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jueves, 28 marzo, 2024
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La política depredadora de los salarios: a causas iguales efectos iguales

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Por: RAYMUNDO CÁRDENAS VARGAS •

Hay un dogma especial del neoliberalismo que tiene que ver con sus políticas respecto a los niveles salariales, que es causa de la enorme pérdida del nivel adquisitivo de los salarios de los trabajadores mexicanos en los últimos 30 años.

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El dogma dice: “los aumentos salariales superiores a la inflación provocan presiones inflacionarias, que acaban deteriorando al propio salario”; y con base a este dogma es que los gobiernos de los últimos 5 sexenios en México han limitado el aumento del salario mínimo con base a las expectativas de inflación del año que inicia. Y como el cálculo de las expectativas siempre ha sido menor a la inflación real, se ha provocado la pérdida del poder adquisitivo de los salarios que se ha acumulado hasta llegar a 68 por ciento en los sexenios mencionados.

Pero no sólo este dogma también ha inducido el estancamiento económico del país, porque ha contrariado un mecanismo fundamental de la economía: la mayor participación del salario en el total del ingreso nacional ayuda a incentivar el mercado interno y, con ello, la mayor producción total; y esta espiral de mayor producción con mayor consumo genera crecimiento económico.

Y esto se confirma en la experiencia de los sexenios de mayor crecimiento económico de México: justo cuando los salarios crecían en mayor proporción a la inflación y nunca se desencadenó la espiral inflacionaria anunciada por el dogma; es el caso del gobierno de López Mateos.

Mejorar la participación del salario en el ingreso nacional, no sólo aumenta el nivel de vida de los trabajadores, sino que es parte de una estrategia para impulsar el crecimiento económico. Pero en México, además, el neoliberalismo llegó en muy mal momento, en el tiempo en que la mayor parte de la población está en edad productiva, lo que en una estrategia económica adecuada, serían buenas noticias, en la actual estrategia es una cosa muy mala, porque significa que la llamada oportunidad del ‘bono demográfico’ es resueltamente desperdiciado. Los 30 años de neoliberalismo no han permitido tener tasas de crecimiento arriba de 2.5 por ciento anuales, cuando se requiere un mínimo de 4 a 6 por ciento para que el crecimiento de la economía produzca los empleos necesarios para tener bienestar social.

Lo peor del caso es que las llamadas ‘reformas estructurales’ están diseñadas con base en los mismos dogmas que nos han llevado al precipicio. Y si causas iguales generan efectos iguales, significa que continuaremos en el camino del deterioro de las mayorías y el súper-enriquecimiento de muy pocas familias.

Si no modificamos la inequidad en la distribución del ingreso, el propio crecimiento en los montos de riqueza total se verá detenido. Estos gobernantes neoliberales no han entendido que la desigualdad es un factor que detiene la economía. Pero muy probablemente la causa de su persistencia en estas malas políticas económicas no sea la simple ignorancia, sino el frio cálculo de las ganancias que obtienen con la depredación de este país.

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