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jueves, 28 marzo, 2024
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Reforma Educativa, grandes incertidumbres

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Por: RAMIRO ESPINO DE LARA •

En la tierra hacen falta personas que trabajen más y critiquen menos, que construyan más y destruyan menos, que prometan menos y resuelvan más, que esperen recibir menos y den más, que digan mejor ahora que mañana: Ernesto Che Guevara

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Tal pareciera que los maestros que se oponen a la reforma educativa están en contra del conocimiento, de la educación y de la formación para la vida, que lo único que quieren éstos es hacer lo que se les venga en gana;creo esto no es así, es un problema histórico que desde los años 60 ha estado presente generado procesos educativos más instruccionales que educacionales; dejó de abordarse a la educación como una actividad eminentemente social, no fueron los maestros quienes promovieron la educación sino las organizaciones políticas y sindicales; el estado no ha querido darle la estafeta a los maestros, quienes desde su contexto saben cuáles son sus problemáticas a las que, por añadidura, deberían generarle alternativas de solución.

Por decisión cupular, paulatinamente se fue haciendo menos, y por supuesto, menospreciando los postulados de la Unesco (Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura, organismo dependiente de la ONU (Organización de las Naciones Unidas); esto implicó dejar de lado a la educación como una actividad humana, para imponer el ingreso a una “sociedad del conocimiento” en la cual México nunca se preparó para ella.

Nos absorbió y diluyó la OCDE (Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico), misma que finca sus procesos de aseguramiento de la calidad sólo en la evaluación, estableciendo estándares de medición completamente fuera de todo contexto dado que ni siquiera referencian diagnósticos que justifiquen la aplicación de los instrumentos de evaluación. Cierto es que hay conocimientos que son universales como los de las ciencias duras o formales, sin embargo ni esos se han podido superar porque prioritariamente se trabaja en los centros educativos la actividad memorística y con ella realmente no se produce conocimiento sino sólo saberes que son fugaces, efímeros y de poco significativos.

Mucho se habla de que el fin último de la Reforma Educativa es el de mejorar la calidad en la educación, ¿las evaluaciones que se hagan a los maestros realmente arrojarán resultados que nos permitan saber si se está ofertando una educación de calidad? Si consideremos a la educación como un proceso y a la evaluación como un momento de dicho proceso, entonces evaluar la calidad de la educación implicaría considerar a todo el proceso. Ahora, cierto es que la calidad educativa no es algo que pueda ser definido por el sentido común, no se puede definir, pero todo mundo sabe lo que significa; ¿no será necesario primero determinar qué se va a reformar para luego realizar la evaluación? ¿por qué se habla de evaluar al docente dentro de un paradigma educativo que a todas luces se sabe que no ha dado buenos resultados?; cuando contemos con ese paradigma educativo sabremos cómo deben ser formados los profesores, en consecuencia, sabremos también cómo deben ser evaluados tanto los profesores como el paradigma mismo.

Cabría preguntarse si las nuevas leyes de la Reforma Educativa en realidad serán garantes de la calidad en el sistema educativo o simplemente son una ficción tal y como lo plantea Hugo Aboites, agrega además “Con las leyes pasa lo mismo que con las salchichas, es mejor no ver cómo se hacen”.

Está claro que las citadas leyes no fueron consensadas con el colectivo de maestros, que se obedeció al planteamiento de necesidades de una organización que de suyo se sabe empresarial: “Mexicanos Primero”, en términos de Hugo Aboites; “Calidad” es un concepto ambiguo, útil para introducir la visión de los empresarios sobre qué es una buena educación y convertir a los niños en la futura parte entrenada del capital”. Por esta razón, puedo aseverar que los mexicanos ante la OCDE somos los hermanos pobres de todos los demás países que integran dicha organización.

Si la Reforma Educativa en esencia lleva la intención de condicionar la relación laboral de los docentes, entonces no es una reforma pedagógica, ni curricular y ni de formación inicial de docentes; es una reforma en la que, en el mejor de los casos pone las condiciones para que se implementen otras reformas –como la educativa-, ya que la actual es una reforma laboral para el ámbito educativo. Las decisiones que en política pública y educativa se han tomado pueden resultar por sí solas una simple farsa, una estrategia que aleja a la sociedad de los centros educativos para convertirlos en elitistas puesto que los servicios educativos más frágiles se ofrecen a las poblaciones que están en mayor desventaja social.

En el nivel Medio Superior creo que la Reforma Educativa a implementarse no tiene razón de ser dadas las características de sus modelos curriculares de los diferentes subsistemas y la figura jurídica de los mismos. El ejemplo de un trato diferenciado a los subsistemas de este nivel, es claro; en el transitorio vigésimo de la Ley General del Servicio Profesional Docente a la letra dice: “En la determinación de los perfiles, parámetros, indicadores e instrumentos de evaluación aplicables al Personal Docente y al Personal con Funciones de Dirección y de Supervisión, en la Educación Media Superior impartida por el Instituto Politécnico Nacional deberá considerarse la normativa propia de dicho instituto”. Esto debe extenderse a los Colegios de Bachilleres y otros subsistemas del mismo nivel educativo de tal manera que la educación responda a las necesidades y condiciones del contexto. ■

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