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jueves, 28 marzo, 2024
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Ultraje y derechos de los animales no-humanos

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Por: RAYMUNDO CÁRDENAS VARGAS • Araceli Rodarte •

El jainismo, que es una expresión religiosa variante del hinduismo que predica el respeto radical al mundo animal, porque parte de la idea de que no hay separaciones esenciales entre los seres humanos y ellos; su prohibición de comer carne no es por causa de salud y razones por el estilo, sino por compasión: la percepción de la realidad animal como propia. En cambio, en nuestra civilización, la realidad animal se percibe como muy distinta de la nuestra, y por ello se les llega a ver como cosas, lo cual también falsea su realidad. En la naturaleza tenemos una heterogeneidad de formas de realidad: las meras cosas, la realidad anímica (que es la propiamente animal, que nosotros compartimos), y la realidad personal propiamente dicha.

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Los animales no son meras cosas porque son una realidad anímica, y justo por ello son sujetos de derecho. En el derecho reconocido en nuestro contexto no está prohibido matar a los animales (como en el contexto jainista arriba mencionado) pero sí maltratarlos.

Existe un gran vacío reglamentario para hacer respetar los derechos de los animales, especialmente la prohibición del maltrato: es un terreno casi virgen en el tema. En la Ciudad de México apenas en 2013 se ha avanzado un poco en este asunto, no obstante que en todos lados donde hay animales, no sólo en los circos, existe el maltrato.

Ciertamente los circos han sido cuestionados al respecto, porque se ve a los elefantes siempre encadenados, a los felinos encerrados en jaulas pequeñas y a equinos atados frente a un poste sin posibilidad de movimiento. Sin embargo, en los hogares podemos observar maltratos similares: perros sin espacio, dejados sin comer y abandonados; mascotas diversas expuestas a estrés y dolor. O también el uso de los animales en laboratorios, donde se prueban medicamentos o cosméticos para un posterior uso humano, en los cuales también se llevan a cabo un sinfín de experimentos que implican, todos ellos, sufrimiento por parte de los animales.

En suma, es necesario reglamentar todo el espectro de la enorme diversidad de crueldad con los animales. En medio del espectro, está el debate en torno a las corridas de toros; en algunos lugares han prohibido la fiesta brava, y en otros las han reivindicado, como el caso de Zacatecas en donde se les ha declarado patrimonio inmaterial del estado. Se deberá abrir el tema de los circos, pero también de las corridas de toros, la pelea de gallos, de perros,  y el trato de animales en el ámbito doméstico, el científico y el industrial. Los legisladores deberán abrir el debate para que la población se exprese sobre el reconocimiento de los derechos animales y sobre los mecanismos para garantizarlos. “Todos somos animales”, desconocer esta realidad nos lleva a los caminos del ultraje de los animales no-humanos.

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