México, DF. El impuesto a las bebidas saborizadas con azúcares añadidos, propuesto por el Ejecutivo federal, provocará una baja de hasta 20 por ciento en las ventas de refrescos al consumidor final, lo que pondrá en situación de quiebra a productores de caña e ingenios azucareros.
Representantes de cañeros, de la industria refresquera y comerciantes en pequeño formaron un frente de oposición al gravamen, al que calificaron de recaudatorio, discriminatorio, inequitativo, y de ser insuficiente para combatir a la obesidad.
La cadena de producción de refrescos convocó a una conferencia de prensa este jueves para fijar una postura en común ante la iniciativa del presidente Enrique Peña Nieto de gravar con un peso el litro de bebidas azucaradas y carbonatadas.
Emilio Herrera, director de la Asociación Nacional de Productores de Refrescos y Aguas Carbonatadas (ANPRAC), explicó que si la propuesta es aprobada por el Legislativo los estratos económicos más pobres del país serán los más perjudicados. Estos representan el segmento de la población que no recibe suficiente agua potable y la fuente principal de hidratación son los refrescos, dijo el directivo.
Por su parte, Carlos Blackaller, presidente de la Unión Nacional de Cañeros, aseveró que el avance de la iniciativa profundizará la crisis del campo mexicano y de los ingenios de 15 entidades del país.
Los costos económicos y sociales serán altos para el consumo de azúcar y pondrá “prácticamente en la quiebra a los productores de caña”, afirmó el dirigente en la conferencia de prensa.
