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jueves, 28 marzo, 2024
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Carta al niño Feliciano Díaz, después de la humillación de que fue objeto

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Por: ÁLVARO GARCÍA HERNÁNDEZ •

Estimado Feliciano:

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No fuiste el único que lloró cuando el despreciable servidor público de nombre Juan Diego López Jiménez te humilló y te obligó a tirar al suelo la mercancía que vendías para satisfacer tus necesidades; muchos niños como tú viven inmersos en el desafortunado lastre de la pobreza y la discriminación.

En lo personal, cuando tenía más o menos tu edad, también tuve la necesidad de salir a la calle a vender paletas y gelatinas con el fin de apoyar a mi madre con algo que contribuyera a llevar un pan a la mesa, de igual forma, los desaires, los tratos humillantes y la indiferencia de algunos familiares se hicieron presentes. El tiempo ha pasado pero ese maltrato se queda tatuado en el alma y en el corazón. En mi tiempo, no tuvimos la fortuna del Youtube que ha resultado más eficiente que la procuración y la administración de justicia, sin embargo, ¿qué sería de ti, si no se hubiera grabado en video la humillación a tu persona? Seguramente nada, andarías perdido o tal vez buscando otro lugar para vender tus dulces; eres un indígena Tzotzil lo cual significa, además de un gran orgullo, que eres propietario originario de la riqueza de México, sin embargo, la desafortunada administración de la riqueza nacional ha hecho inmensamente ricos a los extranjeros y a algunos pocos mexicanos, de la misma forma que en la Colonia cuando los españoles acrecentaron su poder a nuestras costillas.

Aunque la Constitución Política Federal habla de igualdad, libertad, educación y distribución equitativa de la riqueza, sigue habiendo una gran brecha entre ricos y pobres, peor aún, existen mexicanos de primera y de segunda en las mentes de algunos idiotas que han tenido el privilegio de gobernar este país y han olvidado que los indígenas deben gozar de los mismos privilegios que nosotros los mestizos, no obstante, algunos gobiernos han hecho de la forma de gobernar un sistema que beneficia a pocos y perjudica a muchos. Feliciano, te pido perdón por el maltrato que recibiste, soy culpable por pertenecer a esta generación que no ha sabido generar oportunidades para los indígenas que son tratados peor que visitas indeseables en su misma casa; además, debo aclararte varias cosas, en razón de tu edad, no tienes porqué salir de tu casa y alejarte de tu madre pues el Estado Mexicano tiene la obligación de llevarte bienestar a tu comunidad localizada en el Paraje Romerillo del municipio de San Juan Chamula, Chiapas. En tu calidad de persona, niño e indígena tienes un cúmulo de derechos que son pregonados –más no garantizados- a nivel internacional por la ONU como la Declaración Universal de los Derechos Humanos cuyo artículo 1 reza que todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos y, dotados como están de razón y conciencia, deben comportarse fraternalmente los unos con los otros.

Por su parte la Declaración de los Derechos del Niño dicta en el Principio 1 que el niño disfrutará de todos los derechos enunciados en esta declaración. Estos derechos serán reconocidos a todos los niños sin excepción alguna ni distinción o discriminación por motivos de raza, color, sexo, idioma, religión, opiniones políticas o de otra índole, origen nacional o social, posición económica, nacimiento u otra condición, ya sea del propio niño o de su familia. Como puedes ver, por derechos no queda, hay muchos más que no tiene caso comentar porque son letra muerta, es decir, sin aplicación.

Feliciano, lamento decirte que prevalece mucha simulación e indiferencia, actualmente existe un aumento en la pobreza de 52.8 a 53.3 millones de mexicanos entre los que te encuentras tú y tu familia, sin embargo, nunca creas que México es un país pobre, es de los más ricos del mundo pero de los más corruptos de Latinoamérica, esta es una gran Nación que ha sido mal administrada. Seguramente tu futuro seguirá siendo incierto, ahora que entras al quinto de primaria, aprovecha el buen impacto que gracias al maltrato has tenido en los medios y solicita a las autoridades que garanticen para ti, una educación hasta obtener una carrera profesional pues ésta será la única arma que tendrás para cambiar tu destino positivamente. Ojalá que tu agravio haga despertar de su letargo a muchas instituciones de ornato que debieran trabajar con más entusiasmo por los derechos humanos, por la no discriminación y por el respeto irrestricto de los derechos de todos los indígenas. Mucha buena suerte en abundancia. ■

*Representante de Zacatecas ante el
Consejo Consultivo Nacional para el Desarrollo Sustentable
[email protected]

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