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viernes, 19 abril, 2024
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El árbol navideño de espinas

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Por: ÁLVARO GARCÍA HERNÁNDEZ •

Aunque la Navidad representa un cúmulo de buenos propósitos y deseos, regalos, comidas y muchas cosas buenas, no siempre tales bondades alcanzan para todos. Reflexionemos en aquellas personas a las que estas fiestas de fin de año, representan eventos lamentables, tristes pérdidas personales, ausencia de oportunidades y falta de amor, circunstancias que los ha marcado de por vida. Tal parece ser que el amor está muy cerca del odio, que la tristeza está cocida a la felicidad y que el éxito es vecino del fracaso; pasar de una condición a otra, es cuestión de instantes, por ello, creo que en lo individual, debemos trabajar mucho en la superación de nuestras brechas personales, prepararnos para afrontar lo que esta vida nos depara en lo bueno y en lo malo. Es importante disfrutar tanto el frío como el calor, lo mismo una tarde nublada que un día soleado, el frío penetrante y el calor del fuego. Creo que es fundamental, evitar colgar ideas permanentes a los eventos más sentidos de la humanidad como la Noche Buena, la Navidad y el Fin de Año.

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Personalmente recuerdo aquellas fiestas de mi infancia cuando la condición económica no abonaba para comer pavo, romeritos, bacalao, pozole y demás bocadillos de temporada; al igual que otros niños de mi pueblo y de mi condición, acudíamos al cerro a cortar huizaches para blanquearlos con cal y adornar las espinas con pedazos de algodón, construíamos nuestra Navidad con un árbol mágico y lleno de ilusiones, nuestro árbol navideño era el mejor de todos, nos esmerábamos en buscar la rama que más se acercara a la forma de un pino, como aquellos que se miraban tras las ventanas de las casas pudientes. Varias veces, mi árbol navideño de espinas, se quedó vacío de regalos, el 25 de diciembre me levantaba temprano y, sin que nadie se diera cuenta, veía con mucha tristeza que no había tenido fortuna, sin embargo, esto no limitó mi alegría por esperar la Navidad y volver a buscar la mejor rama de huizache para transformarla en una nueva oportunidad de festejo. Hoy, esas espinas de mi árbol se han transformado al igual que mi entorno en oportunidades de trabajo, en una profesión, en una carrera que orgullosamente he edificado con esfuerzo como maestro universitario; mi árbol es verde, no cabe del todo en mi casa, tiene esferas, luces y regalos; gracias a Dios, la edificación de mi propia historia ha evitado que mis hijos vayan en busca de una rama como la que yo atesoraba en Navidad; el trabajo ha vencido mis adversidades, por lo que estoy cierto de que debemos insistir en buscar la felicidad pero también debemos trabajar con todas nuestras capacidades para lograrla; los obstáculos, adversidades y algunas personas negativas, estarán al día para evitar que logremos nuestras metas y alcancemos para nosotros y nuestras familias, un mejor presente con una calidad de vida insuperable. Los invito a trasformar las espinas de nuestra Navidad en frondosas ramas verdes, a través de la superación individual, a partir de un trabajo y una educación constante que constituyan la base de nuestra abundancia y prosperidad, rompamos los atavismos que nosotros mismos hemos construido porque corremos el riesgo de heredar la infelicidad propia a nuestros seres queridos; dejemos de lamentarnos y comencemos a transformar el propio entorno; recuerde que si seguimos sembrando penas, las cosecharemos en la próxima estación; no esperemos que la felicidad llegue por designio divino, vamos por ella y hagamos que se quede permanentemente en nuestras vidas, si la perdemos, también acudamos a su encuentro. Si una vez, nuestra Navidad fue triste, debemos fijarnos la meta de que la próxima sea la más feliz, al igual que todas las etapas y eventos de nuestra vida. Usted y yo, somos los únicos responsables de nuestra vida y nuestra felicidad. Si ahora es necesario buscar un huizache para blanquearlo, no pierda la ilusión de esta temporada, no permita que le nieguen el derecho a disfrutar estas fiestas y comience a fijarse las metas a seguir para alcanzar el éxito y un mejor mañana; no se crea la historia de que venimos a esta vida a sufrir, renuncie a la idea de cargar cruces y espinas, mejor visualícese en abundancia y felicidad y, lo más importante, trabaje todos los día para alcanzar sus propósitos. Por mi parte, les deseo: Feliz Navidad. ■

*Representante de Zacatecas ante el Consejo Consultivo Nacional para el Desarrollo Sustentable

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