11.9 C
Zacatecas
viernes, 29 marzo, 2024
spot_img

Bordando ideas sobre un modelo educativo posible (séptima parte)

Más Leídas

- Publicidad -

Por: RICARDO BERMEO •

-uno de los rasgos centrales de un modelo educativo posible, que debería ser parte principal de nuestra reflexión, interesados en elucidar los contenidos de “la educación que queremos”, (y/o de “la escuela que queremos”), donde ha ido cobrando una relevancia creciente: la democratización del conocimiento. Al proponerlo, Christian Laval (entre muchos otros), busca impedir que la escuela se limite a ser gestionada con un tipo de democracia exclusivamente “gremialista”, (circunscrita a lo procedimental), al interior de cada centro escolar, constituyéndose en “islas” formalmente democráticas, que operan con fuertes desconexiones en relación con sus capacidades de incidencia e intervención dentro del entorno social-histórico actual, dentro del cual los centros educativos se encuentran sumergidos, acentuando, por esta razón, la crisis educativa.

- Publicidad -

Ahora, ¿Por qué -y cómo- democratizar el conocimiento? Especialmente dentro de una época definida como “capitalismo cognitivo”, una economía -mundial- donde el conocimiento juega un rol crucial, basta pensar en la nueva división internacional del trabajo, en el extractivismo y la reprimarización de las economías, incluso de potencias emergentes como Brasil, Argentina, etc., aunque, adjetivarlo de esa manera, difumine (posiblemente) otros aspectos que son claves para comprender el brutal despliegue de la crisis global (o, multidimensional) en curso, desde cuyo fondo, por así decirlo, nos interesa pensar (juntos) “Zacatecas en el amor del tiempo”, en tanto, parte total- de la “tierra-patria”.

La importancia de la “puesta en valor” del conocimiento, centrada en su valor social, y no exclusivamente en la rentabilidad a corto plazo (maximización de utilidades), solo se puede lograr luchando a partir de la construcción de una “corriente alterna”, opuesta al horror económico -hoy- desgraciadamente glorificado por el “pensamiento único” neoliberal armado. Para ello, la orientación de nuestras acciones -públicas- debe basarse en una voluntad social y política capaz de crear una nueva institucionalidad que permeando “la sociedad que somos” (el imaginario social instituido), propicie el despliegue de la creatividad social, de un imaginario instituyente, tejido para, (con, desde) una “democracia real ya”.
Necesitamos que la imaginación creadora –individual y colectiva- se emplee a fondo, en el diseño e implementación de mejores, más eficaces (…expansivas, amables, capaces de convencer razonablemente, de educar con el ejemplo) formas, figuras, (“eidos”) para desplegar desde el tejido social comunitario todo un conjunto de tareas vinculadas a la generación, distribución, acceso, y reapropiación del conocimiento (cultura, reflexión crítica, pensamiento científico, saberes populares, vernáculos, etc.) para lo cual es fundamental el fortalecimiento profundo, sostenido, de la educación y de la innovación social.

El capitalismo cognitivo, implica entre otras dinámicas, la concentración del poder para definir segmentos crecientes de los circuitos de producción -y de los usos- del conocimiento, de la investigación, conduce a una arrolladora privatización del saber, a la mercantilización de los mismos (sistemas de patentes), que capturan -y bloquean- la formas distributivas, horizontales, democráticas, de la creatividad social. Impidiendo con ello, que un bien público, o, mejor, todo un conjunto de “bienes comunes” entre los cuales el “conocimiento compartido” ocupa un papel fundamental, puedan mejorar la situación de una inmensa mayoría social, condenada entonces a “malvivir” (y/o a morir –si es el caso-), simplemente, porque en el afán desorbitado de ganancias, se decide que la educación es un campo que debe ser subsumido a la lógica de una economía financiarizada, (pero también, la salud, los servicios ecológicos, el agua, la investigación científica, priorizando por ejemplo la delirante carrera armamentista, o la aceleradísima destrucción medioambiental, o el orwelliano sistema de espionaje generalizado, o restableciendo la barbarie propia de las mismas políticas económicas que han producido la “crisis sistémica” de 2008 a la fecha, una economía basada en las “burbujas financieras” propias de una economía de casino, de la que se benefician una reducidísima proporción de la población, graficada en la conocida formula de Ocuppy Wall Street, del 1 por ciento, en detrimento del 99 por ciento restante.

En la crisis actual de la educación en México, incluyendo la educación superior, vemos como, en las políticas de austeridad, y en las reformas estructurales propuestas, cuando se aplican en función de una supuesta “racionalización económica”, generan, entre otras consecuencias negativas, mayor deterioro social, visible en el incremento del sufrimiento social, en la polarización de las desigualdades, en el empobrecimiento de sectores de la población, en los desempleados producidos por recortes laborales, y ello, en la medida en que se niegan a poner como orientación principal a la hora de tomar decisiones, el valor social, generado por aquellos actores, vinculados al despliegue de una creatividad que debería ser, si partimos del conocimiento, como uno de nuestros principales bienes comunes, una estrella polar orientadora.

Declinando localmente la democratización del conocimiento, pueden ir juntos: la solidaridad imaginante con los trabajadores de la UAZ y, con el fortalecimiento institucional de la Universidad, si queremos, podremos y encontraremos el modo de construir nuevos caminos. ■

- Publicidad -

Noticias Recomendadas

Últimas Noticias

- Publicidad -
- Publicidad -