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jueves, 18 abril, 2024
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Presenta Lorenzo Meyer Cossio Nuestra tragedia persistente: la democracia autoritaria en México

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Por: MARTÍN CATALÁN LERMA • Araceli Rodarte •

■ Analizar el régimen totalitario del país, el objetivo; sólo pocos entes son actores políticos, señaló

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■ Tres grandes partidos han formado un cerco y son como dueños de los procesos electorales, dijo

El sistema político mexicano “es un híbrido: una mezcla de autoritarismo con una pizca de democracia que logramos arrancar de nuestra historia”, afirmó el historiador y analista político Lorenzo Meyer Cossio, durante la presentación en Zacatecas de su libro Nuestra tragedia persistente: la democracia autoritaria en México.

Según expuso, en la obra la intención fue desmenuzar el sistema autoritario en el que se inscribe el país y cuya esencia es que el pluralismo de la sociedad está restringido y sólo unos cuantos grupos, personas, ideologías o partidos pueden estar presentes como actores políticos aceptables por el poder. En la democracia, por el contrario, quién tenga capacidad para entrar al mercado político, puede presentar sus proyectos e ideas libremente.

En el caso de México, dijo que el autoritarismo se caracterizó por un pluralismo limitado, pues el Partido Revolucionario Institucional (PRI) permitía la existencia de otros partidos, pero estos eran útiles para argumentar que había pluralismo político.

Sin embargo, a los partidos de izquierda e incluso de derecha, como ocurrió con los sinarquistas, se les impuso un límite y fueron perseguidos y vigilados durante el sistema autoritario.

Explicó además que en el autoritarismo no hay ideología, sino una mentalidad definida que se puede adaptar a la coyuntura, motivo por el cual México pudo gobernarse desde la izquierda con Lázaro Cárdenas y sexenios después por la derecha con Miguel Alemán.

Meyer Cossio agregó que otra característica importante en un modelo autoritario, es que no se permite la movilización social independiente, Por ejemplo, se refirió a la masacre de estudiantes perpetrada por Gustavo Díaz Ordaz y señaló que después de haber pasado el momento en que podían ser cooptados y controlados, debían destruirse.

“En el sistema autoritario no hay punto intermedio. La represión es la razón última y puede ser, como en el caso mexicano, que usen, cuando es propicio, primero cooptar, convencer o comprar, y si no viene la represión”.

Desde su punto de vista, el sistema político mexicano pudo legitimarse en el proceso electoral de 2006, cuando se negó a la oposición la contabilización del voto casilla por casilla.

“La única manera en que una elección competida se puede legitimar es que el que pierda, acepte; no es el que gana el que puede legitimar su victoria. Es la fuerza del opositor la que puede hacerlo”, expresó.

Señaló entonces que en este momento los elementos del autoritarismo son evidentes, aunque también hay elementos democráticos que no pudieron eliminarse porque la sociedad misma transitó de un carácter rural  y analfabeta, a una donde ya hay ciudadanos y un sector de la sociedad que exige y tiene la capacidad de hacer frente a un proyecto autoritario.

Sin embargo, Meyer Cossio indicó que uno de los principales obstáculos que impone el autoritarismo para que ese sector social lo remonte, es la partidocracia, debido a que tres grandes partidos han conformado un cerco y se han constituido como dueños de los procesos electorales.

En consecuencia, en las encuestas los mexicanos dudan de los resultados electorales y por lo menos una tercera parte de los habitantes está segura que no vive en una democracia, otra tercera parte no lo sabe y el resto afirma que existe.

“La única manera en que una elección competida se puede legitimar es que el que pierda, acepte”, afirma el historiador y analista

También se refirió a la poca credibilidad que tienen las instituciones en México, ya que, de acuerdo a las encuestas, son precisamente los instrumentos de la democracia los más cuestionados, es decir, los partidos políticos y el Congreso.

La iglesia, las universidades y el Ejército, añadió, son las instituciones con mayor credibilidad entre los mexicanos, lo que significa que las instituciones no democráticas generan más simpatía en la sociedad.

“La debilidad de nuestras instituciones es un problema grave porque tenemos que ir hacia la democracia luchando contra ellas, que deberían ser los instrumentos de la democracia. Más difícil no nos la pueden poner, y yo no tengo una idea de cómo nos vamos a deshacer de eso”, dijo Meter Cossio.

Por otra parte, cuestionó si es posible construir una democracia en un medio de inseguridad y violencia y explicó que el caso de Michoacán muestra que las autoridades fueron elegidas por los narcos. Es decir, la estructura de autoridad en esa entidad, no tiene ninguna relación con el Estado débil que hay en México.

Finalmente, manifestó la necesidad de construir un proyecto de nación lógico y alcanzable, a partir de la organización de la sociedad civil y sin una revolución, para lo cual se requiere “volver a volcar la energía y la imaginación nacional en crear una sociedad menos desigual y menos injusta”.

Francisco Valerio Quintero, académico de la Universidad Autónoma de Zacatecas (UAZ),  comentó que el libro expone el fracaso de los proyectos nacionales en torno a los cuales ha girado la historia del país: el proyecto monárquico, el liberal-autoritario, el del nacionalismo revolucionario y el del neoliberalismo autoritario.

Ante esos fracasos, en un contexto en el que no hay consensos y en el que prevalece la cerrazón de las élites económicas y políticas para impedir el acceso de la izquierda al poder, “debemos conceder que los mexicanos que apoyamos la lucha electoral para transformar al país desde el derecho a la pluralidad, estábamos equivocados”.

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