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viernes, 29 marzo, 2024
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Verdad y mentira

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Por: RENÉ LARA RAMOS •

El debate sobre la privatización de Pemex se sostiene: se informa y profundiza en los análisis. Desde lo social, se aviva el interés por la perspectiva y se coincide, no se debe dilapidar el recurso energético básico, en beneficio de apoyadores privados de Peña Nieto; quienes, ricos en capital, se muestran carentes de voluntad para invertir, ahora que la economía mexicana adolece una vez más de neoliberalismo; mal que asfixia posibilidades de futuro para México y para los mexicanos, desde sexenios anteriores, en los cuales privatizar, era “la moda” y sus secuelas siguen in crescendo como prueban los 55 millones de mexicanos pobres, con problemas para alimentarse y vivir.

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¿Qué ha sostenido a México e impedido su colapso? No han sido los impuestos de los capitales, sino los recursos provenientes de Pemex, empresa pública a la que los capitalistas hoy presionan para convertirla en centro de disputa, ya sea que inviertan sus propios recursos o de preferencia los de extranjeros, para no arriesgar los propios y hacer ese sacrifico, según ellos, para salvar a México. Curioso, para profundizar el neoliberalismo, hoy la mayor amenaza para México, se quiere hacer pasar su salvación mediante mentiras sobre lo que es Pemex y lo que representa para México.

¿Por qué los grandes capitales escudados en el Pacto por México no invierten como deberían, si respaldo y constructores para imponer el triunfo electoral de Peña Nieto; raquítico, pero con validez institucional en ausencia de segunda vuelta o convocar a nuevos comicios que mostraran triunfos o derrotas contundentes.

El Pacto por México prueba la fragilidad política de Peña Nieto y muestra un hecho obvio: una mayoría electoral hoy se construye más con base en medios, ¿seis años de difusión en televisión, sobre todo? La raquítica votación de Peña es buena noticia, su promoción televisiva y la corrupción monetaria durante las elecciones, no impactaron tanto, como para que llegara por aclamación. ¿Cuál ha sido su sostén, qué le ha permitido durante estos meses gobernar, a la vez que se hace del gobierno? ¿La mayoría de los mexicanos le dio un voto de confianza? Para nada, tal vez opera una autocontención de las expectativas más voraces de quienes suscriben el pacto por México y a la vez, controlan la economía. ¿O acaso la crisis neoliberal, en condiciones de crispación política tornaría de riesgosa, en peligrosa, su gestión? Como sea, hoy se apunta hacia la privatización de Pemex, quien quite y con el nada fantasmal espectro de la crisis como amenaza, se pueda convencer a los mexicanos de la conveniencia de ofrecer en remate, lo que queda: Pemex.

Sesudos pensadores, supuestamente bien informados, recomiendan, mediante la imputación de un montón de peros negativos y contrarios a mantener y desarrollar Pemex, rematarlo antes que fortalecerlo para que incremente su eficiencia científico – técnica y sea más rentable, de lo que ya es. El alma de mercachifle trata de imponerse contra el alma que asume los retos de fortalecerse a la vez que enmienda o corrige las debilidades. En lenguaje de AMLO o parecido: son vende patrias y lejos están de ser los estadistas requeridos por los mexicanos para asumir una responsabilidad tan difícil como gobernar al país, cuando en el mundo el neoliberalismo decae y se muestra obsoleto por incapaz de ofrecer opciones de futuro idóneas, al desarrollo humano y social.

Queda promover ante este complejo asunto, debatir el por qué, la inversión privada en Pemex, sin mentir a los mexicanos, diciendo que Pemex carece de recursos. En la entrega anterior se puntualizó: el gobierno de México es la instancia carente de recursos, no Pemex, que los genera y el gobierno los gasta. Pasadas las elecciones, llegó el tiempo en que el gobierno de Peña, ya sin presión electoral y los triunfos en la bolsa, deberá divulgar y llamar a debate sobre su propuesta fiscal para los mexicanos, todos, los de abajo, abrumadora mayoría, los del medio y los de arriba, quienes acaparan el ingreso, en gran proporción. ¿O seguirá Pemex como sostén fiscal?
Ciertas carencias de conocimiento y tecnología de Pemex tienen su historia institucional pública e igual la forma de abordarlas. Hoy, sin tiempo para generar dichos requerimientos, queda no mentir a los mexicanos, ya que la propuesta central de Peña para la reforma de Pemex es permitir la inversión privada, que no resuelve el problema; en lugar de recurrir al aprendizaje de experiencias anteriores y como señala Rogelio Montemayor Seguy, “tampoco podemos justificar la inversión privada bajo el argumento de que hay tecnologías que Pemex no conoce, pues estas tecnologías existen y se pueden adquirir en el mercado”. Puntualiza: Si la inversión privada en Pemex es necesaria, su justificación no está en la falta de recursos o tecnología, sino en el riesgo. Y concluye: Pemex debe contar con flexibilidad para asociarse con inversión privada donde convenga a Pemex, acorde a la estrategia nacional. Se gana al absorber menor riesgo. ■

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