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jueves, 28 marzo, 2024
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El olvido del interés público

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Por: RAYMUNDO CÁRDENAS VARGAS •

El cierre del año, el poder legislativo dio luz verde para que la mayoría de los municipios zacatecanos tramiten distintos préstamos con el fin de saldar deudas heredadas de pasadas administraciones, en una pequeña porción para financiar las tareas que por ley le corresponden al Municipio y para cumplir con las obligaciones patronales.

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Dicho escenario de crisis municipal contrasta con la solicitud, por parte del Gobierno Federal, de un préstamo por 450 millones de dólares al Banco Interamericano de Desarrollo (BID) para financiar a empresas particulares en actividades de cogeneración de energía eléctrica lo queda cuenta del favoritismo con el que se beneficia a los capitales privados mediante la entrega de recursos públicos, y exhibe una incongruencia en el trato a los municipios.

Un botón de muestra de lo anterior es el hecho de que los préstamos concedidos por el BID a nuestro país han sido utilizados incluso para financiar viajes de aprendizaje de funcionarios del gobierno federal, cuando esos gastos tendrían que correr a cargo de las partidas presupuestales de la administración pública y destinar ese dinero a sanear las finanzas públicas de la mayoría de los municipios del país y del estado de Zacatecas.

Paradójicamente, el incremento en el monto de las deudas contratadas con organismos financieros internacionales –que son pagadas, cabe recordar, con dinero de la gente, no del gobierno ni de los beneficiarios de la iniciativa privada– no se ha visto reflejada en una reactivación efectiva de la economía ni en el impulso al desarrollo nacional; sino acaso en el financiamiento de los costos de un gobierno oneroso e ineficiente y en la transferencia de recursos a entidades privadas, no pocas de ellas de origen foráneo.

Resulta increíble que el gobierno federal endeude al país para financiar la cogeneración de electricidad de compañías particulares, y que al mismo tiempo desatienda las necesidades de las empresas energéticas paraestatales y las someta a una administración ineficiente y turbia, además de que el gobierno podría auspiciar empresas sociales encabezadas, por los municipios para producir energía eléctrica y venderla a la CFE en las condiciones que ofrece a productores particulares.

El referido manejo de los recursos y los débitos públicos es indicativo de la orientación de los gobiernos federales del ciclo neoliberal, cuyo propósito ha sido servir a los intereses trasnacionales, aunque ello implique desatender las necesidades del país.

En esencia, la misma actitud que ha privado en el reparto del referido préstamo del BID puede observarse en la reforma petrolera recientemente aprobada y promulgada, comprometida con los intereses de los gigantes energéticos trasnacionales, y en la política fiscal de los últimos gobiernos, incluido el actual, que se ensaña con los sectores productivos y los pequeños contribuyentes, y da trato de privilegio a los grandes capitales financieros, así como a los dueños de las grandes fortunas.

En suma, la situación descrita constituye una radiografía de la orientación general y de las prioridades de un gobierno ceñido a los designios y a los intereses de los grandes gruposempresariales y al mismo tiempo demuestra la poca imaginación de las autoridades municipales y hasta estatales para hacer un reclamo ante esta disparidad e incongruencia en el trato.

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