En el link para acceder al Informe Latinobarómetro 2013 dice “Más feliz que nunca celebrando la prosperidad, la otra mitad de América Latina grita para que la escuchen. Tenemos dos américas latinas, una que prospera y la otra que mira como los otros prosperan. La democracia esta retenida por la desigualdad.” (http://tinyurl.com/3vbzloj).
¿Merece la pena apoyar a la democracia?, es el tema del informe. En el centro de la respuesta está la efectividad de los derechos y la calidad de la democracia entendida como calidad de las instituciones.
En el año 2000, con el triunfo de Vicente Fox, el apoyo a la democracia alcanzaba 44%; en 2005 alcanzó 59%. Felipe Calderón empieza con 54% en 2006 y termina con 40% en 2011. En 2013, con Enrique Peña Nieto, México registra sólo un 37% de su población que apoya a la democracia. El país ha perdido 12 puntos porcentuales de apoyo a la democracia respecto del promedio 1995 -2013. Con Honduras y Guatemala, México está entre los países con más bajo apoyo a la democracia en ese período.
Latinobarómetro dice que “la violencia y el narcotráfico son parte importante de la explicación. La vuelta del PRI después de escasos dos gobiernos es sintomática de la búsqueda de una solución no a problemas políticos, sino más bien de la sociedad mexicana y la violencia.” La alternancia no solucionó los problemas del país. México y Paraguay “son casos de alternancias poco exitosas.”
En México el apoyo promedio a la democracia entre 2005 y 2013 está muy cerca de la mitad: 49%. Los que preferirían un gobierno autoritario son 19% y a los que les da igual 25%. El hecho es que la mitad percibiría que no se cuenta con las instituciones del estado para mejorar.
El estudio dice que “si un ciudadano está o ha estado en situación de exclusión social, y económica, las instituciones como los partidos y el parlamento no han hecho mucho por él, entonces el valor que le otorga a esas instituciones es bajo (…) Son sólo los que tienen mayores niveles de educación los que pueden señalar un concepto más abstracto de la democracia y sus funciones.”
En el informe el encuestado no evalúa la institucionalidad y la normativa, sino “el resultado de la acción de esa normativa y esa institucionalidad, no la existencia en papel de ella.” Sólo 49% de los ciudadanos está viviendoun impacto positivo deesas instituciones y normas en sus vidas. ¿De qué está hecha la otra“mitad” a la que se refiere Latinobarómetro? Buena parte son niños, niñas y adolescentes y sus familias, que sólo tienen derechos de papel (http://tinyurl.com/lq9ulxp).
Julio Scherer, en su Niños en el crimen, recuerda como fondo que el Coneval y Unicef dicen que 21.4 millones de niños y adolescentes viven en la pobreza y más de 2.5 en la miseria (http://tinyurl.com/lat26wx) y que no hay libertad sin desarrollo de capacidades.
En su trabajo pone en el escenario a los adolescentes de la Comunidad de Tratamiento Especializado para Adolescentes en el Distrito Federal. En ese reclusorio de Tlalpan en el D.F., “signo de la enfermedad que padece el país”, Scherer constata tres cosas: 1) “el abandono ha llevado a los adolescentes a la tragedia de la drogadicción, el alcoholismo, el robo, el secuestro, el crimen.” 2) “La corrupción sigue apoderada del país” y 3) “la Constitución de la República de poco ha servido para proteger a los menores.”
“Abandono”, “corrupción” y “derechos de papel”, tríada central en la antidemocracia mexicana y cemento de la“desigualdad”que divide una mitad de la otra: “Ahí, en el interior del reclusorio no habría manera de encontrar internos provenientes de las clases adineradas o del gremio de los políticos con poder.”
Los adolescentes internos en la prisión delinquen por “el hambre, los harapos, la mugre y el frío, hurtos cometidos en solitario o en pandillas.”¿De dónde vienen? “Proceden de familias desintegradas, con padres y padrastros violadores, con madres prostitutas (…) La ostentación que se mira en la calle y se exhibe en la tele, los degrada. En el círculo de sus inmensas carencias, inaccesible el trabajo y el estudio para ellos, su pobreza es su riqueza, no tienen manera de enfrentarla. Simplemente matan el tiempo, matar la existencia.”
Lo anterior coincide con los “Resultados de la Primera Encuesta realizada a Población Interna en Centros Federales de Readaptación Social” (http://tinyurl.com/k6n7qqo), coordinada por Catalina Pérez Correa y Elena Azaola (CIDE, 2012). Los internos sentenciados en el sistema penitenciario federal son principalmente hombres y mujeres jóvenes “con fuertes desventajas sociales”. Provienen de contextos violentos y fueron víctimas de maltrato, sufrieron abandono por parte de sus familias, tuvieron a su primer hijo o se unieron en pareja a temprana edad y estuvieron expuestos a las drogas y el alcohol desde pequeños. La mayoría no terminó la educación básica y comenzó a trabajar muy pronto.
El Semáforo Municipal de los Derechos de la Infancia marca “rojo” en16 estados de la República en el indicador “adolescentes unidos en pareja” (3.58%; 455,636). En“mujeres de 15 a 17 años con hijos” 20 estados marcan también “rojo” (6.40%; 204,547).
La evidencia dice que estos adolescentes son una buena rebanada de“la otra mitad de la democracia”. Para Scherer son los que “viven la democracia al revés: son seres rezagados, sin atención de los de arriba, los de las casas, los coches, los colegios, las diversiones y la tele hasta la madrugada.”
Los niños y adolescentes que no pueden participar del desarrollo forman parte sustantiva de la “otra mitad” que denuncia Latinobarómetro. La democracia está “retenida” por la desigualdad. En México unos son más iguales que otros. Para unos los derechos son “verdaderos”, mientras que para otros sólo son de “papel”. Esto obstaculiza que la democracia funcione para todos. Por eso urge un Sistema Integral de Garantía de Derechos de los Niños, las Niñas y los Adolescentes, que contribuya a poner la democracia “al derecho”. ■
@LuisBarquera
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