Los datos que nos ofrecen los organismos que han medido la transparencia de los órganos garantes de la misma es un síntoma de algo mucho más complejo, se trata de un estudio muy sencillo sobre ciertas virtudes elementales de transparencia que debe tener todo órgano público que confirma la Autorreferencia Negativa del Estado mexicano: es como la policía que tiene en su seno a los delincuentes que debe combatir, o la SEP que quiere combatir a la ignorancia con perfiles y programas llenos de la misma; o cuerpos legislativos que se manejan con ausencias graves de reglamentación; y así sucesivamente.
Si un médico diagnosticara al Estado mexicano diría que tiene una enfermedad autoinmune porque el sistema inmunitario ataca las células del propio organismo. En este caso, el sistema inmunitario se convierte en el agresor y ataca a partes del cuerpo en vez de protegerlo. Asimismo, los órganos encargados de protegernos contra la corrupción se convierten en promotores de la misma. Tenemos cáncer (corrupción) autoinmune.
El problema mayor está no solamente en los datos disponibles en portales de Internet y la cierta calidad de estos datos; sino en toda la estructura de la rendición de cuentas en México. La carencia de autonomía plena provoca que la actividad de los organismos vigilantes y fiscalizadores esté viciada de origen. Sin esta autonomía completa, dichas instancias están con las manos atadas para actuar como se debiera.
Las contralorías, auditorías y la propias cámaras legislativas están controladas por los poderes ejecutivos a los que debieran vigilar.
Así pues, la autoinmunidad es provocada por otra estructura política paradójica: la auto-vigilancia. Es como si los presos dentro de una cárcel pusieran y pagaran a sus vigilantes; o si el evaluador académico fuera empleado del evaluado. Esta regla elemental desde el punto de vista de la lógica, donde en evaluador no puede ser empleado del evaluado, se viola reiteradamente en México. En suma, la autoinmunidad es provocada por una estructura de auto-vigilancia de los recursos públicos. Es el juego de los espejos de la simulación.
¿Por qué no hubo una reforma estructural sobre transparencia y rendición de cuentas en México? Una donde la autonomía plena tanto de órganos de vigilancia como de organismos fiscalizadores se formalizara; y además, donde hubiera contraloría social de los recursos públicos y acciones de gobierno.
Una reforma que atacara de fondo el mayor cáncer de este país: la corrupción, que impide que los recursos se usen adecuadamente, y con ello, genera una cadena enorme de vicios que finalmente impide que tenga resultado cualquier política pública y se solucionen los problemas de educación, salud y pobreza. Y como todo cuerpo corroído por el cáncer, el Estado mexicano pasa por la etapa de no responder a sus funciones (fallido) y se encamina a la agonía. Es un cuerpo invadido por parásitos que, por lo pronto, lo tienen ciego, en las tinieblas, opaco.
