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viernes, 29 marzo, 2024
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Una política de infancia no asistencialista

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Por: LUIS ALBERTO BARQUERA •

El pasado martes 23 de julio tuve el gusto de participar en el diálogo que
convocó Unicef México con la señora Marcia López, ex ministra de Desarrollo
Social de la República Federativa de Brasil, en el marco “del proceso de
revisión y análisis que se ha venido generando en los últimos meses en el
país, con la finalidad de avanzar en la conformación de un Sistema Integral
para la Garantía de los Derechos de la Infancia y la Adolescencia en
México.” Me quedo con las siguientes reflexiones:

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Un sistema de garantías
Dice Marcia López que “la Constitución de 1988 permitió a Brasil hacer al
estado responsable y reconocer que tenemos índices inaceptables de
desarrollo humano.” En el espíritu de la política de infancia brasileña
está el asumir que “no se puede enfrentar una situación de grandes
exclusiones y violaciones de derechos del niño si no se articulan las
instituciones de un manera sistémica.

Las acciones puntuales, las definiciones provisionales, las políticas
inestables, no ayudan a la garantía de los derechos.” El sistema de
garantíade los derechos de la infancia se articula con el sistema de
asistencia social, así como con todos los sistemas responsables de
políticas sectoriales de infancia, “con base en un sistema de indicadores a
partir del cual se puede invertir el cuadro a través de estrategias,
políticas y metodologías. Para responsabilizar al poder público se requiere
información estructurada, indicadores y monitoreo.” Cada municipio “tiene
un diagnóstico preciso al que debe de responder el sistema de garantías,
más allá de disputas partidarias o cambios de gobierno. Resolver los
problemas de los niños, las niñas y los adolescentes es un tema de
responsabilidad pública.” El sistema funciona a través de consejos, en los
que participa la sociedad civil; “en estos espacios se definen los planes y
los presupuestos, así como las evaluaciones y el seguimiento de las
acciones.”

La participación de la sociedad civil es decisiva.

“La participación de la sociedad civil fue clave para llegar al Estatuto
del niño y del adolescente (13 julio de1990), base legal para impulsar la
garantía de derechos de niños, niñas y adolescentes en Brasil.” Aunque
presenta enormes problemas y desafíos, este país “cuenta con un instrumento
perfectible para garantizar derechos, organizado con base en consejos
paritarios de gobierno y sociedad civil en los tres niveles. Los avances
que hemos tenido, y el papel de la sociedad civil en el mejoramiento de la
política pública, no podríamos entenderlo sino como producto de la lucha
social. Por eso en Brasil a nivel federal, de los estados y de los
municipios no se pueden tomar decisiones sin considerar a la sociedad
civil.”

La asistencia social es un derecho
“La asistencia social es un derecho, no una dádiva, de acuerdo con la
Constitución y la ley de asistencia social de 1993. En la política nacional
de asistencia social se coordinan la red gubernamental y la red no
gubernamental. Las preguntas importantes que nos debemos responder para
articular la política, por ejemplo, son: ¿cuántos niños están fuera de la
escuela? ¿cuántos niños trabajan para sostenerse a sí mismos o para
sostener a sus familias? ¿cuántos niños sufren abuso sexual? Los Centros de
Referencia de Asistencia Social (CRAS) “funcionan en los municipios en
forma de red (junto con la escuela, la unidad de salud y la promoción
deportiva, por ejemplo) para atacar los problemas de pobreza, deserción,
desnutrición, trabajo infantil. Las preguntas no son a quién le vamos a
regalar tal o cual cosa, sino cómo vamos a garantizar derechos.”

La movilización social
Para Marcia López la movilización social es la responsable de los cambios
positivos que se han registrado en Brasil desde 1988 a la fecha. “La
movilización de las mujeres, de los sindicatos, de las universidades, de la
iglesia, fueron decisivos para llegar a la Constitución de 1988 y romper
con el pasado. Queremos más estado, no menos, lo que significa más estado
democrático, más estado descentralizado, más estado articulado para
garantizar derechos.” Su postura ante las recientes movilizaciones durante
la Copa Confederaciones es la siguiente: “Mientras más se movilice la
sociedad estamos más cerca del cambio. Yo veo positiva la movilización de
la sociedad porque tenemos que echar al estado para delante. No hay cambio
sin cambio en la cabeza del gobierno y la sociedad se lo tiene que hacer
entender.”

El mensaje es que se requiere de un sistema que articule las acciones del
gobierno y de la sociedad, con base en mediciones precisas y políticas ad.
hoc., para garantizar derechos de la infancia. Sólo desde una perspectiva
de derechos es posible pensar en una política de asistencia, que no sea
asistencialista, lo que implica en nuestro caso un cambio institucional de
fondo. La movilización social es necesaria para que el estado camine. Para
el caso de México señala que “no hay que esperar a tener todo resuelto. Es
cierto que la arquitectura del estado brasileño es diferente. Pero hay que
empezar por donde se pueda y no dejar de insistir en que el estado debe
asumir su responsabilidad en la garantía de derechos y que la sociedad
civil tiene un papel importante que jugar para que las cosas ocurran.”

Por eso es importante la pregunta que hace Marcia López: “¿cuál es el
proyecto de país que ustedes quieren?” ■

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