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viernes, 29 marzo, 2024
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¡No la chiflen que es cantada!

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Por: JOSÉ HUERTA MENDOZA •

¡Diputados locales de nuestra 60 Legislatura!

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¡Para que triunfe el mal, basta con que
los hombres de bien no hagan nada!
Edmund Burke

Lo dije en otras entregas y lo repito ahora; en nuestro país la política se ha convertido en una actividad desprestigiada y poco fiable; muchas personas honestas no quieren participar en ella porque la ven como algo sucio, y no les falta razón, pues la ciudadanía está cansada de la deshonestidad de la mayoría de nuestros políticos.

Vienen las campañas, enseguida las elecciones y por último la decepción, y esto vuelve a repetirse cada tres y seis años; en resumen, la política ha perdido su sentido original y se ha transformado en algo mucho muy sucio y distinto a lo que debe ser.

La política debe ser la actividad humana que se ocupe de organizar armoniosamente la vida en común de los grupos humanos; la política es la búsqueda del bien común; la política es un quehacer noble, honesto, necesario, y un medio para orientar y encausar a la ciudadanía hacia programas que beneficien a la colectividad, y de ninguna manera como en la actualidad la conciben y practican los políticos y partidos políticos: para sacar raja de la misma, lesionando con ello las necesidades del pueblo.

Por ello, la politiquería que practican hoy nuestros políticos y sus partidos, es un camino torcido que desvirtúa el noble sentido de la política; el politiquero antepone su propio beneficio a los ideales e intereses de la nación y de su pueblo, los que deben estar muy por encima de los intereses de los políticos y de los partidos.

Por otra parte, hablando de la democracia, podemos decir que ésta es el sistema político en que los representantes de elección popular reciben del pueblo el poder para gobernar, y es el pueblo quien puede cambiar de manera pacífica a tales autoridades; algo tan sencillo y elemental que deben de tomar en cuenta los políticos y sus partidos, y en ese sentido no hacer mal uso del poder que el pueblo les confirió para gobernar: el poder es del pueblo y de nadie más.

Al recibir la autoridad de parte del pueblo, los representantes políticos están obligados a servirlo y de ninguna manera a servirse de él.

En la democracia existen ventajas y desventajas; ejemplo: el que un candidato resulte con más votos en una elección popular, esto no significa necesariamente que éste sea la persona más capacitada; de hecho, en nuestro estado, abundan las personas que han llegado al poder a través de las elecciones y una vez en el cargo, nos han demostrado no estar preparados (Arnoldo Rodríguez Reyes), aparte de que con ello están traicionado los principios democráticos.

El fin último de la democracia política es prevenir, dentro de lo posible, el abuso de poder por parte de los representantes políticos frente al resto de la ciudadanía; como ejemplo tenemos el caso reciente de los diputados que conforman la 60 Legislatura de nuestro estado quienes, de acuerdo con información que ellos mismos dieron a conocer, se están otorgando la “módica” suma de 300 a 350 mil pesos como liquidación, bono de retiro o como se le quiera llamar; hecho por demás indebido y sancionable al querer repartirse los dineros del pueblo como si fueran de su propiedad, argumentando de manera cínica el Presidente de la PPF, Osvaldo Contreras Vázquez, lo siguiente: “Algunos legisladores pretendían obtener 1.5 millones de pesos, pero no será posible porque la nueva Ley de Armonización Contable se tiene que cumplir a cabalidad y no lo permite”, “por lo que a comparación de otras legislaturas nosotros nos daremos “algo muy módico” (suma arriba citada); “no es un bono de retiro” y “dejaremos las finanzas sanas”.

Sobre el particular y apoyándonos en la versión que al respecto nos ofrece el catedrático Juan Francisco Valerio Quintero: “la decisión de nuestros legisladores locales, además de ser una decisión cínica e insensible”; versión que nosotros aplaudimos porque consideramos que sus palabras tienen fundamento legal por cuanto nos dice lo siguiente: “los representantes populares no tienen un cargo de carácter administrativo, sino que por tres años se les confiere una facultad para legislar a nombre del pueblo”.

También consideramos que tiene sustento legal cuando nos dice: “las dietas de éstos, como representantes populares se han convertido en una verdadera ficción, porque no son retribuciones razonables, sino por el contrario, los montos exceden los niveles de formación profesional técnica (niveles de lo que carecen la gran mayoría por su escasa preparación académica) y los de responsabilidad en el ejercicio de su función legislativa que quedan plasmados en la calidad de sus intervenciones e iniciativas”; cuánta razón tiene el referido académico; ¿y aun así esta retahíla de impreparados legisladores se atreven a llevarse esa estratosférica cantidad?

La historia mundial nos ha enseñado que son pocos quienes, pudiendo beneficiarse personalmente del poder que les confirió el pueblo, no lo hacen por motivos morales, de altruismo y honestidad política; principios que nuestros voraces diputados desconocen.

Sobre este tema Nicolás Maquiavelo nos advierte: “Los hombres hacen el bien por la fuerza, pero cuando gozan de los medios de libertad para ejecutar el mal, todo lo llenan de confusión y desorden”.

El mal lo podríamos clasificar como la corrupción que practican, y la confusión y el desorden, por la opacidad que hicieron gala durante todo su ejercicio legislativo, respecto a no darnos a conocer el monto de sus remuneraciones escandalosas y presupuestos que se asignaban. ¡Pueblo de Zacatecas, despierta! ■

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