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jueves, 28 marzo, 2024
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Reforma energética: potencia o impotencia del movimiento social

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Por: REDACCIÓN •

La iniciativa presentada por el Ejecutivo federal para reformar el sector energético del país, propiciará una amplia confrontación de las fuerzas que forman el escenario político en el país: nadie va a quedar sin fijar postura. El tema se ha convertido en una nueva oportunidadpara mostrar la capacidad o la impotencia del movimiento social en México para defender el patrimonio de lo común.

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Una fuerza protagonista viene creciendo desde los 80 en la ruta de la privatización de lo común: subsuelo (concesiones mineras), agua (apropiación de particulares), información (monopolios de radio y televisión), derechos sociales (mercantilización de la educación, salud y cultura), la tierra (privatización del ejido), etcétera. En esa misma lógica se inscribe la reforma que establece contratos de utilidad para empresas privadas con recurso estratégico más importante del país: el petróleo.

En el otro lado del tablero político, están las fuerzas sociales que pretenden conservar el patrimonio de lo común: movimientos por la educación gratuita, por la distribución social del poder, expresiones organizadas que se nuclean en temas diversos como nuevo constituyente, cambio de política agraria, renegociación del Tratado de Libre Comercio, reconocimiento de los derechos indígenas, nuevo modelo económico, cambio de política educativa, y modificación de los modelos en seguridad, etcétera; pero que no han prosperado en las luchas.

El movimiento social, hasta ahora, ha sido impotente. La respuesta en todos los casos ha sido la represión: las heridas abiertas de Atenco y de la APPO; la guerra de baja intensidad en las zonas zapatistas, la desaparición de Luz y Fuerza, y las recientes movilizaciones magisteriales críticas a la reforma educativa; todas han sido reprimidas o cooptadas: Los movimientos al verse impotentes han terminado entrando en la ventanilla de apoyos inmediatos. Por ejemplo, el movimiento campesino que logró levantar un movimiento nacional interesante: “el campo no aguanta más”, que aglutinó más de 12 organizaciones nacionales y regionales. En sus inicios exigieron la renegociación del TLC y la solución del agro en el país. Incluso lograron firmar el llamado Acuerdo Nacional para el Campo; pero al final del día su acción se concentró en la negociación de proyectos inmediatos, olvidando las exigencias de cambios estructurales, y se conformaron con la ampliación del Procampo, la reestructuración de la cartera vencida, el programa de vivienda rural y apoyo a los adultos mayores.

En suma, a la fecha, el resultado es que las fuerzas de la privatización de lo común han ido imponiéndose como fuerza hegemónica.

Sin embargo, ahora hay una diferencia respecto a todas esas luchas anteriores caracterizadas por su naturaleza sectorial; por el contrario, el tema de los energéticos tiene carácter transversal: es común a todos. La pregunta es, ¿la fuerza que articule el movimiento anti-privatización energética será suficiente para revertir la tendencia actual o, por el contrario, también se mostrará impotente para rescatar ese patrimonio nacional? En Zacatecas ya iniciaron los pronunciamientos, de un lado y del otro, pero aún faltan muchos y justamente en estos próximos días se irá definiendo el cuadro completo de la posición que sobre el tema tomen organizaciones sociales, sindicatos, agrupaciones civiles, y partidos. Será una batalla decisiva.

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