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viernes, 29 marzo, 2024
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Nanotecnologías podrían revolucionar la forma en la que vivimos: García Guerrero

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Por: ALMA RÍOS •

■ Importante, estar enterados de qué son, para qué sirven y cómo se pueden aprovechar, dice

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■ Urgente, hallar caminos para transmitir la ciencia y la tecnología en México, comenta

La nanotecnología implica para muchos la próxima revolución industrial. El manejo de la materia a niveles que pueden medirse en la escala de la mil millonésima parte de un metro o millonésima parte de un milímetro podría cambiar la forma en la que vivimos y producimos como sociedad.

Por eso es importante que las personas estén enteradas de qué es y para qué sirve, de qué manera se puede aprovechar y de qué nos debemos cuidar, expuso Miguel García Guerrero, divulgador científico desde hace 18 años, vinculado al Museo de Ciencias de la Universidad Autónoma de Zacatecas (UAZ) y miembro fundador del que se ha convertido en una de las entidades más importantes para este propósito en el país, el Grupo Quark.

García Guerrero propuso la importancia de la divulgación de este tema como una investigación en proceso que tratará de dilucidar además, los intereses detrás de la información que al respecto se difunde.

 “Divulgación de nanociencias y nanotecnologías para el desarrollo”,  su  trabajo doctoral, fue  expuesto en su avance, dentro del Seminario de Investigación realizado recientemente en el auditorio de la Unidad Académica en Estudios del Desarrollo de la Universidad Autónoma de Zacatecas.

El investigador dijo en entrevista posterior a su exposición, que su motivación personal para involucrarse en la misma se centra en la necesidad esencial  de encontrar los caminos para transmitir la importancia de la ciencia y la tecnología en México, ante un panorama que muestra al país subutilizando estas herramientas para su desarrollo, a pesar de que cuenta con gran potencial e investigadores importantes.

Sin embargo, agregó,  no hay un compromiso para ello ni a nivel gubernamental, de la sociedad o aun del sector productivo.

“Ahora estamos en el contexto en el que las nanotecnologías aparecen como un nuevo gran avance. Hay quienes hablan de que ya son la nueva revolución industrial (pero) todavía nos falta que transformen muchas cosas para llegar a serlo”, expresa.

Es importante que la gente sepa que la tecnología se construye socialmente, que existe una interacción entre agentes y actores sociales para definir en qué se utiliza, cómo se aplica. En ello, la sociedad requiere participar pero esto será sólo
a través del entendimiento, comentó.

Sobre la nanotecnología, dice García Guerrero, se presenta a los actores sociales a veces una idea utópica: que nos van a purificar el agua, resolver el problema de energía, el de la salud, “y todo es genial, entonces hay que apoyarla, pero en la realidad eso no está ocurriendo”.

En este momento, comenta, las nanotecnologías nos están dando mejores computadoras, accesorios deportivos, cremas, cosméticos, cosas que son útiles para las personas que las compran pero que no van a cambiar la vida en nuestra sociedad.

A la par de este panorama se encuentra otro enfoque más pragmático en el que se les ve como algo intrínsecamente benéfico. Y después se tiene “el riesgo genérico” que encuentra en ellas un peligro pero asume que todas las tecnologías lo tienen, “y es el precio que hay que pagar para usarlas”.

Pero existen otros enfoques, el de la regulación que involucra a los legisladores y el Gobierno, del que deriva la necesidad de que conozcan, qué son las nanotecnologías y sus implicaciones para enfrentar los posibles riesgos derivados de su uso.

Finalmente, puede abordarse este tema mediante el conflicto que genera la inversión que se hace en nanotecnologías para sacar al mercado  productos sin tener idea de a quién puedan afectar y si hay efectos negativos en un juego en el que las empresas obtienen ganancias y los afectados son tanto los usuarios como las personas que trabajan con estos materiales.

Estos escenarios deben discutirse socialmente a través de movimientos ambientales, de sindicatos y aun organizaciones civiles de consumidores, por citar algunos.

La discusión pública tiene como fin generar conciencia y tratar de producir un debate entre instancias gubernamentales, sector académico y empresarial, a fin de encontrar “lo más conveniente para una sociedad”, expone.

Desafortunadamente, dice, no es algo que exista en México como ya se da en países de la Unión Europea o los Estados Unidos que realizan este tipo de ejercicios sobre todo para evitar conflictos.

Para estos gobiernos es importante integrar voces diversas en la toma de decisiones, pues cuando éstas se efectúan entre pequeños sectores, ya sea gubernamentales o empresariales, “siempre hay  más riesgos de causar efectos negativos y que haya una reacción social adversa”.

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