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viernes, 19 abril, 2024
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México a la baja

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Por: ÁLVARO GARCÍA HERNÁNDEZ •

Autodefensas, reformas efímeras, inseguridad, corrupción y ejecución de nacionales en el extranjero, son sólo una parte de los fenómenos sociales que como mexicanos tenemos frente a nosotros en este incipiente 2014.

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El Estado de Derecho experimenta un resquebrajamiento profundo en sus cimientos e instituciones; la crisis es tal, que ante un evento delictivo, prevalece la desconfianza en las instituciones de procuración y administración de justicia; el sistema jurídico requiere pues, de una reestructuración profunda para responder a las demandas de la población que, como ya lo hemos expuesto en otras ocasiones, se siente insegura a grado tal, que el África Subsahariana pudiera dibujarse como un lugar más propicio para vivir que el nuestro.

Este escenario de inseguridad ha motivado que la ciudadanía, se organice y supla el papel del estado en materia de seguridad pública pese a que el artículo 17 constitucional, prohíbe expresamente que nos hagamos justicia por propia mano; ojalá se promueva también una reforma que modifique el texto constitucional para que posibilite defendernos ante una situación de ingobernabilidad como la que actualmente prevalece; así pues, el fenómeno de las autodefensas se alimenta de la continua ineficacia estatal, cuyo fin principal es la construcción de reformas que faciliten, desde la vía del derecho, la apropiación de la riqueza de México maquillada con un rubor denominado privatización.

Las incipientes autodefensas han tenido que sortear múltiples obstáculos, por un lado, deben enfrentar a la delincuencia bien organizada, por otro, deben cuidarse de los héroes de la administración pública que se esmeran con toda su alma en apagar por todos los medios, los fuegos que generen la complacencia presidencial como si de eso dependiera su futuro político, pero sin dar una clara solución al origen de las autodefensas: la inseguridad.

Favorablemente para el gobierno, las autodefensas no han encontrado un líder de masas que más que salir fotografiado con un rifle, brinde todo un adoctrinamiento filosófico a su movimiento, lo cual impactaría en millones de mexicanos que están hasta la madre de la inseguridad que prevalece en la mayoría de los estados de la República.

En otro asunto, creo que el Poder Ejecutivo federal debe resolver de fondo los problemas estructuras del país, ya que sus mismas reformas que le han hecho acreedor a premios internacionales que nadie cree, se encuentran en riesgo eminente; de lo contrario, México puede convertirse en un país de magnificas reformas pero cuarteado en todo su andamiaje social y económico, por lo que ya incluso, Estados Unidos quiere bondadosamente venir a salvarnos aunque es incapaz de ceder a las peticiones humanitarias para evitar que el mexicano Edgar Tamayo sea ejecutado mediante inyección letal, por cierto, Edgar es experto en matar policías esposado con las manos hacia atrás, de acuerdo con las autoridades de aquél país.

El México actual es el resultado de la acción de personajes políticos que se han aprovechado desmedidamente de nuestro país, haciendo de esta gran nación, un endeble territorio que sirve como reserva de riquezas a las que solo pocos pueden tener acceso. Muchos de los que han tenido el privilegio de dirigir sus destinos, lo han hecho mal, a tal grado que con tanta abundancia de recursos, ocupamos niveles preocupantes de pobreza, marginación, inseguridad y corrupción. México se ha convertido en un paraíso que se oferta para ser saqueado en beneficio de unos pocos incluyendo, extranjeros vivaces que se aprovechan de la estupidez de no pocos servidores públicos que se ciegan con el color verde de los dólares.

No está en mí, colgar la debacle de nuestra nación sólo a la clase política; como pueblo, también hemos permitido tal saqueo y nos hemos limitado a hacer mascaritas de nuestros políticos que se vende por 50 pesos en los cruceros como único mecanismo de sanción y repudio colectivo; hemos dejado que esos mismos políticos, regresen a llevarse más de la riqueza que debiera distribuirse equitativamente entre la gente que labora más allá de la jornada humana de trabajo y que no han dejado que México se derrumbe del todo; si acaso, la recompensa a este esfuerzo es un salario miserable.

Somos a los ojos del mundo, una nación débil, sostenida con columnas de barro que apenas si nos permiten simular que estamos bien para que el turismo no se ahuyente del todo, para que los inversionistas no corran tan rápido pese a las magníficas reformas de primer mundo que se han propuesto mientras los mexicanos no podemos salir libremente a la calle. Desafortunadamente para nosotros, México se encuentra a la baja y no se ve voluntad política ni inteligencia suficiente para cortar de raíz, el cáncer de todos nuestros males. ■

*Representante de Zacatecas ante el
Consejo Consultivo Nacional para el Desarrollo Sustentable

[email protected]

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