■ Se necesita mayor difusión y apropiación por parte del público: coordinador de la Caniem
■ Comerciantes, lluvias, ciclo escolar, entre los principales inconvenientes que se tuvieron
En un balance general de lo que fueron los 10 días de celebración de la decimotercera edición de la Feria Nacional del Libro Zacatecas; Alejandro Rojas, coordinador de eventos de la Cámara Nacional de la Industria Editorial (Caniem), valoró como buena esta emisión que, dijo, fue apoyada por la promoción que se hizo por los medios de comunicación y por las cualidades de “la plaza” a la que calificó de “noble”.
Sin embargo, señaló que le falta “despegar” a esta feria, y para ello se hace necesaria mayor difusión y que el público “la tome como suya, que estén esperándola anualmente”. La Feria Nacional del Libro Zacatecas realizada en la Plaza Bicentenario aún no se posiciona “para ser un evento magno, es un evento importante pero le falta eso”, añadió.
Como inconveniente para lograrlo sumó la presencia de los locatarios del mercado El Laberinto sobre la calle Ventura Salazar que “taparon el evento”. “Esperemos que para el año siguiente esto ya se vea como lo que es, una fiesta de la cultura”, agregó
Se esperaba más de Zacatecas, “de que al enterarse que hay feria la gente hubiera acudido” a ver los 20 mil títulos de los 130 sellos representados por más de 50 editoriales presentes en esta exposición y venta de libros. “La feria está bien, le falta estar muy bien, pero es el público el que tiene que hacerlo”, comentó Rojas.
Por su parte los encargados de los espacios de Editores Mexicanos Unidos (Edimusa) y Editorial Tomo coincidieron en el incremento de interés del público juvenil por los clásicos de la literatura universal.
Los jóvenes de secundaria y preparatoria acudieron para surtir listas que les han asignado para este periodo escolar, “sí notamos que se incrementó la venta de literatura universal en el formato económico para los chavos”, dijo Mariana Morales de Tomo.
“Nos asombró la cantidad de libros que les están pidiendo a los muchachos, esto nos gustó. El error fue que veníamos preparados con otro tipo de material y lo que están buscando es lo texto escolar”, agregó sobre otros intereses de lectura.
Por parte de la representación de Edimusa, Rubén Goméz agregó que en su caso se cubrieron las expectativas en ventas, aunque se esperaba “un poco más afluencia de gente”.
Angel Ceja Alvarez, encargado del puesto del Fondo de Cultura Económica (FCE) comentó que “nos vamos satisfechos, esperamos que el otro año esté mejor”. También coincidió en que faltaron textos educativos.
Para Juan Manuel Gómez, vendedor de Tusquets, el panorama se mostró distinto, su promedio de ventas fue de 10 libros diarios cuando en otras plazas llega hasta los 100. “Se vendió menos que el año anterior”, comentó.
Sólo un poco por encima de sus ventas del año anterior, dijo Ernesto Martínez, agente de ventas de Ediciones B, fue el panorama que se mostró en esta feria para su representación. “Hubo mucha ausencia de personas. Nos ayudó la venta nocturna pero estamos dentro del presupuesto”.
Con un incremento contrastante con lo antes expuesto se manifestó Rodolfo Ramos quien se especializa en la venta de materiales bibliográficos sobre “alquimia, unión de conciencia planetaria por el entendimiento universal” editados en Castilibros. Para él las ventas subieron con respecto al año anterior un 80 por ciento.
El éxito, dijo, radicó en que esta feria no fue aparejada como el año anterior a la Fenaza en la que los artistas que ofrecían presentaciones gratuitas imponían a los libreros una “competencia muy fuerte”.
Entre otros argumentos que expresaron los encargados de espacios feriales de las editoriales integradas a la Caniem para no obtener grandes ventas este año se enumeraron las lluvias, la solicitudes de libro de texto para las cuales no venían preparados y el inicio del periodo escolar que afecta porque los padres de familia “ya están muy gastados”.
