista, hizo sin embargo, sin las armas, su propia revolución mediante “la pluma”.
Destacó el premio entregado a Guillermo Sheridan como la más alta presea que se otorga por parte del pueblo y gobierno de Zacatecas, en este caso, a un “hombre altamente conocedor de las letras hispanoamericanas (…) su vocación literaria, su crítica y su trayectoria como historiador, investigador es ampliamente valorada”, comentó.
